ARRIBA ES ABAJO

2.1K 220 14
                                    

Narra Susan

Al entrar de nuevo en mi camarote, escuché la voz de mi querido capitán, causando que me sobresaltara. -Pensé que nunca regresarías. Dijo con falsa y exagerada desesperación.

-Y yo pensé que aún dormías. Le contesté respondiendo a su sonrisa igual a la que había ahora situada en mis labios después de apoyarme en la puerta con los brazos cruzados para observarle.

Estaba incorporado en la cama, entretenido con algún objeto que habría encontrado, el cual dejó a un lado para poder estirar su brazo, llamándome a su lado.

Me acerqué hasta él, tomando su mano de la cual tiró, haciendo que quedara sentada en su regazo y acurrucada en su pecho como hacía unas pocas horas atrás.

-¿No podías dormir? Me cuestionó acariciando mi rostro, a lo que negué en respuesta, concentrada en jugar con sus anillos.

Nos envolvía un cómodo silencio, donde estaba tan inversa que no me di cuenta de que había comenzado a tararear.

-¿Dónde has oído esa melodía? Preguntó Jack extrañado.

-Mi madre me la cantaba en noches como esta, cuando me era imposible dormir ¿Por qué lo preguntas? Respondí con tranquilidad.

-Es una nana pirata muy antigua. Los hijos de los más grandes piratas hemos crecido con ella. Uno de los pocos recuerdos aceptables que tengo de mi querida madre. Contó formando una pequeña mueca en sus labios.

Sus palabras me recordaron a las de Tía Dalma aquella noche. -Tía Dalma, Tía Dalma me dijo que era obvio que la conocía. También me dijo que estaba bendecida por el mar. Lo mismo que tú me dijiste aquella vez, en nuestro viaje por las aguas del este. Me incorporé lo suficiente como para observar como se formaba la característica sonrisa de mi Capitán.

-Así que ya has hablado con nuestra querida Calipso... y has podido darte cuenta de que tenía razón. A pesar de que no me creyeras cuando te lo dije. Estás bendecida por el mar, eres muy especial, amor. Más de lo que crees... Susurró acercándose peligrosamente a mis labios, pero dejando una mínima distancia entre nosotros que yo me aseguré de hacer desaparecer.

Al separarnos, volví apoyarme en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón acorde a los míos. -¿Crees que nos ayudará? Cuando Barbosa consiga realizar su plan, y la libere, temo que su ira recaiga sobre nosotros también. No quiero ni imaginarme de lo que es capaz de hacer. Comenté con preocupación.

-Creeme, Tía Dalma siempre estará a nuestro favor. Sobretodo al tuyo, ahora que te has convertido en su favorita. Y nosotros también estaremos al suyo. Solo debemos seguir el plan y esperar. Contestó distraído mientras recorría la cicatriz desde mi tobillo hasta mi gemelo, la cual había quedado al descubierto al estar sin calzado, con detalle, como si quisiera memorizarla.
_______________________________________________________________________________

Tras varios días navegando, perdidos por este misterioso y desconocido mundo, comenzabamos a quedarnos sin suministros, sin paciencia, y sobretodo, sin tiempo.

Confiaba en que Jack descifrara pronto las cartas de navegación, o moriríamos en estas aguas.

-Sino salimos de estas aguas ecuatoriales antes de que anochezca, temo que nos adentraremos en un mar inexplorado. Condenados a vagar por la brecha entre los dos mundos para siempre. Aseguró Tía Dalma a mi lado, confirmando mis sospechas.

Elizabeth estaba sentada en las escaleras en un sepulcral silencio, la muerte de nuestro padre le había afectado más de lo que quisiera reconocer. Will la observaba preocupado a mi otro lado.

Piratas del Caribe: En el Fin del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora