Capítulo 26.Juego Improvisado.
La pija de Benja estaba deliciosa. Mientras mirábamos el juego lésbico improvisado por mi madre, mi novio me cogía suavemente. Miré el reloj una vez más y decidí que ya era hora de pasar a la siguiente fase del juego.
—Bueno, ya pasaron más de diez minutos —anuncié—. Es hora de cambiar.
—Muy bien —dijo mi mamá—, como se habrán dado cuenta, para que alguna de las chicas no reciba la penalización de tener que chupársela a su madre o a su hermana, el único cambio posible es que Barbi venga conmigo, Mayra vaya con Lucy y Flor con Lourdes. Chicas, esta es su última oportunidad. Si consiguen hacernos llegar al orgasmo, ya saben cuál es el castigo.
—¿De verdad vamos a llegar tan lejos? —Preguntó Lourdes.
—El juego ya comenzó —le respondió Vicky—, sería injusto interrumpirlo ahora. Dijiste que estabas dispuesta a probar mis métodos? Bueno, esto recién empieza. Además, no te preocupes, ahora las chicas tendrán otros diez minutos y cuando antes arranquemos, menos nos vamos a enfriar. Yo disfruté mucho de lo que hizo Flor, y quizás Barbi consiga hacerme llegar al orgasmo.
—Te prometo que me voy a esforzar mucho, mamá —dijo Barbarita, con una de sus típicas sonrisas llenas de luz.
—Lo mismo digo —acotó Lucy—, para ser tu primera experiencia, Barbi, hiciste un excelente trabajo. Me gustó mucho. Es muy posible que Mayra me haga acabar.
—Mejor —dijo mi hermanita—. Porque quiero ganar.
—¿Y vos qué decís, Lourdes? —Preguntó Victoria—, siendo honesta ¿creés que estás cerca de acabar?
La concha de la aludida estaba muy mojada, en parte por la saliva de Mayra; pero se notaba que también había muchos jugos sexuales.
—Sinceramente, no. Mayra hizo un excelente trabajo, no me puedo quejar. Realmente tiene talento para esto... pero a mí me cuesta mucho llegar al orgasmo.
—Ya veo, por eso recurrís a métodos alternativos cuando necesitás acabar. Y ojo, no te estoy juzgando, a mí me parece genial que lo hagas. Aunque no por los mismos motivos que vos. Para vos es una forma de, no sé... no contaminarte con pensamientos sucios, y por eso necesitás acabar lo más rápido posible. Y yo pienso que una mujer debe buscar su satisfacción sexual. Llegar al orgasmo siempre debe ser una meta a tener en cuenta. ¿Ves? Aunque opinemos diferente, en el fondo coincidimos.
—Agradezco que hagas el esfuerzo para ver las cosas desde mi perspectiva —dijo Lourdes—. Yo voy a intentar verlas desde la tuya, aunque eso me cueste horrores.
—Se nota que sos una mujer con pensamientos muy estructurados —dijo Vicky—, sé que no te va a resultar fácil cambiar la filosofía, y no pretendo eso. Me basta con que, al menos por hoy, no interrumpas mis métodos.
—Está bien. Te prometo que no voy a interrumpirlos. Hoy haremos lo que vos digas. Creo que te lo debo, por la forma en la que te traté. Sé que no estuvo bien de mi parte insultar a tus hijas. Como madre, yo jamás permitiría que alguien diga semejantes barbaridades de mi hija.
—Ja, decir Barbaridades de Barbarita... —dijo mi Erik entre risas—. ¿Lo entienden? Barbaridades... Barbarita.
Todos lo miramos sin siquiera inmutarnos. El sentido del humor de mi hermano es tan básico que solo a él le hace gracia.
—Vayanse a la mierda —dijo, ofuscado. Luego se cruzó de brazos.
—Mejor sigamos con el juego —dijo mi madre—. Antes de que empieces, Barbarita, contame ¿qué hizo tu mamá para ayudarte a acabar?