CAPÍTULO 12: EL CASO DEL TRÉBOL CIBERNÉTICO (PRIMERA PARTE)

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Aquella mañana, poco después de levantarme, decidí reorganizar mi cartelera con las evidencias que había recolectado hasta ese momento. Las conexiones estaban aúnmás claras, pero me faltaban detalles para saber exactamente qué le habíaocurrido a Amanda años atrás. Lo que me había comentado Raimundo cargaba un significado emocional muy grande, y una vez que lo descubriera, conocería aquello por lo que mi jefa estaba tratando de escapar.

Ya estaba seguro que Amanda y mi padre se habían conocido en el pasado y habían trabajado juntos. Eso era incuestionable aunque todavía me costaba creerlo. No puedo imaginar la clase de relación que ellos habrían tenido, sabiendo cómo se comporta ella.

Luego, el incidente del Muelle 21, el último caso de mi padre antes de su muerte, y que estaba tan relacionado con Amanda que su sola mención podía provocarle ansiedad.

Finalmente, estaba Axel y su misterioso empleador, del cual tenía la sospecha que era el "Gran M". Axel sabía sobe ese incidente, y lo había usado para generar un fuerte golpe emocional en ella. Lo que no me quedaba claro era el cómo supo sobre ese incidente, y qué ganaría con recordárselo. La única respuesta que se me ocurría, era que el "Gran M" sabía sobre lo que ocurrió en el muelle, y se lo había dicho a Axel para que hiciera su trabajo sucio.

Pero lo que no me quedaba claro, era el "por qué". Saber esa información no era relevante para él, salvo que lo usara para causarle más traumas y debilitarla emocionalmente. Quizá ese era el plan del "Gran M", atacarla en su punto más vulnerable.

"¿Qué ocurrió en el Muelle 21?", me repetía una y otra vez. La única que sabía esa información era Amanda, pero si la confrontaba directamente, se cerraría como una almeja y reaccionaría con violencia. Necesitaba saber esa información por mi cuenta si quería presionarla y que me contara toda la verdad, pero aún no era el momento.

Para eso, necesitaba descubrir la ubicación del "Gran M", y la única conexión que tenía en ese momento, era Clarissa Martinelli.

Estaba muy cerca de descubrir que era lo que escondía mi jefa, y aun así, lo sentía distante. Era como si pudiera estirar la mano todo lo que pudiera, pero la verdad seguía inalcanzable. Eso no sería por mucho tiempo.

Mi celular comenzó a sonar y me apresuré a contestarlo. Era Slash al otro lado de la línea.

- ¿Fernando? ¿Estás disponible? –sentí al hacker hablar con mucha inquietud.

- Buenos días, Slash. ¿Qué ocurre? ¿Todo está bien? –le respondí tratando de calmarlo. Caminé hacia la cocina para servirme un poco de café caliente que había dejado en la cafetera.

- No es bueno que hablemos por teléfono. ¿Puedes venir a mi casa? Necesito decirte algo.

- Si, iré para allá en un momento. Recién voy a desayunar.

- No tardes por ningún motivo. Tampoco le digas nada a Amanda, ¿de acuerdo? –de inmediato, colgó.

Miré el teléfono con extrañeza antes de tomar otro sorbo de café. Por la forma en que hablaba, concluí que había descubierto algo importante. Me apresuré a comer un sándwich insípido antes de salir corriendo a su departamento. Lo que fuera que hubiera descubierto, me serviría para escarbar un poco más en el pasado de Amanda.

En cuanto llegué a su puerta y toqué de la forma acostumbrada, Slash abrió de inmediato. Lo noté más inquieto que de costumbre.

- ¿Está Amanda contigo? –dijo mirando hacia el pasillo. Yo negué con la cabeza.

- ¿Qué te pasa? ¿Averiguaste algo?

- Entra. Te explicaré todo.

Slash me tomó del brazo y me haló al interior del apartamento. Una vez que cerró la puerta, se giró mirándome a los ojos.

La Detective ImpertinenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora