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—      Usted en verdad aprende muy rápido — día nuevo y Jisung estaba sentando junto a la azabache en la sala.
 
—      ¿En serio lo crees? ¡Ya quiero poder hacerle ropa a Min Min! — el rubio admiraba el gran amor que tenia la omega por su hijo, aunque lo que no sabía era sobre si ella estaba casada.
 
—      Habla mucho de su hijo, eso es adorable, disculpe por preguntar, ¿pero y su alfa? — intentó sonar prudente.
 
Ella se levantó dejando su taza de café sobre la mesa, pero volviendo con un algunas fotografías enmarcadas.
 
—      Era muy guapo, ¿verdad? — sonrió con melancolía y suspiró.
 
—      Mi minmin es el claro rostro de su padre, Kento, lo conocí en Japón. Tiene su personalidad y ese carisma que lo distinguía — el menor ojeaba las fotografías, el parecido era muy grande, desde la sonrisa hasta como era el brillo en sus miradas.
 
—      Ahora salgo con una alfa, pero cuando él falleció Min solo tenía cinco años, entonces no lo recuerda tanto como yo — volvió a colocar las fotos sobre la mesa, para que luego bajara el rey de Roma por la escalera.
 
—      Mamá, me llamó Jeongyeon, dice que quiere verte en su heladería — y como una adolescente emocionada corrió en busca de su bolso.
 
—      ¡Adiós mis amores! ¡Atiende a la visita Minho! — los chicos rieron cuando ella abandonó el lugar.
 
—      En realidad nadie la llamó, pero se que ella suele ser un poquito intensa — pronunció el castaño para luego acostarse en el otro sofá.
 
—      Ella es muy tierna, me recuerda a mi hermana — sonrió levemente y empezó a guardar sus cosas.
 
—      ¿Tienes una familia muy grande? — el más alto seguía mirando el techo, pero lo escuchaba con mucha atención.
 
—      Mi familia externa es muy grande, muchos tíos y primos, pero nosotros solo somos cuatro, mis padres, mi hermana y yo — hizo el ademán de levantarse, pero al cargar la caja su mano volvió a flaquear.
 
—      Te dije que tuvieras cuidado, mejor acompáñame — se levantó del sofá y guió al menor hasta la cocina, donde había un pequeño comedor.
 
—      Mi mejor amigo los hornea, son deliciosos — cuando Jisung se sentó, Lee le sirvió un trozo de brownie con un vaso de leche.
 
El dulce sabor del chocolate parecía derretirse en su paladar, hacía bailar a cada una de sus papilas y se fundía hasta llegar a lo más profundo de su alma.
 
—      ¡Es el mejor brownie que he probado en mi vida! — el chico frente a él lo miraba embobado, apoyando su rostro sobre la palma de su mano.
 
 
—      Si quieres puedes llevarle un poco a la señora Han, tengo muchos — esa nueva faceta amable del alfa le agradaba y le asustaba un poco.
 
—      Gracias, de todas maneras es hora de que me vaya — tomó los trastes que ensució y aunque el alfa le dijo que no era necesario los lavó.
 
—      Te acompaño — se le adelantó al omega y cargó la caja, para él no era tan pesada.
 
—      Esta bien, solo esta vez — le ayudó a salir y aunque fue corto el trayecto, la compañía era muy acogedora.
 
—      Se me quedaron mis llaves — el rubio no las encontró en su bolsillo, por lo que tocó.
 
—      Hannie, no debes llegar tan tarde a casa aunque sea al frente — Hyuna lo regañó en cuanto abrió la puerta, pero Ignoró a quien lo acompañaba.
 
—      Mucho gusto, Soy su vecino Lee Minho — bajó la caja e hizo una reverencia.
 
—      Le traje este pequeño obsequio por la ayuda de Jisung — los estiró hacia ella y los recibió, el rubio miraba atónito al mayor.
 
—      Eres muy amable joven, saluda a tu madre por mí, que venga un día de estos a tomar el té — y le sonrió
 
—      Así será, Me retiro, tengan una buena noche — antes de irse, le guiñó el ojo a Jisung sin que su madre se diera cuenta.
 
Y claro, él también podía usar esa estrategia

¡𝚞𝚙𝚜! 𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝙷𝚒𝚕𝚘 𝚜𝚎 𝚝𝚎𝚓𝚒𝚘́ ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora