Capítulo X

1.1K 164 11
                                    


Coloqué la pieza en el agujero, encajaba perfectamente. Una luz me cegó los ojos y las puertas se comenzaron a abrir, el rugido de la roca rasgando contra el suelo era ensordecedor y no pude oír lo que Mangel decía. Dos antorchas reposaban en cada lado del pasillo eran las únicas que estaban encendidas con fuego, Johnny se acercó y agarró ambas me dio una a mí y me dijo que me pusiera al principio de la fila para así iluminar el camino y él iría al final por si teníamos que dar la vuelta y correr. No podía evitar desconcentrarme del camino, sí, el pasillo era estrecho y no entraban casi dos personas juntas, pero en las paredes había todo tipo de dibujos, escrituras, garabatos... Todos correspondían a una leyenda o historia en concreto, pasaba suavemente mi mano libre por los dibujos. La pared estaba fría, al igual que el ambiente dentro del Templo, la temperatura había bajado notablemente, puesto que fuera hacía demasiado calor. De vez en cuando se escuchaba una gota de agua caer al suelo haciendo un ruido un tanto gracioso para un entorno así de misterioso.

Las paredes se extendieron al final del pasillo dándonos ver unas escaleras que bajaban varios metros bajo tierra. Descendimos por las escaleras y al final de ellas había una sala demasiado vacía para ser un templo. A los lados unas esculturas de forma extraña esperaban a que pasáramos a su lado, me acerqué a lo que sería la primera fila de las dos esculturas, noté que algo me tocó el tobillo. Un cable.

一 ¡Agáchate!

El silbido de una flecha cortando el aire pasó por mis oídos, gracias a Rubius pude agacharme a tiempo y esquivar el arma. Después de aquella flecha volaron más una detrás de otra, sin parar. Las esculturas que estaban en el lado de la izquierda lanzaban flechas como si fueran plumas, mientras que las de la derecha las recibían y después las devolvían a la misma escultura. Escuchaba los latidos de mi corazón en mis oídos y los cortantes silbidos de las flechas, noté que alguien llegaba a mi lado, giré mi cabeza a un lado y vi a Johnny con su pistola en la mano, estaba apuntando a algo al otro lado de la sala. Murmuró un insulto y apretó el gatillo. Un silencio profundo inundó la sala, algunas flechas cayeron al suelo y otras se quedaron estancadas en la pared del otro lado.

一 Como se nota que no tenían planeado que alguien viniera con una pistola.

Señaló a un botón que había en el otro lado de la pared, el cual ahora tenía un agujero de bala incrustado. Cruzamos la sala, desconfiados de que las estatuas se volvieran a activar. Cruzamos otro pasillo y ahogué un grito cuando vi la siguiente trampa. Un pozo bastante profundo nos amenazaba silenciosamente, en el fondo del agua unos cocodrilos esperaban a que uno de nosotros cayera y así poder tener su comida del día. No pude evitar imaginar que yo sería la persona que se cayera y fuera devorada por los carnívoros, era lo más probable, ya que Rubius estaba entrenado para aquel tipo de situaciones, Johnny y El Diablo habían pasado por peleas mucho peores y Mangel estuvo atrapado en una cueva en busca de unos minerales por días y sobrevivió. Yo no hice nada más que encontrar un mísero pedazo de oro, y como mucho la espada del Dios de la Sangre, pero nada más, mis otras exploraciones fueron un fracaso total. Para cuando me di cuenta, todos habían cruzado la fina e inestable tabla de madera, solamente quedaba yo.

Comencé a andar sobre la tablilla, aguanté mi respiración cuando sonó un crujido. No tenía buena pinta. Miré hacia abajo, sentía que los cocodrilos me sonreían desde su charco de agua sucia. No me podía mover, el terror que recorría mi cuerpo en aquel momento dominaba mi mente y congeló mi cuerpo, no podía avanzar ni atrasar mis pasos. A juzgar por las expresiones de mis compañeros se dieron cuenta de aquello, sin embargo, nadie hacía nada para ayudarme, esperaban que con sus expresiones de pena me ayudarían. No lo hacían, sólo me creaban más miedo por caer y morir. El ladrón se abrió paso entre ellos y se acercó al borde del agujero, levantó ligeramente los brazos, tratando de calmarme a distancia.

EL CIEGO || K!Quackity x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora