«Respira... mantén la calma... guarda la compostura».
Esas eran las frases que me repetía a mí mismo, una y otra vez, para no perder los estribos.
A mi lado, Slash estaba hecho un manojo de nervios, arrojando latas vacías de refresco en un intento de drenar su frustración. Repetía una y otra vez el nombre de Amanda, como si hacerlo la haría volver mágicamente.
«¿Qué haría papá en estas circunstancias?... Piensa... Piensa...».
Aunque mi padre solía trabajar mucho, siempre se tomaba el tiempo para enseñarme cosas acerca de su trabajo, y de cómo pensaban los criminales. Una de las primeras cosas que me enseñó, es que la mente criminal nunca operaba con lógica, por lo que atacarlos con lógica no era siempre una buena opción. También me enseñó que, ante toda circunstancia adversa, siempre había que mantener la calma. Los criminales siempre cometían errores y eventualmente creaban una abertura para atacarlos.
Axel tenía de rehenes a Amanda y Miranda, y si daba un paso en falso, podía ser el fin de la vida de ambas. Él no les haría daño de momento. Me necesitaba a mí para jugar su juego psicópata, pero yo debía andar con cuidado al jugarlo. Al no pensar con lógica, él podía cambiar las reglas si quisiera, pero no lo haría por ahora.
Slash me sujetó de la solapa con rabia, esperando una reacción de mi parte. Quité sus manos de mi camisa, pero mantuve la calma. No serviría de nada pelear con él.
—Tienes que tranquilizarte, Slash. No vamos a llegar a ninguna parte si nos ponemos histéricos —dije tratando de no levantar la voz. La sien me palpitaba por el esfuerzo—. Lo primero que necesitamos es esperar para saber qué más quiere Axel de nosotros. Después sabremos qué hacer.
—¡Axel es un maldito lunático, Fernando! ¡Lo conozco demasiado bien! ¡Quizá haya matado a Amanda a estas alturas!
—No lo creo —dije mientras negaba con la cabeza—. Él va a mantenerlas a las dos con vida, al menos por ahora. Quiere jugar con nosotros, pero no hará nada hasta que comience su juego. ¿Te ha enviado algo más por correo?
Slash volvió a su computadora y tras un vistazo rápido y un par de clics, asintió con la cabeza.
—Míralo por ti mismo —dijo, dándole la vuelta al monitor para que yo pudiera ver.
Podía ver en la pantalla un mapa de la región, mostrando el bosque que estuvimos investigando Amanda y yo el día de ayer con el señor Vera. Había ocho círculos rojos pintados en algunas locaciones.
—Quiere que lo encontremos, pero ese bosque es demasiado grande para hacerlo en dos días. Creo que necesitaremos a tus amigos hackers.
—¿Izzy y Ashba? Olvídalo —Slash negó con su cabeza—. Salieron de la ciudad para participar en un torneo de videojuegos. Tenemos que hacer esto nosotros antes que ese malnacido le haga algo a Amanda y a Melanie.
Miré detenidamente el mapa, revisando cada círculo con detenimiento. Hubo algo que me llamó la atención, pero se me escapó de la mente por un segundo.
—Axel dijo que podíamos buscar ayuda de alguien más. ¿Qué hay del comisario que me arrestó la última vez?
—¿Cabral? No creo que sea buena opción —dije sin mirarlo de vuelta, concentrándome en el mapa—. Axel lo conoce muy bien y si se entera de que lo estamos involucrando, puede hacerles daño a las dos.
—¿Qué haremos entonces? ¡Tú eres el detective! ¡Debes saber que hacer!
Eché un vistazo al reloj de mi celular. Eran alrededor de las 5 de la tarde. Si debía actuar, era el momento de hacerlo.
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La Detective Impertinente
Mystery / ThrillerFernando Salgado, un joven de veinticinco años, tiene como sueño convertirse en un detective como su padre. Para esto, toma un empleo en la Agencia de Detectives Manrique, trabajando como ayudante de la única dueña del negocio: Amanda Manrique. Ella...