Pretty Little Liars (Mike Montgomery)

T7-E14-Juegos de poder

Al día siguiente, desperté con muchas noticias: Hanna tubo que contarle a Caleb sobre el juego, por lo que intentó abrirlo para ver lo que había debajo del tablero y terminó siendo rociado en el rostro con un gas que lo mandó al hospital por asfixia.

Emily y Aria interceptaron a Sidney, quien no sólo le hizo un favor a Jenna, sino que también estaba al tanto de la cirugía ocular que se haría, e incluso había depositado dinero para esta misma.

Pero no sólo eso fue lo que ocurrió. Ivonne, minutos después de haberse casado con Toby en el hospital, falleció.

Estaba preparando el desayuno sin dejar de pensar en cuánto puede cambiarnos la vida unos segundos. Un momento estás disfrutando de un increíble momento junto a la persona que amas y esperas para el resto de tu vida y al siguiente, en un solo parpadeo, ya no está.

El simple hecho de pensar que algo le pudiera pasar a Mike, el ya no tenerlo conmigo nunca, hacía que un nudo se formara en mi garganta -Buenos días– salté sorprendida al sentir sus manos rodear mi cintura. No lo había escuchado venir.

Recargó su barbilla sobre mi hombro y observó los chilaquiles que estaba preparando - ¿Lista para atender a tus primeros clientes? – me limité a suspirar - ¿Qué? -

- ¿Y si no viene nadie? –

-Pues vendrán mañana- esa respuesta no me convenció mucho y él lo supo -Amor, el éxito no se obtiene de la noche a la mañana, lo importante es ser constantes- una leve sonrisa se dibujó en mi rostro y giré para dejar un suabe beso en su mejilla -Gracias por siempre apoyarme y perdón por haberte ocultado cosas- negó -Perdón por haberte presionado a decírmelo, pero me aterraba...-

-No, en serio me siento mucho mejor sin tenértelo que ocultar. Eres mi faro en esta tormenta llamada vida- apoyé mi mano sobre su mejilla y volví a besarlo -Jamás quisiera perderte- dije en un hilo y una lágrima resbaló por mi mejilla -Hey ¿Qué ocurre? – negué -Es que... Sólo pienso en Toby y cómo debe sentirse. Si algo llegara a pasarte...-

-No me pasará nada. Tú y yo tenemos un largo viaje por delante, juntos- asentí y limpié mis lágrimas, sintiéndome un poco estúpida por llorar -Lo siento- sonrió y negó -No te disculpes. Ahora, quiero de esos deliciosos chilaquiles que sólo tú sabes hacer ¿Quieres café? – asentí y se separó de mí para ir a prepararlo.

Llevaba dos horas sentada en el sofá de la sala de espera, acariciando la cabeza de Bolillo, quien reposaba su cabeza en mis piernas, y escuchaba todas las quejas que Clara tenía respecto a su anterior jefe, el doctor Callaghan -Es un idiota- concluí y escuché la puerta de arriba abrirse -Claro que sí, señor Hudson. Lo veré la próxima semana- y mientras yo no tenía ningún cliente, Mike ya había despedido a su cuarto paciente del día.

Bajó las escaleras junto al señor Hudson y le abrió la puerta -Hasta luego, buenas tardes- nos dijo el señor y le sonreí levemente - ¿Aún nada? – me preguntó sentándose del otro lado y acarició a Bolillo -Nada aún. Pero Clara y yo nos hemos estado conociendo ¿No es así? – ella asintió con una sonrisa -Que bueno, al menos las dos estarán entretenidas- se burló y golpeé su brazo mientras Clara reía por lo bajo.

Entonces escuchamos la puerta abrirse y una mujer entró con su perro -Hola, buenas tardes-

-Buenas tardes- saludé entusiasta y Mike se levantó junto conmigo del sofá - ¿Trae a su perro a terapia? – se burló Mike y la mujer pareció confundida - ¿No es veterinaria? –

-Sí, sí es veterinaria- dije mientras reprochaba a Mike con la mirada -Ah- dijo un poco avergonzada y golpeé el brazo de Mike sin dejar de sonreírle a la señora -Es sólo mi novio que está encargado del entretenimiento. Adelante- pasamos al consultorio y volteé a ver a Mike -Suerte- gesticuló con la boca y sonreí -Muy bien ¿Por qué estamos aquí? – pregunté tomando asiento en mi escritorio -Ella es Rufina, es una French Poodle de tres años y quiero esterilizarla-