Kaeya #2

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Casi por arte de magia y una buena jugada del destino, al día siguiente Azul despertó con fiebre y dolor de cabeza, Diluc la retuvo y no le costó mucho convencerla de no ir al trabajo.

La chica mandó una carta a Kaeya explicando la situación y que se ausentaría hasta que se recuperara, Kaeya simplemente arrugó el pedazo de papel y lo lanzó a otro lado, no podía creer que ella simplemente se hubiera ido así. No después de que se resistió tanto a ella, a su olor, sus ojos, su cabello y su forma de ser, esta vez no había vuelta atrás, solo estaba esperando a que volviera.

A los 4 días Azul ya estaba casi curada al 100, ella vivía con Diluc y los últimos días él no se había presentado mucho, decidió ir a la taberna por la noche para ayudarlo en agradecimiento por haberla cuidado los días pasados.

-Buenas noches Marina- saludó la rubia a la nueva empleada del obsequio del Ángel, la tensión entre Diluc y Marina era notable a kilómetros- Descansa un poco, me haré cargo por ahora.

-M-muchas gracias señorita Azul- La peli negra corrió al cuarto de servicio mientras ella observaba cómo Diluc no le quitaba los ojos de encima.

-Dale un descanso a la pobre, la asustas mucho- Azul sonrió mientras se acercaba a abrazar al pelirrojo- Vine a recompensarte y agradecerte por haberme cuidado, creo que tanto trabajo hizo que me enfermara de esa forma, lo siento.

-Te dije que no quería que discutiéramos a Marina- Diluc resopló mientras se cruzaba de brazos- Es mejor que te vayas, si alguien te ve aquí te mandarán al trabajo de inmediato.

Diluc y Azul no pudieron terminar ya que Kaeya entró al bar, sus ojos se toparon con los de Azul y este sonrió cínicamente.

-Buenas noches querida Azulita- Kaeya se sentó frente a ellos mientras Diluc rodeaba los ojos y entraba al cuarto de servicio por más vino, lo que la rubia menos quería era quedarse a solas con él- Estás muy guapa hoy, te ves tan sana como siempre, preséntate mañana a primera hora en mi oficina.

Aunque hablaba con una sonrisa, su voz salía seca y amenazante, Azul sentía que las manos le hormigueaban y solo asintió mientras se daba la vuelta y trataba de calmarse. Enseguida salió Diluc y pudo darse cuenta de que la rubia estaba temblando.

-Ve a casa, no estás bien- Kaeya miraba atento y con bastante amargura la pequeña escena entre ellos, Diluc la sostenía de los hombros mientras buscaba la mirada de Azul, y ella asentía mientras lo abrazaba- Las mucamas van a atenderte.

Azul salió del lugar, dejando a Kaeya con un sentimiento desagradable en el pecho, este aplaudió frente al pelirrojo- Vaya, cada vez estás más cerca de casarte con ella- Diluc levantó una ceja mientras miraba a su hermanastro- Antes de que digas otra cosa, mañana tiene que regresar a mi oficina, si no lo hace la echaré y no creo que quieras eso. Por más que odies nuestro trabajo sabes lo duro que entrenó para poder entrar-

Kaeya se dió la vuelta y salió, Diluc pensó en ir tras él pero en su lugar no hizo nada. La situación si lo ponía de malas, pero pensó que era algo que tenía que ver con él y no con Azul.

A la mañana siguiente el moreno entró con aires de grandeza al recinto laboral, se dirigió a su oficina y al abrir la puerta su sonrisa solo se engrandeció más. Frente a él se encontraba la rubia limpiando su escritorio y ordenando los papeles desordenados.

-Buenos días Capitán- Azul hizo su pequeña reverencia y se sentó en su escritorio-

-Buenos días guapa- Kaeya se sentó y estiró sus piernas sobre el escritorio- Se te vendrán a tomar medidas para el nuevo uniforme, pórtate bien- Azul asintió aunque tenía demasiadas dudas.

Al poco rato entraron dos personas que le tomaron medidas a la chica y le entregaron su nuevo uniforme, Kaeya observaba como siempre con una pizca de diversión en la cara.

Genshin impact one shots +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora