Un "No" persistente. (Editado)

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JK

Era común entender que la pregunta le tomo por sorpresa, pero existía un toque de emoción que pude percibir. Aun cuando su respuesta me dejó un dolor en el pecho prolongado, sé que no podría desistir, no con Jimin. Me reprendía el último mes por ser tan impulsivo, luego pude notar los cambio. Mi bonito estaba diferente, más comunicativo, no podía tener las manos quitas sin tocarme el rostro y mentiría si negara que no me gustaba, pero su silencio me mataba en esos momentos. Desde el último beso hubo ciertamente otros roces, solo toques suaves, los roces de nuestras manos unidas no podía faltar.

Luego estaba su constante necesidad de ser marcado con mi aroma, dejar su marca en mí. Eran esos pequeños detalles los cuales me hacían entender que por más "no" que reciba, seguiría intentado.

—¿vamos?—. Le tomé la muñeca avanzando hacia el muelle—. Te dije que te gustaría.

Jimin río, como nunca antes lo había hecho, me sentía orgulloso saber que era yo quien provocaba esas sonrisas. Esa calma. Habíamos venido a la playa luego de las fiestas, mi casa era un absoluto silencio.

—Está caliente—. Hizo un puchero al tocar la arena.

—¡qué consentido!—. Dije alzándolo entre mis brazos—. Solo debiste decir que te cargara, Bonito manipulador.

Enterró su rostro en mi cuello y escuché otra risita, de esas traviesas.

—Te consiento demasiado, creo—. Dije siguiendo el camino hacia la orilla.

—No me quejo—. Río más fuerte.

Negué con la cabeza ante la diversión, pero de un momento a otro me tensé sin pensarlo.

—Oye bonito—. Jadee—. No hagas eso—. Pronuncie tragando el nudo en mi garganta fuerte. Jimin estaba dejando besos por mi cuello y todos eran húmedos. Alguien abajo despertaría en cualquier momento y no puedo controlarlo.

—¿por qué?—. Ronroneo—. ¿No te gusta?—. Salió de su escondite con el ceño levemente fruncido.

Bufé, en respuesta, me parecía gracioso que no sepa las sensaciones que causa.

—Me gusta, claro—. Ironicé— pero alguien abajo le gusta más.

Mire su rostro pasar por un sin fin de expresiones hasta quedar tan rojo como nunca. Se ha deshabilitado entre mis brazos bajando bruscamente para caer de pompa sobra la arena, menos mal ya estábamos en la orilla.

—¡no me dolió!—. Exclamó quejándose.

Reí un poco fuerte para sentarme junto a él, definitivamente el ambiente era acogedor, la brisa estaba en calma haciendo el día perfecto.

Nos quedamos en silencio por mucho tiempo, pero nuestras manos ya estaban unidas. La sonrisa de Jimin seguía allí sin intenciones de irse y por más ganas que tenía de mirar lo hermoso que es el mar, mis ojos no apartaban la mirada de su perfil, de todo su rostro. Cada día me convencía más que Jimin era maravilloso, era perfecto en todos los sentidos. No existía ya palabras para describirlo. Mis latidos se ponían frenéticos al mirarlo.

—¿es hermoso?—. Pregunto.

—Lo es—. Sonreí asintiendo como un total enamorado—. Eres hermoso.

𝐔𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 𝐚 𝐜𝐢𝐞𝐠𝐚𝐬. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora