LA BATALLA EN NOMBRE PIRATA

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Narra Susan

Una vez conseguimos librarnos de los cangrejos, nos asomamos al borde de la cubierta, buscando algún cambio en el horizonte.

-¿Ya está? Cuestionó Will algo confuso.

-Pues de poca ayuda va a sernos... ¿Ahora qué? Murmuró Pintel.

Barbosa le respondió abatido. -Nada. Nuestra última esperanza ha fallado.

Una ráfaga de viento empujó mi cabello hacia atrás, causándome una sonrisa. -No lo ha hecho. Ella está aquí y actuará muy pronto.

El viento cada vez adquiría mayor fuerza y el cielo empezó a encapotarse. Todos nosotros sabíamos que la guerra cada vez estaba más cerca.

-Esto aún no ha acabado. Me dijo mi hermana.

-Tenemos una batalla que librar. Comentó Will.

La tripulación se mostraba pesimista. -Tenemos enfrente a toda la armada, y con el Holandés no hay nada que hacer.

-Nos queda una posibilidad. Aseguré negándome a rendirme.

-La venganza no os devolverá a vuestro padre, capitanas. Y no es algo por lo que esté dispuesto a morir. Nos dijo Barbosa a nuestras espaldas.

Ambas nos encaramos a él. -Tenéis razón ¿Por qué causa deberíamos morir?  Preguntó Elizabeth antes de subirse al borde de la cubierta sujetándose por un cabo.

-¡Escuchadme todos! ¡Nuestros hermanos nos siguen atentos a lo que hagamos! ¡Esperan que la perla negra les guíe! ¿Y qué van a ver? ¿Unas ratas asustadas en un navío desvencijado? ¡No! ¡Van a ver a hombres libres! ¡Y lo que va a ver el enemigo son los fogonazos de nuestros cañones, va a oír el sonido de nuestros aceros y muy pronto sabrá de lo que somos capaces! Con el sudor de nuestra frente, la fuerza de nuestros hombros y corazones. Alentó mi hermana, tendiéndome la mano para que subiera con ella.

-¡Sentiros orgullosos, honrar el nombre que os identifica! ¡Luchar por su significado! ¡Luchad por eso que tanto anheláis! ¡Por vuestra libertad! ¡Mostrar quienes somos los que nos hacemos llamar piratas y a todos aquellos que murieron por ser como nosotros! ¡Caballeros, izad la bandera! Ordené causando de nuevo la esperanza entre los piratas.

-¡Izad la bandera!

-¡Izad la bandera!

-¡Izad la bandera!

-Sí... ¡Tenemos el viento a favor, es todo lo que necesitamos! ¡Izad la bandera!

Todos alzaron sus espadas dispuestos a entrar en guerra. Los hermanos de la piratería alzaron su bandera en sus respectivos navíos, identificándose como lo que eran, piratas.

La batalla había comenzado. Y ninguno estábamos dispuestos a perderla.

La lluvia no tardó en aparecer, acompañada de un cielo cada vez más negro.

Bajé a cubierta para comenzar a dar las órdenes.

-¡Es un mal augurio! Exclamó Raggeti, refiriéndose a la lluvia.

-¡Ocupaos del cabestrante! ¡Qué no se baje la pólvora y en cuanto os diga ir preparando los cañones! No tardaremos mucho en alcanzarles. Le comenté a Gibbs, quien asintió y siguió con la tarea que le había encomendado.

Entre medio de los dos bandos, apareció un amplio remolino por cortesía de Calipso.

En cuanto me percaté, subí lo más rápido que pude a la zona del timón.

Piratas del Caribe: En el Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora