PEQUEÑAS REVELACIONES

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Narra Susan

Ya llevábamos varios días surcando los mares, siendo guiados por las cartas de navegación. Cambié mi puesto en el timón a Barbosa para dirigirme a la barandilla de la cubierta con mi vista en el movimiento de las aguas.

Una voz me sacó de mis pensamientos. -Cuando Jack regrese, todo mejorará, ¿verdad? Me preguntó Will con melancolía.

-Eso espero. Oh, Will, créeme, tú no fuiste el culpable. No fue lo que tú piensas. Y mucho menos te hagas responsable de tal acto que desconoces. Aquí solo hay una culpable. Le consolé posando una mano en su hombro.

Me quemaba por dentro como Elizabeth se victimizaba de la situación, haciéndole creer a Will que fue su culpa la muerte de Jack y que ella está destrozada por ello. Dado que debéis recordar que Will solo vio el beso de Elizabeth hacia Jack, no el real engaño que hizo su prometida. No solo hacia él, sino hacia toda la gente que creí en algún momento que le importábamos un mínimo. Pero no pude estar más equivocada.

Minutos después de que Will se fuer,a escuché otros pasos distintos aproximándose hacia mi, Elizabeth.

-Podrías habérmelo dicho, lo de tu compromiso. Comentó con cautela, situándose a mi lado.

-Tú también. Yo al menos estaba dispuesta a invitarte a la boda. Respondí sin expresión alguna. No me era necesario mirarla para saber que estaba sorprendida.

-¿Cómo... ?

-¿Cómo crees que he sabido de ti todo este tiempo? A través de los marineros mercantes que van a Port Royal. Les pagaba unos peniques por escuchar los rumores y noticias sobre ti. También gracias a eso pude ir a visitarte. Al ver que Elizabeth no decía una sola palabra, decidí continuar.

-Cuando me enteré de tu boda, pensé que no sabías como contactar conmigo. Por ello, compré informantes para saber si tenías el mínimo deseo de que estuviera el día de tu boda para así volver a Port Royal. Pero no fue así. Sin contar el hecho de que no respondías a ninguna de mis cartas. Elizabeth intentó hablar, pero la interrumpí.

-Además, ¿cuándo querías que te lo contara? ¿Antes o después de qué mataras a mi prometido?

-Eso, eso no es justo Susan, y lo sabes. Yo, yo solo quería pro...

-La vida no es justa, Elizabeth. A estas alturas eres tú la que ya debería saberlo. Finalicé interrumpiéndola de nuevo para comenzar andar hasta el camarote. No me apetecía escuchar sus motivos.

Me serví una copa de Ron justo cuando llamaron a la puerta.

-Sino llevas el apellido Swann, eres bienvenido a pasar. Comenté con gracia, dejando mi sombrero negro sobre la mesa de madera oscura, la cual estaba llena de mapas y cartas.

Tía Dalma entró al lugar. -¡Tía Dalma! ¿Puedo saber que te trae por aquí? Pensé que estarías descansando. Saludé ofreciéndole un vaso de ron.

En el tiempo de la travesía, me había vuelto bastante cercana a Tía Dalma. Sentía que me comprendía mejor que cualquiera de ese navío.

-Venía a ver si la Capitana estaba de humor para hablar. Escuché parte de tu conversación con tu hermana. Contestó aceptando el vaso y sentándose a mi lado.

-Yo no la llamaría así por ahora. Pero te lo agradezco. Respondí con una sonrisa triste para seguido tomar un sorbo de mi ron.

-Piensas en él ,¿cierto? Me preguntó con una corta sonrisa.

-Como no hacerlo. Le contesté con la mirada perdida en mis anillos.

Tras un rato de cómodo silencio, volví hablar. -Lo importante es que traeremos a Jack de vuelta y llevaremos a cabo todos los planes que teníamos pendientes. Agradezco tu ayuda en todo esto. Jack siempre me dijo que si algo ocurría, siempre podía buscar ayuda río arriba.

-Por supuesto. Es lo menos que puedo hacer. Además, conozco a Jack desde hace demasiado tiempo.

-Desde la primera asamblea. Jack me lo contó. Me contó como te apresaron a pesar de su desacuerdo, como el hombre al que amabas te traicionó, Dalma ¿O debería decir Calipso? Pregunté revelándole una parte de la información que poseía.

-En cuanto te vi, supe que no tardarías en darte cuenta. Muchos son incapaces de verlo aunque lo tengan delante. Pero tu eres diferente, Susan Swann. También supe que gracias a él vendrías a mi tarde o temprano. Relató levantándose de su asiento.

-¿Debo saber el verdadero significado de esas palabras? Pregunté sonriendo.

-Lo descubrirás a su debido tiempo, mi querida Susan Sparrow. Contestó con la misma sonrisa, provocando mi risa mientras ella abandonaba el camarote.
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Una de las tantas noches en las que las pesadillas atormentaban mi mente, desperté sobresaltada, escuchando una melodía que me era muy familiar.

Era la nana de cuna que me cantaba mi madre cuando tan solo era un bebé, la reconocería en cualquier parte. Aquellas notas lograron calmar mi respiración.

Salí del camarote hacia la cubierta, el lugar de donde provenía la melodía. Allí me encontré con Tía Dalma mirando a la mar fijamente mientras tarareaba suavemente.

-Esa melodía me es familiar. Comenté llegando a su lado, creando así una sonrisa de lado en su rostro.

-Oh, querida, claro que lo es. Hermoso anillo, es el de compromiso, ¿cierto? Cuestionó señalando mi anillo, el cual estaba acariciando inconscientemente.

-Así es. Jack me dijo que se lo dio alguien muy especial. No solo en el sentido de alguien especial para él, sino alguien verdaderamente especial. Pero tu esto ya lo sabías, ¿verdad, Calipso? Pregunté mirando en su dirección, causando su risa para después volver a dirigir mi vista al horizonte.

-Eso es cierto. Pero sospecho que nuestro querido Jack no llegó a contarte la historia completa, ¿no es así? Dijo a lo que negué en respuesta con la mirada fija en la marea.

-En uno de nuestros muchos viajes, convencí a Jack para ver su futuro destino. En las cartas, pude ver que su alma estaba destina a encontrarse con otra aparentemente muy diferente, pero realmente iguales. Mucha gente y mucho tiempo pasarían entremedio, pero lograrían encontrarse una y otra vez. Jack me preguntó como saber quien era aquella alma. Por lo que agarré ese anillo, sabiendo que solo podría llevarlo aquella persona que amaba el mar tanto como él. La serpiente simboliza la astucia y la determinación de vuestras almas, como estáis dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de obtener un beneficio para ambos. Narró haciendo que en mi rostro apareciera una dulce y nostálgica sonrisa.

Piratas del Caribe: En el Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora