COMIENZO DE LA TRAVESÍA

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Narra Susan

-Tengo entendido que queréis hacerme una petición. Comentó acercándose a nosotros.

-Más bien, plantearos una propuesta. Respondí.

-Tenemos una empresa entre manos y estamos necesitados de barco y tripulación. Explicó Barbosa.

-Mmm... que extraña coincidencia... Murmuró Sao Feng, rascándose su cabeza.

-¿Tenéis un barco y una tripulación que no necesitáis? Cuestionó de pronto Elizabeth, interviniendo de forma irrespetuosa.

-Guarda silencio. No tienes experiencia en estos tratos. Susurré molesta.

-No. Es que hoy mismo, no muy lejos de aquí, un ladrón se ha introducido en el templo de mi tío más venerado y ha intentado hacerse con esto. Las cartas de navegación, la ruta hacia la puerta más lejana ¿No creéis que sería increíble que está empresa vuestra os llevara a un mundo que hay más allá? Señaló Sao Feng, agarrando las cartas de navegación para después lanzársela a uno de sus hombres.

-Eso sería una increíble coincidencia. Opinó Barbosa.

De pronto, unos hombres sacaron de una de las aguas termales a un hombre que estaba sumergido en ellas y atado a un trozo de madera por las manos: Will.

-Este es el ladrón. Su rostro no os sonará, ¿verdad? Preguntó a lo que los tres negamos con la cabeza.

-Entonces, supongo que ya no lo va a necesitar. Observó con una estaca en la mano.

-Su vida no tiene valor alguno. Comenté con simpleza. Cuando Sao Feng hizo como si le fuera a clavar la estaca, Elizabeth exclamó un "no" asustada. En ese instante, me pregunté como era posible que a veces fuera capaz de fingir tanto y ahora ni siquiera podía mostrar un falso desinterés.

Esto enfureció al pirata. -Venís a mi ciudad y traicionáis mi hospitalidad. Dijo molesto.

-Sao Feng, le aseguro que no tenía ni idea... Barbosa intentó excusarse, pero le fue imposible.

-¡¿De qué lo atraparían?! Vuestra idea es intentar llegar al reino de David Jones. Pero no puedo evitar preguntarme el porqué. Interrumpió Sao Feng. 

Lancé en un breve movimiento el real de a ocho hacia el señor de Singapur, quien lo atrapó pudiendo así escuchar la vibración de este y lo que eso conlleva.

-Ya han entonado la canción, se avecina el momento. Cientos de vidas fueron arrebatadas de aquellos que llevaban nuestro nombre con honor. Afirmé viendo como la expresión de su rostro pasaba de ira a preocupación.

-Debemos convocar la asamblea de hermanos. Como uno de los nueve señores de la piratería,  debéis responder a la llamada. Comentó Barbosa.

-Todas nuestras cabezas tienen precio. Observó Sao Feng.

-Así es. Contestó el otro capitán.

-Desde luego, parece que el único modo que tiene un pirata de obtener beneficios es traicionando a otros piratas. Dijo Sao Feng mirando a Will.

Barbosa decidió intervenir -Sería hora de dejar nuestras diferencias a un lado. La primera asamblea de hermanos nos proporcionó el gobierno de los mares. Pero ahora, Lord Cutler Bekett está desafiando ese gobierno.

-Ante la compañía de las indias orientales, ¿qué fuerza tiene la asamblea de hermanos? ¿Qué puede hacer ninguno de nosotros?  Cuestionó el pirata.

Piratas del Caribe: En el Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora