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Ambos miraban algún punto que hiciera que no tuvieran contacto visual, pero no era del todo incómodo.

—      ¿Cómo siguió tu mano? — no conectó con sus ojos, observaba la venda que cubría la muñeca ajena.
 
—      El dolor no se quiere ir, pero tus masajes de ese día lograron reducirlo — un pequeño flashback llegó a su mente, lo que hizo que sonriera para sí mismo.
 
—      Para la bella pareja, un helado para dos — una mesera se acercó y dejó el plato para ambos sobre la mesa, recibiendo miradas confundidas.
 
—      Nosotros no ordenamos esto — aclaró el castaño, pero ella solo rió y se alejó de la mesa.
 
—      Ya entendí todo esto — una risa sarcástica salió del alfa, mientras Jisung lo miraba con obviedad.
 
—      Eres muy lento Lee — el contrario iba a reclamar, hasta que recordó.
 
—      Conozco una salida, es tu decisión seguirme o no — se percató de no tener a las mujeres cerca para realizar su plan.
 
—       ¡Chris! Come here — uno de los camareros que limpiaba la mesa vacía a su lado  levantó la mirada.
 
—      No me metas en problemas Min- — se detuvo en cuanto vio que estaba acompañado.
 
—      Ayudamos a escapar de nuestras madres, confío en ti — le metió con cuidado un billete en su delantal.
 
—      Pero nada de decirle esto a mi jefa, deja voy y las distraigo, tú con confianza— guardó bien el dinero y cómo dijo, fue con ellas.
 
El rato pasó, así que estaban seguros de que ya sería el momento perfecto para irse.
 
Ambos pasaron lentamente por el mostrador, los demás clientes los veían raro, pero al menos eran libres.
 
—      Gracias Chan, siempre confié en ti — y la señora Lee le entregó mucho más de lo que su hijo le dio.
 
Ambas los miraban desde las cámaras de seguridad, un empujoncito fue suficiente.
 
—      Yo ya no estoy para estas tonterías, yo no quiero una pareja, no debería estar en esta situación — ya estando a fuera, el omega daba pasos largos y fuertes, tanto que parecía que la ira se lo llevaría volando.
 
—      Yo no sabía de esto, te juro que no haría algo que pudiera incomodarte — pero él rubio no escuchaba.
 
—      De tantos alfas en este jodido mundo, ¿por qué tú? — y el más alto lo seguía sin protestar.
 
—      Jisung —
 
—      Ya no quiero otra cita, ni siquiera se si esto era una cita —
 
—      Jisung —
 
—      ¡No volveré a darle clases a tu madre! No quiero que controlen mas mi vida —
 
—      Jisung, estamos en el río Han — y lo tomó del hombro.
 
No se había dado cuenta lo mucho que caminaron hasta ese punto.
 
—      Se que no soy el alfa perfecto, pero al menos deja que este idiota te invite a comer algo, pero cálmate — el menor bufó, pero aceptó.
 
—      Ahora Han, siéntate junto al río Han, iré por Hanburguesas y pollo frito — y ese tonto juego de palabras fue lo suficientemente fuerte como para romper la barrera enojona del omega
 
 

¡𝚞𝚙𝚜! 𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝙷𝚒𝚕𝚘 𝚜𝚎 𝚝𝚎𝚓𝚒𝚘́ ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora