Los meses pasaron rápidamente, y de pronto me vi paseando por la selva que hace años pisé. Un gran silencio inundaba el precioso sendero lleno de plantas exóticas, las cuales parecían protegerme de la radiante luz del sol. Mi mano rozaba de vez en cuando las hojas, tan suaves como el algodón pero algunas de ellas, tan mortales como una bala. Los cantos de los pájaros eran música para mis oídos, cuando vivía en el reino de Karmaland no era habitual escuchar tales melodías, siempre eran los pasos de caballo o los gritos de los vendedores en el mercado. Nunca tuve momentos de tranquilidad como éstos.
Aún no había asimilado el poder que corría por mis venas y mi cuerpo en aquellos momentos. Poseer el Tótem de la Inmortalidad era algo que muchos anhelaban pero pocos conseguían. Nunca tuve la oportunidad de conocer el pasado, quiénes lograron tener tal objeto en sus manos, y quería saberlo. Desgraciadamente, el Tótem solo tenía el poder de mantenerse vivo para el futuro y no el pasado.
Me paré en seco, mis cejas fruncidas en confusión. No quería creer lo que acababa de oír…Un disparo. Silencio. Otro disparo. Gritos. Disparo.
Y un gran silencio. Hasta los pájaros cantores se habían callado. Incluso si las plantas pudieran hablar, también se hubieran callado. Antes de que mi mente lo hubiera ordenado, mis piernas ya estaban corriendo en la dirección de la aldea más cercana, esto es, mi aldea. Siempre me fue imposible pensar que mi mente fuera más lenta que mis movimientos. Al fin y al cabo, la adrenalina sorprendía mucha gente. Las plantas que una vez acaricié con delicadeza se sacudieron bruscas, traicionadas ante el viento que mi cuerpo dejaba al pasar tan veloz como un caballo de carreras por su lado. En ese tramo de caminó no me fue suficiente el oxígeno que respiré, mis pulmones cada vez pedían más, pero mi mente también pedía más probabilidades, más finales para mis seres queridos. Mientras contaba los pocos metros que había de la calle principal de la aldea hasta el barullo de gente muchas imágenes cruzaron mi cabeza. Con cada paso que daba, una imagen nueva del cadáver de algún pueblerino aparecía en mi cabeza. Yo sabía que no era verdad, que seguramente esos disparos fueron consecuencia de alguna pelea entre dos hombres, pero el poder de la mente era mucho mayor cualquier poder del mundo. Recordé cómo el Dios de la Sangre era controlado por sus voces de vez en cuando, por su propia mente. Y según la leyenda, no terminó muy bien.
Llegué al gran grupo de gente rodeando la taberna, la mayoría eran hombres, y las pocas mujeres eran tan mayores que podrían haber presenciado la guerra civil de América. No veía nada, tal vez algunas cabezas, sombreros, calvas… Sin embargo, nada que me pudiese dar información útil. Escuché quejidos, risas, gritos…
En la pared de la entrada había un agujero de bala, aún caía polvo de ahí, lo que me decía que uno de esos disparos que anteriormente había escuchado, terminó ahí. El agujero estaba muy cerca de la puerta, la persona que disparó tenía muy buena puntería, eso estaba claro, pero su objetivo fue más rápido. Me quedé pensando, ¿Qué podría haber causado tanto tumulto en tan poco tiempo? Alguien me agarró del brazo, un agarre muy familiar para mí. Aquellos ojos café que tanto admiraba me miraban con un sentimiento que hacía tiempo que no notaba: miedo, ansiedad, preocupación…
– Tenemos que irnos, T/N. – Susurró, su voz transmitía los mismo sentimientos que su mirada. Esto no me daba muy buena sensación.
– ¿A qué te refieres? – Sentí como la confusión y la ansiedad se mezclaban en mi estómago como una planta estranguladora del Amazonas.
– Vámonos, –insistió– te explicaré en el camino.–Pero, ¿A dónde vamos?-- Ahora la confusión incrementó y se sumó la irritación.
– No lo sé, al Oeste. Un sitio donde estemos a salvo.
Me dió una palmada en la espalda ye guio hasta unos caballos, puso su poncho como mantón y subió. Me agarró del brazo y me ayudó a subir. Miré hacía atrás, hacia el jaleo de gente, el cual, aún seguía bastante condensado. Tantas preguntas cruzaban mi mente, pero una sola podía responder a todo.
¿Qué habría ocurrido?
Continuará...
A/N: Sorpresa!!
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EL CIEGO || K!Quackity x Reader
FanfictionSu figura contra la luz del sol abrasador parecía intimidante en la puerta del Saloon, las cuales aún se balanceaban del brusco golpe habían recibido. Mi mirada estaba fijada en él, tal y como las demás miradas de los otros hombres, nadie despegaba...