Alfas. (Editado)

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JK



Aquello era imposible.

Sentía estar en una nube de confusión, miraba de un lado a otro parpadeando, desconcertado, tratando de procesar la poca información que mi cerebro emitió, mi lobo se inquietó poniéndose en alerta.

Esa mirada de desprecio que tenía la castaña ya la conocía y podría jurar que se contenía de cometer alguna estupidez.

Tan rápido como me recompuse estuve de pie entre la castaña y Jimin.

—¡Detente!—. Advertí.

Su expresión fue suficiente para mirar al rededor, tal vez dándose cuenta en donde estaba soltando feromonas tan amargas. La mayoría a nuestro alrededor tenía el picor tratando de carraspear.

—Y-yo... —. Tartamudeo mirando a su alrededor— El... no es mi hermano. Lo juro—. Dijo negando una y otra vez con la cabeza.

Fruncí el ceño indignado, ¿cómo se atrevía a negar a su propio hermano? ¿A quién cree que está engañando? Evite las miradas divertidas de Taehyung y Yoongi, di media vuelta esperando encontrarme con Jimin, pero este ya estaba a unos metros de mí. No es un buen momento y agradecí que hobi lo alejara.

—Iré—. Me corregí—. Iremos.

Saliendo de su nube ficticia, la castaña volvió a mirarme con una sonrisa. ¿Puedes ser más tonta?

Tal vez la alfa lo sea, pero las dos miradas divertidas que siento en mi rostro sé que recrean una macabra idea y no puedo estar más de acuerdo con ello.





































JM

























La entendía. Quien querría a un hermano ciego. No te culpo, sin embargo, porque me sigue doliendo.

¿En qué punto de esta triste historia mal contada dejaré de sentir?

Tantos años de desprecio y aún la herida sigue sangrando. Quiero dejarme ir para no sentir, yo quisiera ser normal y no avergonzarte, pero no puedo, en realidad jamás podré.

—Minie... hey no llores, no más—. hobi detuvo nuestros pasos para estrecharme entre sus brazos.

En qué momento las lágrimas bajan sin mi permiso, no puedo controlarlo, mis emociones son absurdas. Sigo sintiéndome un niño pequeño en busca de arrullos. Sigo dependiendo de un maldito bastón, soy tan inútil.

Mi lobo, mi omega, me repite una y otra vez que no es nuestra culpa, se disculpa por llegar tarde. Yo, por el contrario, veo una luz al final de un túnel.

Los consuelos de Hobi siempre me han funcionado, pero porque mi subconsciente exige algo más. Porque mi lobo aúlla llamando por algo que jamás tendremos.

Al llegar a casa me recibe el olor agrio que a menudo temo, es cuando me doy cuenta de que estoy sobre la gruesa alfombra del televisor, arrodillado, recibiendo cinturón tras cinturón, me está doliendo, la hebilla siempre se aferra a mi cuerpo, siento mi ropa mojarse, mis lágrimas caen, pero no pido que pare, solo espero que esto termine, una herida más no hará diferencia. Mi estómago arde, toso gimiendo de dolor al sentir el hierro en mis pupilas gustativas.

Papá, ¿tanto me odias?

Un día malo para mi padre, un día de castigo para mí.

—Lo siento—. Susurro entre gemidos lastimeros.

Se detiene un momento, escucho su respiración entrecortada. Está cansado, cansado de saciar su frustración conmigo.

—¡Lárgate!—. Grita.

Gateo lo más rápido que puedo al sentir los escalones, trato de ponerme en pie, duele, duele como el infierno.

Los días en el aula hoy los puedo llamar, ¿tranquilos?, no me quejo, ya que los abusos cesaron, ahora siento una sombra detrás de mí persiguiéndome a cada segundo. ¿Hobi puede darse cuenta?

Estoy aterrado con la amabilidad de los dos alfas que más daño han hecho, no es por mí, es por Hobi quienes hacen todo esto.

Estamos sentados en el pasto degustando unas manzanas cuando ese par de alfas hicieron que cada mordiscó sea agrio.

—No, sus aromas me desagradan.—. Dice hobi exasperante.

El ambiente se ha vuelto de un momento a otro tensó, por lo que me encojo lentamente ¿Qué tratan de hacer, porque tanta amabilidad por mi amigo? Estoy tratando de procesar, pero me es difícil.

—Soy Hoseok para los dos. Tengo alfa por último—. Dice en tono orgulloso.

Y eso es todo para que unos fuertes gruñidos me hagan brincar en mi lugar. Agacho la cabeza por inercia esperando un golpe.

—Podrán gruñir todo lo que desean y eso jamás cambiará. Ahora lárguense.

Me tensó cuando siento mi muñeca jalar, rápido bajo la guardia al sentir a Hobi maldecir por lo bajo.

—¿por qué les mentiste?—. Digo detenido nuestro paso.

—¿qué podría decirles? Ellos... Te hicieron daño, no deseo a un alfa de esa calaña, eso jamás, Jimin.

Bueno, ahora que le conté todo, debía suponer que estaría más sobre protector.

—Pero y si alguno es tu alfa predestinado.—. Digo apenado.

—Jimin, jamás te he mentido, no sé lo que siento—. Dice tomando mi mano posicionándola sobre su pecho—. Justo acá tengo un debate. Mi lobo creo que es defectuoso porque.—. Se detiene suspirando pesadamente—. Él... Cada vez que los ve, repite una y otra vez "Alfas"—. Dice haciendo enfatícese a la última palabra.

Frunzo mi ceño al no comprender, "¿Alfas"? Repite mi subconsciente.

Escucho su respiración acelerada, me abraza con fuerza repitiendo una y otra vez;

—Estoy defectuoso, quiero ambos, mi lobo los reclama como suyos.

Ahora todo tiene sentido.
































———

𝐔𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 𝐚 𝐜𝐢𝐞𝐠𝐚𝐬. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora