JK
La corbata apretaba entre más jalaba de ella, llevaba dos semanas soportando incomodidad, me repetía una y otra vez que esto pasaría, ¿no? Tenía lo que siempre quise, estar con Jimin, ¿pero porque las punzadas ni el malestar se disiparon? En este poco tiempo aprendí a guardar mis emociones y tratar de que nada logre afecto, sin embargo, en cualquier momento temía que todo explote, no quería hacerle sentir lo jodido y podrido que me estaba consumiendo.
—Jungkook...—. Lo que me faltaba, su tercera vez, sin entender que no lo quería más acá.
—¿quién te dejo pasar?—. Pregunté molesto, frotando mis dedos en el puente de nariz. Debía contratar rápido un nuevo asistente.
—Déjame volver por favor...—. Dijo acercándose desesperado—. Jungkook, llevamos tres años juntos...
—¿Juntos?—. Fruncí el ceño—. Juntos trabajando, siendo amigos, pero bien te has encargado de Joderlo cuando te has metido con mi omega.
—¡Él no es tu omega!
Rodé los ojos.
Suspire, frustrado, cuantas veces más tendría que repetirle para que esa cabeza suya entendiera.
—No más amistad, no más trabajo. No deseo más de ti Yunseo.
—Puedo darte mucho más...—. Estaba sollozando, sus hipidos iban en aumento, pero eso no me detuvo para sentir pena—. Si tan solo me hubieras elegido a mí...
—Yunseo por favor retirarte, tengo mucho trabajo que hacer y venir acá a rogar me parece patético, recoge la poca dignidad que te queda y vete. Espero encuentres a alguien que te haga sentir vivo como Jimin lo hace conmigo.
Apretó los ojos en un sollozo bajo, agachando la cabeza. Tal vez le duela mis palabras, pero algún día lo entenderá.
Tire de mi corbata una vez más, ahora las punzadas en mis dedos se extendían mucho más. Trate de estirarme en mi silla, nada resultaba cómodo. Yunseo seguía en una esquina hipando, sin embargo, nada de eso me producía algo, necesitaba que se retire y yo acabar con estas últimas cosas para ir a los brazos de mi omega, de tan solo pensarlo o decirlo mi cuerpo se recomponía. Jimin, mi omega... mi lobo aullaba, ¡mi omega! Por la luna, no me la creía.
Estuve por hablar pedirle y otra vez que se retire, pero ciertas emociones de timidez con felicidad llegaron abarcando todo mi pecho. Jimin estaba aquí, al mirar hacia la puerta, unos pequeños y ligeros toques me lo hicieron saber. De pronto me sentí aterrado con Yunseo expectante mirando hacia la puerta, me puse de pie rápido y casi corrí para recibirlo, vi mi reloj y ya eran casi las seis, siempre llegaban mi Bonito y la pulga a recogerme.
—Bonito—. Dije mientras lo envolvía en un abrazo.
—Hola, Jungkookie—. Sus palabras me derritieron, jamás había amado tanto un apodo—. Hemos venido por ti, Soonie dice que le prometiste un helado hoy.
—Tío ratakook pometio un helado a Soonie...—. Dijo la pulga haciendo que quiera hacerle cosquillas por insolente, había encontrado más parecido en una rata que en un conejo. Eso me mantuvo ofendido por varios días con ambos.
—Pequeña pulga... me las vas a pagar.
—Sonnie no tene pieata—. Se burló sacándome la lengua...
—¡Pulga del demoni...!
—Kookie...—. Todo mi cuerpo se puso rígido al ver a mi omega con la pulga frunciendo el ceño, lo tierno quedó al un lado al escuchar a la pulga gruñir.
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𝐔𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 𝐚 𝐜𝐢𝐞𝐠𝐚𝐬. ©
RandomPrimer libro de: DESTINOS (1) Un omega con discapacidad desdichado en su familia y todo a su alrededor aprenderá de la peor manera el valor de "omega ciego" Con voluntad y esperanza emprende cada día los obstáculos que le depara. Para su mala suer...