Dos días pasaron
Bible escuchaba una página tras otra de lo que podían en los ratos libres, después lo acompañaba a casa, Build se despedía luego porque no quería arriesgarse a que su hermano les encuentre y arme un escándalo, pero sus pequeños momentos los aprovechaba en la biblioteca.
—Entonces todo está vinculado a una misteriosa investigación del gobierno que seguro se les salió de las manos.
—Supongo, pero debemos llegar al final —dijo Build, dejando el libro a un lado. Los dos estaban apoyados sobre una estantería alejada de la biblioteca, Build leía en bajo para no molestar a los que llegaban aunque a esas horas nadie se asoma, en las vacaciones nadie es tan insistente en buscar libros.
—Creo que el amigo del detective es sospechoso.
—También lo creo —le siguió Build.
—¿Cuánto tiempo te lleva leer un libro? —curioso, preguntó Bible.
—En vacaciones me lleva de tres a cuatro días, pero cuando estudio me lleva más tiempo. También depende del número de páginas.
—Eres impresionante —sonrió Bible, haciendo sonrojar al contrario.
—Bible… —susurro en pena—. ¿En serio no te aburren mis lecturas?.
—No, me gusta. De hecho he escuchado más narraciones antes de ti.
Build sintió un pinchazo en el corazón «¿quién más?» no sabe porque pero pensaba que era el único y eso le hacía feliz, aunque no pudiera confesar sus sentimientos con solo narrar era de los momentos más especiales, pero y si Bible tiene a alguien más especial que él. «¿Y si le gusta alguien más?».
—Mi madre me narraba cuentos inventados por ella. Murió cuando tenía diez, también me enseñó a escuchar música clásica, recuerdo que tenía un reproductor antiguo pero por el tiempo que llevaba ya no funcionó, todavía lo guardo —rememoró.
«Eres un tonto Build» Se autoregaño por haber pensado cosas absurdas, cuando se trataba de la madre.
Build noto aquella mirada nostálgica, compartiendo un mismo sentimiento, lo tomó de las manos para transmitir calma y paz.
—Mi abuela fue quien me enseñó a tener gusto por la lectura, ella me prestó todos sus libros. Extraño cuando me llevaba a su casa y pasábamos horas en su biblioteca. Entiendo que te sientas solo a veces, pero aquí estaré contigo —reveló, compartiendo el recuerdo más preciado.
Bible apretó su mano, decidido a proteger este lindo ser frente a él, amante de la lectura, invasor de sus pensamientos.
—Mamá tenía varias historias, pero había una en especial —recostó la cabeza hacia atrás viendo hacia el librero, recordando el cuento que su madre narraba con mayor frecuencia.
Había una vez un príncipe al que le encantaba escuchar música instrumental, pero no tenía tiempo para cantar ni para dedicarse a crear melodías. Tenía deberes aristocráticos y no podía descuidarlos.Sus días eran alegres, otros eran aburridos y otros no podía ser él mismo. Hasta que un día conoció a un fascinante hombre, lleno de vida y manos mágicas, era el pianista oficial del reino, encantador y sonriente lleno de pasión por las notas que envolvían el interior del reino cuando se presentaba en una cena de gala o bailes.
El príncipe y el pianista se acercaron y a medida que se conocían, se enamoraban. Su amor no disminuyó a pesar de los emblemas o las diferencias de clases sociales. El rey se enteró de la relación y ordenó al príncipe terminar tal indignación. Al príncipe no le gusto y entre largos debates y días de tristeza por no ver a su amado decidió renunciar al reino aunque eso le costó el reconocimiento de su padre y el desprecio del pueblo. Decidió que no quería nada más que estar en los brazos de su pianista, felices y sin nadie que los señalará.
Los dos enamorados vivieron en un lugar diferente al reino, en una pequeña casita, sobreviviendo con lo que cultivaban y ganaba el pianista. Los meses se convirtieron en años y su amor creció, los lazos jamás se rompieron, pero el pianista enfermó y decayó a tal punto de no poder levantarse de cama. El príncipe lo cuidaba y curaba todos los días, pero su corazón pesaba, el ex príncipe conocía la gravedad de la enfermedad, el doctor había dicho que sus días estaban contados.
En los últimos días, el pianista se levantó con las últimas fuerzas que tuvo, y le dedicó las últimas notas a su querido esposo. Las notas eran un pensamiento de el amor que le tenía a su príncipe, de lo agradecido que estaba por haberlo escogido y aunque le tocaba partir, no olvida los preciados recuerdos junto a él y que no llore de tristeza, más bien de alegría porque lograron vencer los obstáculos y amarse sin límites, que ésta melodía la guardase en su corazón y que la ejecute cada vez que lo extrañe.
El pianista murió al siguiente día, ese día la armonía y los sonidos alegres no estaban presentes, sólo el ex príncipe sentado frente al piano después de haber enterrado a su amado, derramando lágrimas y con el corazón aguado sus dedos bailaron en el teclado, repitiendo las melodiosas notas que su pianista le había dedicado.
Build lloraba, sintiendo la tristeza del príncipe, quien perdió a su pianista, dejándole únicamente sus notas.
—Tu madre era una gran inventora, de seguro sería una gran escritora —halago Build, habiéndole encantando el cuento.
—Si, ahora estará narrando a los ángeles del cielo —rio ante su ocurrencia y nostalgia. Busco entre su bolsillo y le pasó un pañuelo a Build.
—Gracias —Build se secó las lágrimas sintiendo el olor del pañuelo el mismo que Bible desprendía al caminar.
—Es hora de irnos, debes comer antes de ir a trabajar —recordó Bible levantándose y dándole la mano a Build para ayudar a levantarse.
Build amaba agarrar las manos de Bible y es que la sensación bonita y electrizante era tan pacífico como leer un libro en silencio.
Los dos salieron de la biblioteca sin darse cuenta que en todo el camino a casa no se soltaron de las manos, hasta que llegaron a la puerta y se vieron sonrojados de ver unidas y entrelazadas sus manos sin señal de querer soltarse, pero Build tuvo que hacerlo primero antes de que saliera su hermano.
—Nos vemos —dijo Build a la ligera, dando la vuelta para abrir la puerta y escabullirse dentro, antes de que sus mejillas exploten de lo sonrojadas que están.
Los siguientes días para Build fueron de felicidad, Bible iba casi a diario a la biblioteca, escuchar no era lo único que hacía, también hablaban sobre sus mismos intereses; música, gustos, comida, los días de exámenes y estudios pasados, un poco de todo. Convirtiéndose el ambiente y su compañía amena. No era rutinario, era un gusto pasar tiempo juntos. Cómo cuando abres un libro y encuentras un aroma adictivo, pasivo, reconfortante.
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ERES PARA MI [BibleBuild]
FanficBuild ha salido del trabajo. En la avenida menos transcurrida unos maleantes lo detienen, queriendo robar y hacerle daño. No lo logran. Los maleantes salen huyendo porque un chico de semblante terrorífico los espanta. Un chico que tiene la mala fa...