Capítulo Tres.

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   Mis gritos me despiertan de esos terribles sueños. No, me corrijo, sus gritos. Mi madre grita, descontrolada.

   Me levanto para ver que sucede.

   En su cuarto, mi mamá se encuentra aterrada y gritando en su cama, sacudiéndose como si intentara librarse de alguien. Ella esta sola. Sola. No hay de quien liberarse. No hay Tobias con quien calmarse.

   Sacudo su hombro, intentando despertarla.

— ¡No! ¡Por favor! — suplica ella, despierta. Sus ojos estaban clavados en los míos. Por primera vez puedo ver sus ojos grises azulados. También pude ver el terror y dolor que oculta en ellos.

   Quedo en shock.

— Oye, oye. Soy yo, Tom — digo, casi en un susurro, pues no hallaba mis palabras. Intento agarrarla por las manos, para que deje de moverse.

   Me golpea en el abdómen con su rodilla, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.

— Hoy no, Marcus. Hoy no — dice desafiante. Aún así, su voz se rompe a la mitad de su amenaza.

   ¿Quién es Marcus? ¿Por qué me golpea pensando que soy tal hombre?

   No me levanto, ni siquiera intento. Puedo oír su llanto aterrado. A mí también me aterra. Me aterra el monstruo que ella piensa que hay en mí. Me aterra que ella esté aterrada de mí.

— Mamá, mamá. Soy yo, ¿recuerdas? Soy el hijo que criaste — sollozo, aún en el piso. Mi voz se sacude por lo que voy a decir — . Soy el hijo al que nunca viste a sus ojos, al que nunca le dijiste la verdad. Soy el hijo en el que no confías al oírlo calmarte, al verlo ayudarte.

— Te oyes como él... Te pareces a él...

— Pero no soy él.

   Dudo lo que voy a decir. ¿Querré preguntar esa pregunta que me aterra, que me persigue todos los días?

— Dime qué está mal. Tal vez yo te pueda ayudar — suelto finalmente.

— ¿Estás seguro de que quieres saber? No preguntes algo a lo que sabes no podrás aguantar la respuesta.

   No es que quiera. Es que necesito. Ella también lo necesita. Ella necesita quitarse un poco de peso de esos cansados hombros.

— Si, estoy seguro.

   Aún así, ella no habla.

   Me levanto del suelo. Estoy dispuesto a al menos sentarme a su lado, para que así no se sienta del todo sola. Coloco mi mano es su espalda, para calmarla. Puede que debería ser al revés en el resto de las historias, pero mi familia no es normal.

— Dime como empezó.

— Me dispararon. Muchas veces — suelta. Es como si estuviera liberando algo que siempre quiso soltar — . Estuve un a...

   Oigo una puerta abrirse. La de la entrada, probablemente. O papá esta en casa, o alguien mas se coleó dentro.

— Alguien esta aquí. ¡Alguien esta aquí! — exclama, no muy alto.

   Le veo saltar de la cama, lista para huir.  Está muy alterada, cerrando tan fuerte sus puños que siento que le van a sangrar. Acto seguido, yo también me levanto.

— Está bien. Está bien. Soy yo — dice papá, entrando en el cuarto.

— ¿Dónde estabas? — exclama mamá, casi a gritos.

— Tenía cosas que hacer — dice, agarrándola por sus hombros y besándola en la frente.

   Luego, él me da una mirada que me pone los pelos de punta.

   La última vez que recibí una de esas miradas fue cuando robé comida de la cafetería, cosa que es un delito aquí. Pero, ¿qué iba a hacer? Mis padres no estaban en casa y yo era tan solo un niño de nueve años. En ese momento, me estaba regañando sin producir ninguna clase de ruido, para que mamá no se alterara.

   Pero ahora se lo que quiere, él quiere que retenga la verdad. Él fue a su Paisaje del Miedo.  Él no quiere que ella sepa.

***

   Abro mi libro de historia, sin prender la luz para mis padres no se den cuenta. Uso una linterna de bolsillo que suelo cargar.

— Veamos que secretos ocultas — susurro mientras lo abro en el resumen de éste.

  Este país no era así, no al menos antes de un acto de valentía.

   Luego de la Guerra de Purificación (véase detalladamente en pag. 476) hubo divisiones, todas hechas para experimentos y la amplitud de los Puros Genéticamente. El sector mas exitoso, Chicago, tuvo una joven especial que unió este país como era antes.

   Con diecisiete años de edad, Beatrice "Tris" Prior liberó todos los experimentos, terminó con la discriminación de los genes y eliminó a uno de los peores enemigos que han existido, Marcus Eaton, quien tenía la misión de raptar y vender a Prior a los Puros Genéticamente con deseos de volver al método de los experimentos.

   De recompensa, Marcus sería el gobernador de aquel nuevo lugar. Esta misión no llego a ser cumplida gracias un grupo de adolescentes -entre ellos los dos hijos Eaton- dispuestos a encontrar a Prior.

   Tomo un momento para procesar toda esta información. Beatrice Prior. Tris Prior. Marcus Eaton. Tantos nombres relacionados con esta noche. Otros simplemente no tienen sentido. ¿Beatrice? ¿Eaton? ¿Dónde encajan en mi historia?

   Leería un poco la biografía de Beatrice, pero mi cabeza explota de información. Tal vez es solo el cansancio. Tal vez es solo la mirada de mi madre, la cual esta allí, aún cuando cierro los ojos para no saber más.

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      Nota de la Autora

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   Conclusión: La mayoría de gente tiene esa mente muy sucia. O sea, esta bien que amen Fourtris, pero tampoco es que quiero saber que pasa antes de que tengan un bebé xD.

   Sigo en estado de maratón y no me arrepiento de ello. Hay UNAS JOYAS que están ya como mi droga.

   ¡Hasta el próximo sábado! ¡Otra vez! :D

Divergente ~ ¿Y yo qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora