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Semana 1.

Día 2.

Al día siguiente se sentía aún más el nerviosismo de estar presentes una vez más en el gran edificio de HYBE.

Estaban preparadas mentalmente para la siguiente misión del día, pero su cuerpo no decía lo mismo. Contracturas por aquí y por allá que les dificultaba un movimiento completo de su anatomía. El día anterior las había dejado agotadas y esperaban que ese día no tuvieran que bailar de nuevo.

Afortunadamente este día se dedicarían a revisar los vocales de cada una. Entrarían individualmente a una sala especial para ensayos de canto con un profesional y eso les daba más miedo. La voz era de vital importancia en un grupo de este tipo, si no tenías una entonación correcta, sería el fin para ti.

—Relajen su voz y den todo de ustedes —les aconsejó el señor Lee. Sostenía una carpeta donde estaba escrito el orden con el que pasarían a la prueba ese día.

Tratando de tranquilizarse, asintieron para hacerle saber al encargado que lo intentarían.

—Les daremos unos minutos para que calienten esas increíbles voces —. Sonrieron agradecidas.

El maestro vocal que les habían asignado era el maestro que usualmente instruía a los demás grupos bajo el nombre de esa empresa.

El señor Kang se veía bastante serio y con una gran rudeza que lo caracterizaba. No miento cuando digo que es de carácter fuerte, pero cuando los alumnos realizan sus tareas como debe de ser, era el ser humano más agradable sobre este planeta.

—Bien chicas. Síganme con estos sencillos movimientos para calentar su voz y no tendrán problema al momento de realizar la prueba. Si los hacen de manera incorrecta, no habrá salvación para ustedes —les advirtió, sobre todo porque no le gustaba perder el tiempo con gente que obviamente no tenía el talento del canto.

Se colocó delante de todas para que pudieran observar cada detalle.

—Giren su cuello, de derecha a izquierda —comenzó su explicación, moviendo su cabeza—, háganlo con suavidad, no queremos accidentes.

—Ahora, hacia adelante y hacia atrás. Intenten que su barbilla toque su cuerpo —ejemplificó y las aprendices siguieron sus indicaciones.

—Inclinen su cabeza, que su oreja toque su hombro —mencionó como último estiramiento del cuello.

—El siguiente ejercicio es inhalar todo el aire que puedan y sosténgalo adentro —pidió y observó cómo todas insuflaban sus pulmones.

Se fijó rápidamente en cada una de ellas para observar por cuánto tiempo podrían aguantar la respiración. Cuando contó quince segundos les indicó que podían soltarlo.

—Haremos lo mismo, pero ahora cuando suelten el aire, háganlo con el sonido de «ssss» con su lengua pegada a la parte posterior de sus dientes.

El señor Kang realizó el ejercicio primero para que pudieran realizarlo correctamente.

—Así es —especificó cuando vio el resultado exitoso—. Ahora lo mismo, pero con el sonido «tsss». Peguen su lengua al paladar —aconsejó.

El salón se llenó de los sonidos que salían de los labios de las chicas y el señor Lee rio bajo cuando los escuchó y de inmediato le recordó a los sonidos que hacen los globos cuando se desinflan.

—Empezaremos con las vocalizaciones —explicó y abrió su boca lo más que se le permitieron sus músculos —, así, deben abrir sus labios para que el sonido salga con claridad. Empiecen con la letra a, así «aaaaa».

The BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora