15🧶

18 3 0
                                    

Los primeros días con la férula no fueron tan difíciles, aunque habían ratos donde lloraba y añoraba el poder tejer.

Nayeon sabía de su estado de salud, sin embargo el mayor no se había aparecido desde su cumpleaños y había cortado comunicación con el menor de un día para otro.

Al menos alguien si se interesaba por él, alguien que el amaba mucho y que lo acompañaría en su tristeza.

— Soonie ~ bebé ~ — lo acarició con la mano izquierda, el felino ronroneaba al sentir el olor tan dulce del omega.


— ¿Por qué tu amo no puede ser más como tú? Te preocupas por mi, me haces compañía y al menos te das cuenta de que existo —

— ¿Yo no hago nada de eso? — escuchó tras suyo, el alfa había salido a perseguir al gatito que había escapado.

— Hola Min- —

— Responde, ¿Te he tratado tan mal como dices? — su tono era firme y frío.

— Es que — titubeó

— ¿Es que qué? Me he preocupado por ti, te he cuidado tu mano, vine a verte durante el tiempo que no fuiste para saber si estabas bien y pareció no importarte — el olor del mayor en vez de ser cálido ahora era amargo y fuerte.

— ¿Preocuparse por mí es olvidarme? Me pides que te tome en serio cuando me dejas de lado — dejó al felino en el suelo y se incorporó a su altura.

— ¿Preocuparse por mí es que juegues conmigo cuando hay alguien más? Estuve toda esa maldita semana haciendo un regalo para ti, ¿Sabes para qué? Para que no me hablaras, para que olvidaras ese día que yo estaba ahí y que ni siquiera me hayas saludado — sus ojos picaban y estaban ya algo mojados.

— Por estar malditamente enamorado de ti me pasó esto — y levantó su mano con la férula.

— Te odio — en su porche tenía la caja con sus lanas, entre ellas todavía tenía el obsequio que le había querido dar al alfa.

— Llévatelo, ya no lo necesito — lo colocó en las manos del contrario y entró a su casa cerrando de un portazo, dejando sin palabras al mayor.

Mientras el alfa aún lo procesaba, el menor lloraba con su omega tras la puerta.

🧶🪡

El alfa en su cuarto rompía el papel de regalo con intriga, su lobo estaba feliz cuando una ola de ese olor dulce salió del empaque.

Había dos suéteres tejidos por el omega, uno era más grande que él otro, con un gatito bordado de color café y un corazón.

El otro era más pequeño, pero con uno blanco, eran para una pareja.

¿Cómo estas Min? Obviamente sé que ya abriste mi regalo, no me viste estos días porque estaba concentrado en dejar mi corazón en él.

Te tomo en serio, tan en serio que nosotros queremos estar contigo, ustedes.

Me enamoré de tu forma tan tonta y tierna de ser, de cómo me haces bromas y me haces enojar, de las veces que haces lo que puedes para alegrarme y hacer que mi lado frío se fuera contigo.

Quiero estar en tu vida, de la forma más cursi y ridícula, ¿me dejarías ser tu novio?


— Metiste las de caminar — le dijo la azabache en la puerta.

— P-pensé que no le importaba — abrazó la prenda buscando ese aroma que tanto amaba con desesperación.

— Y no creo que esto te haga sentir mejor, pero Hyuna me dijo que Han no podrá usar su mano durante un tiempo, puede perder la movilidad si no hace las cosas cómo le pide el doctor — se sentó junto a su hijo y observó las prendas.

— Se nota que te quiere — abrazó a su hijo para calmarlo.

— ¿ Por qué no lo buscaste Min? Él siempre ha querido hacer las cosas bien contigo —

— P-pensé que si lo alejaba podría darse cuenta que estoy loco —

— ¿Loco? —

— Por él, porque ahora los dos queremos estar con él — se escondió en el pecho de su mamá mientras abrazaba el suéter.

— Entonces lo recuperaremos, pero debes estar seguro de lo que haremos — y el contrario asintió

Recupéralo,  Mintonto

— Lo haré Hoe, no lo dudes —

¡𝚞𝚙𝚜! 𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝙷𝚒𝚕𝚘 𝚜𝚎 𝚝𝚎𝚓𝚒𝚘́ ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora