Sentía como si mi cuerpo estuviera flotando en un lago, el agua abrazando mi forma mientras me dejaba llevar por la corriente. No me importaba dónde acabaría o ni siquiera dónde estaba, solamente quería dejarme llevar y esperar. Esperar a que algo logre sacarme de ahí. No podía abrir los ojos, ni mover los brazos o las piernas, algo en mi cabeza me decía que no lo hiciera, mi cuerpo estaba demasiado cansado como para moverse y mi mente no tenía fuerzas para pensar en alguna forma de salir de ahí. Solamente me entregaría a las fuerzas físicas de aquel extraño río y no haría nada más.
Tragué una bocanada de algo líquido por el repentino agarre de una mano en mi brazo herido. Tiró de mí hasta sacarme de lo que era un río, sacudí mi cabeza tratando de quitar aquel líquido espeso que manchaba mi cuerpo, tosí el agua que tragué segundos atrás en mi mano y cuando abrí los ojos vi la misma mano manchada del agua, pero no era lo que una persona imaginaría cuando le decían aquella palabra. Su color era negro y su textura era espesa, pesada como si en lugar de agua tuviera alquitrán en mis manos.
Vi la mano que me sacó del río de alquitrán, después un brazo seguido de un hombro y un poco más arriba, una cara. Aquella cara me miraba alterada como si hubiera estado a punto de morir. El hombre que me había salvado soltó mi brazo cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando. El bigote era lo que más resaltaba de su cara, bien cuidado y peinado, sus ojos del mismo color que la miel, aunque en lugar de tener una mirada dulce como la miel, tenía una preocupada y determinada. Su salacot reposaba en su cabeza, manchado un poco de tierra. Su uniforme de explorador también manchado pero de sangre en la zona del estómago, un agujero en el centro. Un disparo. Tenía otro igual en el pecho justo encima del corazón. En aquel momento, procesé su piel gris y labios morados, parecía un cadáver. No. Era un cadáver, pero, ¿cómo podía moverse como una persona viva?
Traté de hablar, pronunciar una palabra de mi boca pero el alquitrán que tragué hace poco no se había ido del todo, por lo que solamente un alarido salió de mi garganta, el hombre que tenía delante agachó su cabeza y rebuscó algo en su cinturón, después me acercó una botella con una tela de cuero. Me dio de beber agua de verdad, en voz baja le agradecí el gesto, él asintió y volvió a guardar el recipiente.
一 ¿Quién eres? 一 Pregunté.
El hombre se levantó y me dio la espalda, comenzó a andar hacia una dirección que yo no sabía.
一 ¿Vas a venir o qué?. 一 Dijo mientras me miraba de reojo por encima de su hombro.
A tropezones me levanté de mi sitio y lo alcancé. El bosque por el que estábamos andando estaba muerto, literalmente. Los troncos sin hojas y de un color gris mediocre que podría deprimir a cualquiera que pusiera su vista en él. La hierba, si se podía describir aquello como hierba, era de un color negro un poco más claro que el río del que salí, sin embargo, no levantaba el ánimo de nadie. En un lado del camino entre unos árboles unos borrones de color llamaron mi atención, dos flores descansaban en el suelo esparcidas por la hierba como si hubieran sido tiradas sin mirar. De pronto, recordé la vez que Quackity puso dos flores delante de sus ojos simulando que eran sus ojos. Eran las mismas flores. Giré mi cabeza al otro lado del camino y vi que había una sola flor en el suelo, posada con cuidado, como si la persona que la dejó allí supiera que alguien la vería. Era la rosa que Johnny posó tras mi oreja cuando nos adentramos en el bosque.
Abrí los ojos en sorpresa cuando conecté todos los detalles; este bosque era el mismo por el que anduve días atrás antes de encontrar la aldea mexicana, la única diferencia era que estaba muerto, abandonado, olvidado. El explorador dio un giro repentino, por encima de su hombro logré ver la aldea casi totalmente destruida, agujeros de balas en las paredes de concreto, los establos quemados, cenizas volando por el aire. El hombre desconocido ignoró completamente el destruido pueblo, yo sentí que el corazón se me encogía al ver la aldea de tal manera. Yo sabía perfectamente que no tuve nada que ver con lo que quiera que hubiera pasado allí, pero sentía culpa y tristeza. Si hubiera estado allí cuando fue atacada, ¿hubiera logrado salvar a alguien?
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EL CIEGO || K!Quackity x Reader
FanfictionSu figura contra la luz del sol abrasador parecía intimidante en la puerta del Saloon, las cuales aún se balanceaban del brusco golpe habían recibido. Mi mirada estaba fijada en él, tal y como las demás miradas de los otros hombres, nadie despegaba...