Luego de aclararle a mi madre de que iría a casa de un amigo (evité en toda costa el nombre de Leah) pude finalmente irme. Aunque fuera difícil, necesitaba salir y hablar con Leah. No he superado el hecho de que ella me usaba.
Porque no te usaba a propósito, me recuerda mi subconciente.
Abro la puerta de su casa sin preocuparme por tocar. Dentro, Leah trabaja con diferentes aparatos de laboratorio (los cuales no podría nombrar con facilidad) y diferentes líquidos e instrumentos que a simple vista diría que son jugos de frutas.
Ella no se entera de mi presencia.
— Estoy... aquí — digo y espero que ella levante la vista de lo que está haciendo.
— Dame un minuto — anuncia, despreocupada de que esté aquí.
Cierro la puerta y me acerco a ella. En las zonas donde no hay cualquier clase de utencilio de laboratorio, hay notas a papel llenas de números y letras. Si estuviéramos en cualquier clase de historia para niños, la nombraría como la científica loca del grupo.
Ella levanta un contenedor, no más grande que su mano, lleno de un líquido morado. Lo coloca en frente de su luz de escritorio y lo observa de reojo.
Una imagen parpadea en frente de mis ojos. En ella, un chico no tan diferente a la edad mía, sujeta una jeringa llena del líquido morado. Todas las personas alrededor mío están vestidas en azul, y una de ellas es la que más me llama la atención.
Es la madre de Leah.
Leah me trae a la realidad cuando murmura algo tan bajo que no soy capaz de entender, y deja caer toda la sustancia morada en un tazón con más de líquido anaranjado en un movimiento rápido.
Ella se levanta y me agarra por un hombro, y se empieza a alejar, llevándome a mí en contra de mi voluntad.
— ¿Pero qué...? — pregunto cuando Leah deja de jalarme hacia atrás.
— No estoy segura de lo que pase cuando una sus dos diferentes características en una sola. Puede que sólo erradie un olor asqueroso, o puede que llegue a explotar. Lo que ellos decidan — ella cruza sus dedos.
Lo que más me impresiona de lo que ella acaba de decir no es el hecho de que podemos morir en este momento, sino como habla sobre lo que para mí parecen jugos como personas que tienen diferentes personalidades y gustos. ¿Qué son aquellas cosas en su mesa?
Pasamos unos minutos sin decir o hacer nada. Sigo esperando salir volando por los aires, pero cada vez que suelto la respiración sin que nada pase me siento más seguro. Leah toma mi mano, y me doy cuenta de lo temblorosa que ella está. Puede que esa combinación sean años de investigación que podrían ser arruinados por que los líquidos "no se lleven bien."
Un gas naranja oscurozo, casi rojo, sale del tazón. Por un momento podría jurar que el gas nos cubrirá a todos y nos ahoragará en el estilo en el que cualquier película lo haría, pero éste sólo se disvanece en el aire.
— Wow — suspiro — . No morimos.
Leah no hace ningún comentario. Ella se acerca como un rayo a su zona de trabajo. Yo me acerco, y la veo tomando una muestra de la nueva combinación rojiza con un trozo de vidrio. Ella lo observa por un microscopio, y exclama sus mismas expresiones de asombro.
— ¿Ahora qué? — pregunto.
Ella toma una jeringa y la llena de la nueva sustancia.
— ¿Te importaría una... última simulación? — pregunta y coloca una cara de súplica.

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Divergente ~ ¿Y yo qué?
Fanfic~~ESTA HISTORIA ES LA CONTINUACIÓN DE DIVERGENTE ~¿POR QUÉ YO? CONTIENE SPOILERS DE LEAL~~ "Hay cosas en la vida que en algún momento tienes que enfrentar. No le des la espalda a lo que ya pasó" Luego de todo lo que Tris y Tobias tuvieron que pas...