The Loser

Capítulo XVIII: medidas desesperadas.

"La desesperación toma a la mayoría de las personas, pero despierta a otras por completo." (William James)

La mente humana es complicada, se manifiesta de formas absurdas para con insistencia arruinar cada pequeño destello de cordura; como puede ser maravillosa puede ser oscura, escondiendo mínimos detalles que cambian la realidad como la percibimos. Desde aquella noche, dónde el nombre pronunciado bajo el éxtasis sexual salió de su boca con un jadeo fuerte; la percepción de todo se volvió turbia provocando insomnio y frustración.

¿Cómo podía hacer tal cosa? ¿Por qué semejante nombre fue el único que despedirían sus labios? Y desde entonces todos los sueños convertidos en locas pesadillas, siendo protagonista el moreno. El temor de soñar con aquel en diversas posiciones, provocó el inmediato esquivo trato con el coprotagonista; alejándose hasta evitarlo como la peste.

Quizás, si menos lo veía lograría evitar aquellos pensamientos y sueños. No obstante; el trabajo impedía la lejanía, solo por ello logró pedir unos días de descanso excusándose bajo la vaga mentira de una gripe fuerte. Pocos días resultaron, buscando algún alivio que conjurara el olvido de tales sueños con su compañero o de alguna forma fingir que nunca pasó tal cosa.

Fueron varios días negándose a contestar algún mensaje más allá de lo necesario; viajando incluso dónde su familia pero evitando los encuentros sexuales, temeroso de volver a decir aquello. Nadie lo culparía, debe ocurrir que en ciertas circunstancias la mente juega utilizando como recurso el más constante objeto o persona a nuestro alrededor, no debería significar nada.

Sin embargo; es su hermano quien jode todas sus posibilidades de calma, esa noche en casa de sus padres la lectura interesante de su hermano se convierte en un tormento para el. La voz de aquel entretenido poco sabía cómo con cada palabra un burbujeante miedo lo azotaba.- es el cuento de una ninfa, llamada Dafne quien perseguida por Apolo en desesperación pide a su padre el dios Ladón que la convierta en un laurel.

-No fue culpa de nadie más que las burlas de Apolo a Eros sobre su puntería; condenando al dios del sol una enamoramiento voraz y peligroso, mientras que a la dríade disparó una flecha de desprecio y desdén. Con la transformación en aquel árbol, Apolo adoro tal planta con la misma intensidad que a la ninfa.- con el libro en mano y su paciente tranquilidad contaba el menor de los Romsaithong.- pobre Dafne, obligada a soportar la obsesión de Apolo por la eternidad.

Al igual que Apolo, él recibió el desprecio del otro actor deseando huir de él para liberarse de sus tratos ¿Lograría Apo también aquello? La posibilidad es mínima considerando su trato con la compañía. Sin embargo; partiendo de Kalasin volvería a Bangkok tan pronto el cielo pintaba de colores el amanecer, dejando en el olvido los sueños y aquel error, o haciendo el intento.

La tarde pintó el cielo cuando en su casa se preparó para el día siguiente; sin grabaciones que realizar sólo una planificación en las oficinas de BOC, allí debería enfrentar la mirada indiferente del moreno y la vergüenza de sus últimos pensamientos.  Con la línea de pensamientos más mortificante el sueño inmediato fue imposible de conciliar, temiendo otro donde aquel hombre sea protagonista.

La mañana con seca y apenas frescura en el aire debido a las altas temperaturas de Bangkok, llegaría anunciando con desesperantes pitidos la hora de despertar. Aunque su noche bien podría llamarse desvelo, el poco sueño que obtuvo careció de cualquier cosa más que la negrura absoluta; ojos rojos del insomnio y ojeras oscuras, la única muestra de falta de sueño por días lo recibió en el espejo.

Sin importar, continuó su rutina hasta despedir su apartamento en la ida hacia las oficinas; autos por todas partes y el bullicio entregando a su cabeza un ligero dolor.  Solo en los suburbios donde el pequeño edificio aguardaba, la calma reinó a su alrededor dejando un momento bajo el aire acondicionado de su auto y la sombra de un árbol, dormir una hora. Despertando solo gracias a un golpeteo en el cristal de la ventana y la mirada curiosa del CEO.