Capítulo 13: Alcohol y verdad

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Esa misma noche

Lía sentía un asedio total en aquel coche, acompañada de Tomeur, de regreso a casa sin Gabriel. El tren que se suponía que lo traería, sufrió un inesperado retraso, así que, llegaría dentro de cinco horas, según supo informar el oficial de boletos.

-Señorita Lía. – repitió Alser levantando un poco la voz. – Lo siento ¿le sucede algo?

-No es nada. – respondió mirando por encima del hombro del chofer.

-Bien. Le recuerdo que la señorita Zaira ha pedido que asista mañana por la mañana.

-Supongo que podemos ir ahora. Aun no es tarde y puede tratarse de algo importante.

Lía encontró a Zaira en la cocina. Terminaba de arreglar la vajilla y tomó asiento, consumida por su mayor preocupación; la infidelidad de su sobrina. Vio entrar a Lía y saltó a sus brazos.

-¿Dónde está mi abuelo, tía?

-Él duerme, querida. – contestó Zaira sirviendo un poco de té para la ocasión. - Le pedí a Tomeur que te citase para charlar mañana, pero veo que te interesó saber de que se trataba.

-Bueno ¿Qué era lo que deseas decirme?

Lía dio el primer sorbo y debido a que el té carecía de azúcar, decidió dejarlo a un lado.

-Se trata sobre el pequeño favor que debía hacer por ti.

Zaira se sorprendió por la falta de entusiasmo en Lía. Notó que su ánimo no andaba nada bien.

-Lo lamento, tía. No logro descubrir para que pedí que me echarás la mano.

Zaira metió la mano en el bolsillo y le extendió un papel con varias letras cursivas.

-El menú para la boda. Estabas tan indecisa con los aperitivos, postres, todo en cuanto a la comida y bebida que se servirá a los invitados. Indicaste que no podías elegir entre tantas opciones. He hecho un estudio exhaustivo y de acuerdo con mi experiencia, esos son lo platos que deberás ofrecer. Te garantizo que serán exquisitos.

Lía tomó la hoja y ni siquiera se esforzó por leerla, simplemente lo envolvió y guardó en la cartera.

-Te lo agradezco, tía.

Zaira denotó un gesto de complacencia e incluso podría hacerse mención a una insinuación de lástima. Recordó el fatídico beso de James y Lía, sobre el idilio prohibido que se propuso darle fin a cualesquier precio. De este modo, se acercó a su sobrina, tomó sus manos y actuó con una máscara en el rostro. Debía ser así para evitar que la verdad fuese develada y todo transcurriera tal como tendría que llevarse a cabo, con una espantosa sombra.

-Algo te pasa, querida. Por lo visto no es nada bueno. Tienes algo que contarme. No está mal recordarte que puedes confiar en mí.

Lía prestó atención a Zaira. Por un instante quiso confesarle los acontecimientos con James Arthur.

-Es la presión de la boda, tía. El hecho de que pronto me casaré me está costando un poco, pero son solo emociones. Fáciles de lidiar. No te preocupes.

Zaira sonrió, aunque, determinó que su acompañante mentía.

-Creí que otras cosas te estaban afectando.

-¿Qué cosas podrían molestarme, tía?

Zaira, al verse atrapada, procedió a involucrar a Aronir.

-Pensaba que la conducta de tu abuelo con Gabriel te angustiaba. A él no le agrada porque cree que no es el hombre apropiado para ti. Pero lo hace por un motivo mucho más fuerte. Como bien sabes, fueron los franceses quienes mataron a Fylic en la Gran Guerra. Desde ese entonces, nada que sea de Francia le parece bien o al menos puede llamarse bueno. Ignora su odio, no les hagas caso al rechazo que muestre por tu futuro esposo.

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