La familia Altin es una de las familias mas influyentes e importantes de la ciudad, por ese motivo los padres de Sezim se encargarían de hacer a su hija una digna representante del legado que los precedía. La instruían mañana y tarde en cualquiera de las artes de podían, piano, idiomas, arte, filosofía, en fin, querían que fuera una alfa de elite.
Sin duda alguna era el orgullo de la familia que durante generaciones solo había podido procrear descendientes beta hasta que ella rompió el molde. Sezim para nada era una chica común incluso entre los alfa, unos hermosos ojos color miel, cabello castaño, piel blanca y altura considerable, una belleza etérea y su presencia imponía, sus feromonas era tan fuertes que se adueñaban del lugar a donde pisaba ganando toda la atención de tanto hombres como mujeres.
Aunque en lo único que siempre fallo fue en socializar, el siempre estar en casa estudiando con tutores privados le impidió hacer amigos por lo que sus padres decidieron meterla a la escuela por primera vez en 15 años.
Sezim estaba un poco emocionada aunque no lo mostrara, el problema es que no pudo hacer ningún amigo, mientras que a la mayoría de chicas les gustaba hablar sobre las tendencias actuales, a Sezim le gustaba hablar de arte, no se sentía cómoda en un lugar así.
Por mas que lo intentara no podía incluirse con ellas y por lo tanto tampoco sabia como tratar a los demás, aunque siempre llamaba la atención de todos, la mayor parte del tiempo se encontraba sola.
A sus padres le preocupaba que Sezim no pudiera dirigirse en la sociedad por lo que optaron por un opción algo peculiar. Buscaron a una familia que tuvieran una hija, una niña que pudiera servir de compañía para Sezim y le enseñara a socializar.
Fue cuando contrataron a la familia Kuznetsov, Calina y Faddei, ambos betas y su única hija omega Inzhu.
Inzhu era una pequeña que contagiaba de alegría cualquier lugar al que iba, su piel ligeramente bronceada contrastaba a la perfección con el par de ojos verdes que tiene al igual que su cabello negro intenso, un encanto en realidad.
En un inicio a Sezim no le gusto la idea, al ya ser una adolescente le parecía mas un trabajo de niñera convivir con una niña de 10 años, sin embargo, con el tiempo aprendió a acostumbrarse a ella hasta el punto en que se volvieron inseparables.
Sezim vio en Inzhu la oportunidad de tener una amiga que verdaderamente la entendiera, en la que pudiera confiar, con la que pudiera desahogarse cuando peleaba con su padre, quien la cuidara cuando su padre se enfadaba y la golpeaba, con la que pudiera mostrar ese lado vulnerable que le prohibían mostrar delante de los demás, ser la persona con la que en verdad pudiera ser ella misma.
Mientras que el matrimonio Altin vio en Inzhu la oportunidad perfecta, una niña que pudiera enseñarle a su hija sobre lo básico de relacionarse con las personas a cambio de educarla en los mejores colegios como pago, y al mismo tiempo podrían controlar la forma en que ellas mismas pudieran relacionarse.
Se encargarían de que lo suyo fuera una relación estrictamente profesional y una vez que Sezim pudiera casarse de desharían de ella, pobres ilusos.
Durante 7 años juntas, su amistad se reforzó y evoluciono a un sentimiento para nada desconocido para ambas, sin embargo, Inzhu sabia cual era su papel en esa casa y no podía arriesgar el sustento de su familia solo por eso, Sezim pensaba lo mismo ya que en el primer momento en que mostrara interés en la omega sus padres se desharían de ella.
Pero aunque ninguna lo mostraba, ambas sabían perfectamente lo que la otra sentía por la otra, simplemente trataban de negarlo.Inzhu ahora tenia 17 años y Sezim 24, la edad perfecta para comenzar con sus planes de matrimonio.
Las chicas se encontraban en la habitación estudiando las lecciones que habían aprendido ese día cuando las interrumpió Calina.
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FanfictionNo todos los héroes visten una capa, algunas veces simplemente son quien te sacan de un agujero profundo y te dan la oportunidad que tanto necesitabas.