Singapur
Narra Susan3 meses. Ese era el tiempo que había transcurrido desde la muerte de Jack. Durante este tiempo, nos dedicamos principalmente a idear un plan para conseguir un barco y una tripulación. Además de huir de Beckett e intentar ponernos en contacto con los hermanos de la piratería.
Era hora de reunirse. Por ello, me encontraba en Singapur para hablar con el pirata señor de Singapur:Sao Feng. Viajamos haciendo un trato con unos mercaderes que necesitaban consejos de navegación. Pero una vez llegáramos a Singapur, volvíamos a necesitar un navío.
Ideé mi propio plan acorde a los planes que teníamos Jack y yo antes de la aparición de Jones. Esta vez no iba a permitir que nadie se interpusiera.
Pensaba en todo esto mientras me colocaba mis altas botas negras de tacón. Observando fijamente la cicatriz existente desde mi tobillo hasta mi gemelo que se había quedado tras el ataque de ese maldito calamar. Una línea blanca trazando mi piel, provocando que el pasado me siguiera atormentando.
-Es la hora. Afirmó Barbosa una vez salí del camarote hacia la cubierta, poniéndome mi sombrero negro.
Nos dividimos en varios botes para cumplir cada parte del plan.
Barbosa y yo nos dirigimos al centro de la ciudad a través de los pasadizos para llegar hasta los hombres de Sao Feng y al mismo tiempo esquivar a los soldados de la marina.
Elizabeth era la encargada de llamar la atención de estos hombres, siendo así la distracción. Seguía sintiendo la misma sensación en mi pecho cada vez que la miraba, recordando lo que hizo. Pero debía utilizarla para recuperar a Jack.
Tal y como pensamos, los hombres de Sao Feng encontraron a Elizabeth una vez se bajó del bote al estar cantando la canción. Barbosa y yo nos acercamos con sigilo por detrás de los túneles.
-Una canción muy peligrosa, para alguien que ignora su significado. Especialmente para una mujer, y más aún, para una mujer sola. Dijo amenazante uno de los tres hombres.
-¿Qué os hace pensar que está sola? Cuestionó Barbosa interrumpiendo la conversación y bajando las escaleras al igual que yo para llegar hasta ellos. Haciendo que se giraran en nuestra dirección.
-¿Vos la protegéis? Preguntó el hombre, dándole la espalda a Elizabeth, quien aprovecho para posar un cuchillo sobre el cuello del hombre, inmovilizándolo.
-¿Por qué creéis que necesito protección? Comentó Elizabeth.
-Vuestro señor nos espera. Hice saber al hombre.
-Y una muerte inesperada mancharía nuestra visita. Opinó Barbosa, haciéndole saber a Elizabeth que debía soltar el cuchillo, cosa que hizo a los pocos segundos.
Unos soldados se acercaron, por lo que nos pegamos a las paredes de piedra, intentando no ser vistos. Después, los hombres de Sao Feng nos guiaron hasta su señor por los pasadizos.
Mientras todo esto sucedía, el resto de los nuestros se colaba por debajo de la zona con las armas necesarias y así nos asegurábamos de estar preparados ante cualquier ataque.
-¿Habéis sabido algo de Will? Nos cuestionó Elizabeth, a la par que andábamos hasta el lugar de reunión. Dado que su prometido, si es que seguía siéndolo, era el encargado de robar las cartas de navegación, las cuales nos guiarían al otro mundo.
Lo cierto es, que pueden guiarte a otros lugares. Por ello las necesitaba. Una vez Jack vuelva, estará feliz de saber que las he conseguido, tachando una de las fases del plan. Aunque el resto piensen que ni siquiera sabía de su existencia hasta que Barbosa me lo contó.
-Confiamos en que el joven Turner consiga las cartas de navegación. Y que vos sepáis comportaros en presencia del Capitán Sao Feng. Respondió Barbosa. Personalmente, tenía pocas esperanzas en ambos casos.
Detuve los pasos de Elizabeth al agarrarla firmemente del brazo, asegurándome de hacer presión al ver la expresión en su rostro por el comentario de Barbosa.
-Lo dice enserio, Elizabeth. Comportate, hay mucho en juego. Incluida la vida de tu querido Will. Afirmé con seriedad para luego soltar el agarre y seguir caminando.
-¿Tan aterrador es? Preguntó intentando no mostrar expresión alguna.
-Es como yo. Pero carece de mi carácter compasivo y mi sentido del juego limpio. Contestó Barbosa.
-Desconocía que poseíais tal cosa. Comenté con una sonrisa de lado, causando la risa de Barbosa al mismo tiempo que llegábamos a unas amplias puertas de madera.
En los últimos meses, había conseguido entablar una relación más... cordial con Barbosa. Prefería eso a tener que hablarle de nuevo apropiadamente a Elizabeth.
Las puertas se abrieron, dándonos paso a las aguas termales. Allí se encontraba el pirata señor de Singapur. No sin antes pasar un control de seguridad, donde tuve que dejar mi espada y mi pistola, al igual que Barbosa.
-¿Creéis que por qué es una mujer no sospechamos que pueda traicionarnos? Despojaos, por favor. Cuestionó uno de sus hombres refiriéndose a Elizabeth, a quien no se le había ocurrido dejar algún arma para no levantar sospechas.
Elizabeth comenzó a quitarse las primeras prendas, revelando una gran cantidad de armas de todo tipo. Una vez finalizó, el hombre la frenó de nuevo.
-Despojaos, por favor. Repitió, haciéndole pasar a Elizabeth solo con su camisa, la cual le llegaba por la mitad de los muslos.
-¿Por qué a vosotros no os ha hecho lo mismo? Se quejó Elizabeth, intentando cubrirse mientras atravesábamos el lugar.
-Nosotros somos los capitanes. Tú eres una simple acompañante que ha intentado colar una gran cantidad de armas. Contesté con obviedad sin mirarla.
-Cierto. Además, nadie se atrevería a exigir tales requisitos a la prometida de Sparrow. Todos han oído los rumores sobre su gran puntería con las dagas. Aunque debería decir esposa, dado que así es como te llaman por aquí. Observó Barbosa con gracia.
Así es, muchos creían que Jack y yo ya nos habíamos casado antes de su muerte. Lo cual, por el momento, me beneficiaba.
Finalmente, llegamos a donde se encontraba Sao Feng, esperándonos. Barbosa y yo hicimos una simple reverencia en forma de respeto. Al ver que Elizabeth no la hacía, le golpeé con disimulo en el costado para que imitara nuestra acción.
-Capitán Barbosa, Capitana Sparrow, bienvenidos a Singapur. Dijo el pirata, a lo que asentimos en agradecimiento.
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Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo
Fiksi PenggemarLa tercera parte de la historia de Susan Swann y el Capitán Jack Sparrow. La historia que cuenta como Susan estará dispuesta a ir incluso hasta el fin del mundo con tal de recuperar al hombre al que ama, al hombre por el que lo arriesgó todo sin imp...