Capítulo XVIII

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Muchas historias son contadas por el punto de vista del ganador o del bueno de la historia. Todas tienen la misma estructura; comienzo, desarrollo y desenlace. Claro, cada uno tiene su historia que contar, su punto de vista. No todos tenemos la misma opinión de algo o la misma historia que contar. Nadie tiene las mismas motivaciones que otra persona, siempre hay una ligera diferencia. Nadie es diferente o igual a los demás, tampoco superior ni inferior. Todo consiste en el pasado de cada uno, y si no lo conoces, será mejor que no te entrometas.

Dos hombres, dos distintas razas, dos distintos objetivos y un mismo tótem. ¿Qué podría salir mal?

Johnny se abalanzó hacia el ladrón que no esperó su ataque, ahora con él bajo su cuerpo el vaquero arrancó el sombrero de la cabeza del mexicano y lo lanzó lejos. El mexicano reía, complacido por la muerte de la mujer de Johnny, no le importaba que él lo golpeara a muerte, Quackity tuvo parte de su venganza. Y no se arrepentía para nada, ahora solamente le quedaba recuperar el Tótem de la Inmortalidad y volver a la aldea.

La aldea no tardó en comenzar a arder, los antiguos compañeros del mexicano sabían perfectamente lo que hacía, puesto que era la segunda vez que lo hacían. Los compañeros de Johnny también vivieron aquello y también sabían lo que hacían, la mayoría del pueblo ya sintió aquella adrenalina que corría por sus venas cuando la gente y la aldea estaban en peligro. Aquella sensación de que tu vida estaba en el camino de entre la vida y la muerte, en el purgatorio. Cualquiera podría morir y eso era lo que hacía que la batalla fuera enérgica, los vaqueros luchaban por su pueblo y su gente, mientras que sus contrarios por diversión, y riquezas. Aunque, había dos de cada extremo que no luchaban por ninguna de esas motivaciones, no querían matar al otro por riqueza, pueblo o diversión.

Era muchísimo más complicado.

一 ¡Has matado a mi mujer! 一 Rugió Johnny.

El vaquero agarró del cuello al mexicano y trató de ahogarlo, pero el de piel morena fue más rápido. Se quitó del agarre de las manos de su enemigo mientras sostenía un pie en un lado de la cadera y el otro firmemente apoyado en el suelo a la altura de la rodilla del otro. Con un movimiento rápido hizo fuerza con las piernas y le dio la vuelta al contrario, ahora era el turno del mexicano estar encima del vaquero, lo que también significaba que era su turno de golpear. Se aseguró de tener uno de sus anillos puestos en el dedo corazón para que el impacto del golpe fuera más doloroso. En el primer golpe el metal del accesorio ya hizo un pequeño corte, Quackity sonrió al imaginar la cara del vaquero toda ensangrentada y mullida por sus puñetazos.

El sabor de sudor y sangre mezclado estaba muy presente en la boca de los hombres que luchaban en aquella aldea, algunas mujeres salieron corriendo buscando un sitio no muy lejano en el que esconderse, otras se quedaron luchando en la aldea, no dejarían que unos bandidos ganasen la batalla y se llevasen su oro.

Alguien tiró de la parte de atrás del poncho del mexicano y lo echó a un lado, después aquel desconocido ayudó a Johnny a levantarse y le susurró algo en la oreja. Desgraciadamente el ladrón no pudo escucharlo, pero sí que vio la pequeña sonrisa que se formó en la cara del vaquero. El criminal se levantó de su sitio y trató de buscar con la mirada a los amigos de T/N. Rubius estaba luchando con su espada contra tres vaqueros quienes trataban de golpearlo con unas tablas de madera aunque solamente consiguieron darle una vez y ni siquiera lo dejaron inconsciente. Al mismo tiempo, Mangel galopaba con su caballo oscuro con una antorcha improvisada quemando las casas y personas que se pusieran en su camino. Otro empujón lo sacó de sus pensamientos, agradeció a los dioses aztecas por tener buenos reflejos, ya que a duras penas consiguió esquivar el corte de la navaja que Johnny ahora sostenía.

一 Eres un pinche cobarde. 一 Susurró el mexicano mientras volvía a esquivar otro navajazo.

Los dos contrincantes esquivaban y lanzaban golpes, puñetazos, patadas... Se movían en todas las direcciones, desde fuera cualquiera diría que estaba ensayado, pero ambos sabían que ya tuvieron esa pelea antes. Los dos conocían los movimientos del otro como la palma de sus propias manos, pronto, se cansarían y sus movimientos serían más lentos y torpes. Ese no era el caso, aún. Johnny anhelaba apuñalar a aquel ladrón, mientras que el mismo ladrón quería sobrevivir para salvar a T/N. Cada vez que el vaquero alzaba su brazo que sostenía la navaja, Quackity sentía que aquello sería lo último que viera en su vida, afortunadamente lograba evitarlos. Le sorprendía la certeza con la que se movía, no sabía si era por la adrenalina del momento o el pensamiento de que la vida de T/N corría peligro. Si él no llegaba a tiempo, T/N moriría y él ni siquiera tendría la oportunidad de ver aquellos ojos que admiró por días o expresar sus sentimientos correctamente.

Aquellos pensamientos despistaron por un milisegundo al mexicano. El suficiente tiempo para que Johnny pudiera rajarle el buen ojo. El mexicano soltó un alarido, la sangre de la herida cayendo poco a poco en su boca, se llevó una mano a la piel abierta, aunque justo cuando la rozó ligeramente con los dedos sintió un dolor abrasador y punzante en el mismo sitio. Se apartó la mano intentando ver la sangre que caía a su mano. Negro. Eso era lo que veía. No veía absolutamente nada, solamente se podía guiar por el tacto y el oído en aquellos momentos, ya no podía hacer nada contra Johnny. Era como luchar contra una persona invisible.

Estaba totalmente ciego.

Sintió el frío metal del cuchillo de batalla atravesar su brazo, después otra apuñalada en el costado de su cintura. La risa de Johnny era lo único que podía escuchar en aquel momento, además de los latidos de su propio corazón acelerándose a causa del miedo.

一 ¿De verdad pensaste que esto acabaría diferente de la última vez?一 Johnny soltó una carcajada.一 Todos los mexicanos sois igual de idiotas. A ver si planeas mejor tu atraco la próxima vez, si la hay, claro.

Quackity cayó al suelo al notar el empujón del vaquero, mareado por el golpe que se dio en la cabeza inhaló el humo que las llameantes casas creaban. La vez que Quackity estuvo seguro de sí mismo, la vez que confió en sí mismo, resultó ser la única y última vez de todas. Exhaló el humo notando como Johnny se arrodillaba encima de él para tener mejor estabilidad para matarlo, cuando sintió que sus piernas se movieron un poco supo que el vaquero había levantado el brazo para apuñalarlo en el corazón.

一 No sé si escucharás esto, T/N... Te amo... 一 Sonrió ligeramente al imaginar la imagen de aquella persona que amaba.一 Adiós.

Y esperó a la helada daga manchada con su propia sangre.




(Editado) 


<3

EL CIEGO || K!Quackity x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora