CAPÍTULO 8: EL CASO FUERA DE ESTE MUNDO

78 11 51
                                    

¿Crees en los extraterrestres?

Al principio, yo sí. Cuando era niño, miraba al cielo durante la noche pensando si era posible que allá afuera, en algún planeta distante, existiera alguna civilización capaz de viajar en una nave espacial hacia nuestro mundo. Había visto muchas series de ciencia ficción y películas sobre invasiones y guerras interplanetarias, pero aún creía que existía una especie de civilización super avanzada que pudiera ayudarnos a curar las enfermedades o a acabar con la guerra en el mundo.

Por supuesto, maduré y dejé de creer, como la gran mayoría.

Sin embargo, recuerdo un caso en particular que se relacionaba mucho con los seres de otros mundos y lo sobrenatural. Y aunque suene ridículo, fue también el caso que puso nuestras vidas al borde de la muerte. Nunca en mi vida había sentido tanto terror como cuando viví ese caso.

Todo comenzó un par de días antes. Estaba en mi casa esa noche, estrujándome el cerebro con los indicios inconexos que tenía sobre el pasado de Amanda. La pieza faltante seguía eludiéndome, y tampoco había hallado nuevas pistas acerca de Clarisa Martinelli. Slash no me había llamado, por lo que supuse que seguía sin encontrar nada nuevo. Estaba atorado en ese rompecabezas, y seguía preocupado de que Axel, o quien fuera que lo hubiera contratado, hiciera algo contra Amanda sin poder hacer algo al respecto.

Clarisa Martinelli era el más importante de mis indicios, pero su paradero era desconocido. Todo lo que sabía, era acerca de esa fundación para becar a niños para estudiar ciencias, pero no conocía nada de su vida privada o del lugar donde vivía. Para colmo, la susodicha fundación no tenía una oficina central. Pensé que en algún momento tendría que salir a la luz pública, y esa sería mi mejor oportunidad para abordarla antes que Amanda hiciera algún movimiento. Me froté el cuello recordando cómo había reaccionado en la oficina cuando dije su nombre.

Me froté las sienes sintiendo un palpitante dolor de cabeza y decidí encender la televisión para distraerme. Casualmente estaban comenzando las noticias. La reportera mencionó las consecuencias del arresto de Lucio Farelli, y toda la red de trata de blancas que se había destapado a su alrededor. Muchas celebridades que se habían asociado a él, declaraban en los medios acerca de cómo mantuvo en secreto un negocio tan ruin. Recordé que Farelli había mencionado al manager de Melanie como su amigo, pero su nombre nunca salió a relucir. Me preguntaba cómo estaría ella ahora y si se había visto afectada por el escándalo también.

La siguiente noticia, fue acerca de un nuevo golpe del Caballero Fantasma, esta vez a una empresa de informática llamada "Clovertech". Los directivos de la empresa declararon que no se robaron nada de importancia y habían solicitado a la policía que se encargara de las averiguaciones. Para mí, no tuvo ningún sentido.

«El Caballero Fantasma no actuaría por nada que no tuviera valor», pensé, pero la noticia había pasado y sacudí mi cabeza para sacarme de la mente a ese condenado ladrón. «Nos veremos las caras otra vez», concluí con una sensación amarga en la boca.

Mientras las noticias pasaban a la sección deportiva, volví a pensar en mi investigación acerca de Amanda, y por pura coincidencia, pensé otra vez en el misterioso "Gran M". Una simple conexión me puso su nombre en contexto, y añadí esa pista a mis anotaciones.

"El Gran Martinelli"

Leí ese apellido una vez más, y lo percibí ominoso, como si representara algo mucho más turbio. ¿Se refería a Clarisa? ¿A algún familiar suyo? Todo eran puras conjeturas; pero sentía que mi instinto me estaba llevando por el camino correcto.

Luego, se anunció la aparición de una adolescente muerta en un bosque cercano a la ciudad, con signos visibles de tortura. Era la tercera en el mes, y aún no había sospechosos. Imaginé que si Raimundo siguiera como comisario, estaría gritándole a sus subalternos en esos momentos. Benavides seguramente seguía regodeándose con los medios por lo de Farelli, lo que me provocaba aún más asco.

La Detective ImpertinenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora