The Black Parade

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Cuando era un niño, papá me llevó a la ciudad a ver un desfile.

Los granos de arena caían con lentitud, aparentemente la gravedad no hacía efecto en estos, los cuales volaban sobre la multitud estática del desfile.

Eran ríos de arena que caían de la cima de los rascacielos de la lúgubre ciudad, a simple vista podía ver que el evento había sido etiquetado de forma monocromática, todos vestían igual.

Gerard no podía recordar un evento de tal magnitud y etiqueta, sin embargo había estado allí antes, de no ser así no lo estaría soñando.

Sentía la mano de su padre sujetando su mano mientras observaban juntos al gentío. Analizándolo mejor, no estaban estáticos, caminaban por la calle como un desfile real, solo que a velocidad de caracol.

Quería seguir aventurando por el lugar, quizá lo ayudaría a entender un poco mejor el sueño. Pero cuando trató de dar unos pasos cortos, se dio cuenta que estaba impregnado en el suelo. La arena no llegaba hasta sus rodillas, pero era la suficiente para evitar que pudiese desplazarse del lugar.

La melodía de un piano hizo presencia, con sus respectivas pausas lograba una sensación armoniosa entre cada nota que se tocaba...

Un simple vistazo al lugar en medio de su forcejeo lo hizo comprender que estaba en un mundo inefablemente equilibrado, y al mismo tiempo, tan agradable...

—Hijo —la voz dulce de su padre interrumpió la melodía. Gerard retuvo su propia respiración... No lo había escuchado en años—. Al crecer ¿te convertirías en el salvador de los rotos, los vencidos y los condenados?

Entonces, por primera vez, notó un movimiento distinto al de la arena y las personas del desfile. Donald se arrodilló ante la versión pequeña de Gerard y puso una mano sobre su hombro.

—¿Derrotaras a todos tus demonios y a los no creyentes junto a los planes que han hecho...? Porque algún día te dejaré un fantasma, que te guiará en el verano para unirte al...

Eso era todo. El peliblanco no podía recordar lo que había dicho su padre, y finalmente le entregó un abrazo corto para luego ponerse de pie y empezar a caminar con a las personas del desfile. Abandonando así al niño en la arena.

THE ENDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora