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Después de tanto meditarlo, Jisung concluyó que la señora Lee no había hecho nada con mala intención, pero sí que ella estaba tramando algo más.

Se quedó observando el porche de sus vecinos cuando se dirigía a dar la clase de ese día, Soonie salía por la puerta de las mascotas y en cuanto lo vió se acercó emitiendo suaves maullidos.

—      Tanto tiempo sin verte~ — Han lo cargó y acarició su lomo embobado, no tuvo la necesidad de abrir la puerta porque la omega ya lo estaba esperando.
 
—      Cariño~, apúrate porque hice un cheesecake de fresa increíble — el rubio le sonrió y junto al minino entraron al acogedor hogar.
 
—      Por cierto, Minho está arriba, si quieres puedes llevarle un poco — Acomodó un par de trozos sobre los platos y los puso sobre una bandeja.
 
Quería negarse, pero no perdía nada con ayudar. Bajó al felino y subió las escaleras  con la comida mientras intentaba procesar lo que le diría con exactitud.
 
Al llegar observó una puerta azul cielo con un par de stickers de gatitos y lunas en ella, la cual ya estaba entre abierta.
 
Cuando entró se sorprendió de lo ordenado que podía ser el alfa, tampoco pasó desapercibido aquel golpe de olor a avellanas y maderas que recibió.
 
La habitación estaba vacía, Soonie le siguió y se Acomodó sobre la almohada en la cama.
 
—      ¡ Ma! ¿Haz visto mis cremas humectantes? — el castaño entró con una bata de conejito que cubría su cuerpo de recién salido de la ducha, su fleco era tomado por una pequeña liga y su rostro estaba totalmente cubierto por una mascarilla verde.
 
—      ¿Minho? — Han observaba con gracia la escena, pero Minho quería que se lo tragara la tierra.
 
—      No digas nada, así como me ves de guapo y atlético también sé como cuidarme — y cayó en cuenta.
 
—      ¿Qué haces en mi cuarto? — el contrario con una media sonrisa señaló la bandeja con los postres, los ojos del alfa se iluminaron.
 
Se sentó en el borde de su cama, no sin antes acercar la silla de su escritorio para que Jisung tomara asiento.
 
—      No he visto a alfas ponerse mascarillas, siempre dicen que es algo muy poco varonil — recordaba como varias veces su papá se negaba cuando se lo ofrecía.
 
—      Mamá siempre cuida mucho su piel, así que me enseñó desde que era cachorro — abrió el cajón de su mesita de noche y sacó una mascarilla en crema junto a una pequeña espátula.
 
—      Ahora dejarás que el “spa Lee” te atienda — lo tomó de la mano y lo llevó hasta el espejo del baño.
 
—      Primero limpiaré tu rostro — con un pañuelo húmedo acarició el rostro del rubio, pasándolo con delicadeza sobre su frente hasta llegar a sus mejillas, en donde se distrajo por unos segundos.
 
—      ¿Y-y después? — preguntó el más bajo
 
—      Empiezas una guerra — con la espátula tomó una buena cantidad de la mascarilla y la embarró en su mejilla.
 
—      ¡Eres un idiota! —
 
—      Pero con una buena piel —
 
—      Bueno, eso sí — ambos jugaban a mancharse mientras eran espiados por Nayeon desde detrás de la puerta.
 
 
🧶🪡
 
Ya Han estaba en casa, le servía a su madre el trozo que le mandó su vecina/amiga como regalo.

—      ¿Cómo te fue con Min? — ella tomaba una taza de café mientras analizaba sus movimientos.
 
—      Uhm, me recibió el postre y luego se encerró en su cuarto, fue muy aburrido, sólo que me quedé un rato en el balcón con el gato — intentó sonar lo más neutral.
 
—      Iré a mi cuarto, debo ordenar un poco — le besó la mejilla y corrió por las escaleras.
 
1…2…3…
 
—      Ya te conté todo lo que pasó, pero Minho me lo negó —
 
 
—      A mi igual, hay que tomar una medida desesperada —
 
—      Y ya sé cual, tú déjamelo a mí — ambas compartieron una risa cómplice.
 
En el amor y la guerra, manipular las cosas siempre servía.

¡𝚞𝚙𝚜! 𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝙷𝚒𝚕𝚘 𝚜𝚎 𝚝𝚎𝚓𝚒𝚘́ ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora