Divergente ~ ¿Y yo qué?

Capítulo Doce.

— Hola, Beatrice — ella dice y me sonríe.

— ¿Ya he terminado? — digo, y no estoy seguro de si realmente lo digo o si sólo lo pienso, pero ella lo oye.

   El sentimiento es el mismo que el de mis sueños. No controlo mis acciones y me siento de alguna una forma, flotando. Pero todos y cada uno de los dolores los siento vivos en mi piel.

— Tienes que protegerlos — dice la mujer en frente mío, la cual tiene una herida de un disparo en su torso — . Marcus tiene un plan.

— Pero, ¿cómo? ¿Por qué? — digo involuntariamente con la misma voz de chica que tengo en mis sueños. Lágrimas llenan mis ojos — ¿Por qué no puedo irme?

— Es tu misión protegerlos.

   Mis ojos cristalizados no me dejan reconocer a la mujer. Los tonos blancos de la habitación también distraen mi vista. Pero nada para el dolor. Hay tres heridas punzantes por todo mi cuerpo, haciendo que cada segundo me sienta más débil. Quiero irme y que todo se detenga.

   Quiero seguir a la mujer que tanto amor erradica hacia mí.

— ¿A quién? — pregunto, mi voz se rompe — Nadie me necesita...

— No digas eso. Tu familia te necesita.

   Niego con mi cabeza y tomo las manos de la mujer.

— Yo no tengo familia.

   Sus manos estrujan las mías por un buen rato, como si no me quisiera dejar ir.

— Tendrás una. Tobias te esta esperando. Y, tu hijo... — comienza ella.

   Mis lágrimas corren y me dejan ver de nuevo.

— ¿Hijo?

   Ella me da un abrazo que hace que mis dolores se vayan. Me siento fuerte de nuevo, lo suficiente como para volver a ese infierno del dolor de los disparos.

   No me perdonaría a mí mismo por lo que sea que he hecho si me voy.

— Sé valiente, hija.

***

   Al despertarme, las lágrimas llenan mi rostro. Se me hace difícil respirar gracias éstas.

   Suelto un suspiro largo y relajante. Revuelvo mi cabello para calmar mi estrés. Ya ha pasado varias veces, pero nunca había sido algo tan intenso. Nunca había soñado algo tan cercano a la muerte.

   Me siento en el borde de mi cama. Bebo agua del vaso que deje en la mesita de noche junto a mi cama antes de ir a dormir. Esperaba tener un sueño así, ahora son más constantes que nunca.

   El vendaje que cubría mi espalda está en un rincón de mi habitación. Lo quité de encima mío al llegar y dormí sin camisa para airar la misma. El vendaje me daba la sensación de ser tres veces más grande de lo normal. Siempre me ha gustado ser más bajo que los demás, pues se me hace más fácil desaparecer entre la sociedad.

   Sólo puedo ver unos cuantas aves a mis costados cuando giro mi cuello. Nuestro espejo es uno pequeño, lo suficiente como para sólo poder ver tu propia cara. Si quiero ver todo mi tatuaje tengo que buscar un espejo de cuerpo completo en casa de otro.

   Visitaré a Leah. Ella sabrá lo que son estos sueños.

   Tal vez ella también puede prestarme su espejo.

***

   La razón básica que tenía para visitar a Leah ya no es la misma. Primero pensaba disculparme con ella al día siguiente por faltar a la sesión de hoy, pero ahora siento que el sueño es de mis primeras prioridades.

   Intento abrir la puerta, pero el pomo no gira. Es extraño que su puerta esté bloqueada. La pateo lleno de frustración.

   Unos instantes después, Leah la abre.

   Ella no lleva un conjunto para dormir como yo esperaba. Su cabello está peinado perfectamente y sus ojos están avispados.

   Es obvio que ella no estaba durmiendo.

— ¿Tom? — pregunta ella confundida.

   Leah mira por encima de su hombro y me devuelve una mirada preocupada.

— ¿Interrumpo algo? — bromeo. No creo que a tal horas de la noche haya algo que interrumpir.

— No... — titubea — No, no. Sólo estaba haciendo... estudio nocturno.

— Estudio nocturno — repito mientras asiento — . Me anoto.

   Me encamino dentro de su casa, pero ella me detiene entrecerrando la puerta. Me bloquea de mi vista el interior de su casa, haciendo que sólo pueda ver su rostro.

— Todo está vuelto un desastre — sigue Leah. Ella muere el interior de su labio — . Déjame arreglar un poco y te dejo pasar, ¿bien?

— Pero... — estoy por decir que no importa el desorden, pero la puerta se cierra antes de que pueda pronunciar otra palabra.

   La curiosidad hace que presione mi oído a la puerta para oír que es lo que ella está haciendo. ¿Es posible que sea tan dedicada a los estudios como para quedarse hasta tan tarde?

   No tendría que preguntarme esto si no decidiera venir de medianoche a casa ajenas.

   Ella abre la puerta de un tirón.

— Eso fue rápido — digo mientras entro en la familiar sala de estar.

— Sí... — afirma y se ríe nerviosa. Frota sus manos y cierra la puerta — ¿Por qué viniste?

   El computador en el que Leah estudió mi muestra de sangre esta encendido. Y, para añadir, éste tiene en su pantalla las mismas imágenes que habían cuando mis resultados de la "prueba" de aptitud. Junto a la mesa con el computador, hay dos sillas frente a la pantalla.

— Vine a disculparme por faltar ayer — miento mientras intento no darle mucha importancia al computador con mi información.

— ¿Eso es todo? — dice mientras arruga su nariz.

— ¿Cómo así?

— Llegas a mi casa a las — chequea el computador, y de paso cierra mi información — dos de la mañana para sólo pedir disculpas. Creo que eso debe tener una buena razón oculta.

   Tomo asiento en una de las sillas del computador.

— Tuve un sueño.

   Ella frunce el ceño.

— ¿Qué eso no es normal?

   Ella aparta la segunda silla y se sienta en mi regazo.

— Este no fue un sueño cualquiera — explico y la agarro por su cintura — . Se sentía tan... real.

— ¿Real?

— Sí... como si ya hubieran pasado. Un recuerdo, uno muy vívido.

— Ya veo — dice ella y rodea mi cuello con sus brazos. Me ofrece una sonrisa — . Creo que puedo descubrir el misterio detrás de esto.

   Levanto mis cejas.

— ¿Puedes? ¿Estás segura?

— Por favor — dice apartando el cabello de su rostro — . ¿Qué no soy la nerd de la escuela? Yo lo sé todo — me guiña un ojo.

    Sonrío.

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     Nota de la Autora

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   Salseo, amor, misterios... ya empezó lo bueno ;D.

   Díganle feliz día a sus madres... Sí, yo también me enteré hoy :v.

   Hasta el próximo sábadoooooo.