Capítulo XXI: admite tus pecados.

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“Los delitos llevan a las espaldas el castigo.” (Miguel De Cervantes)

¿Has experimentado el remordimiento? ¿Sabes cómo se siente? Luego del gozo podemos sentir un peso culpable en nuestra alma; a veces después de gastar dinero, otras tomando una decisión. El humano desconoce lo que realmente significan sus acciones, solo entendiendo las consecuencias después. Incluso si no hay efectos secundarios, el cerebro está dispuesto a mortificarse flagelándose con diferentes escenarios. Sin embargo; poco sería su caso, luego de salir del apartamento de Apo.

En aquel pasillo oscuro, carente de alguna calidez junto a su ropa mojada, la carga de sus acciones instalada en su pecho determina y analiza cada error que no debió cometer.  Tras su espalda la puerta cerrada claro reflejo de su dueño, la negación de escucharlo o recibir confort; ha fallado en todo, perdiendo a Po con sus estupideces. Sabe que debe irse, que no es recibido pero las piernas no responden queriendo volver al cálido hogar donde pueda tomar en brazos al otro hombre y prometer amarlo para siempre, olvidando el pasado para crear nuevos recuerdos.

No obstante; aquella posibilidad luce tan lejana y como realidad sólo parece más un sueño, Apo aunque lo ame no arriesgaría sus manos al fuego por él, las mentiras fueron suficiente prueba para el moreno y ahora está pagando con creces. Pasan al menos 5 minutos hasta que un paso y luego otro lo alejan de la puerta camino al ascensor, dejando entrever el reflejo de aquel cubículo metálico la clara palidez de su rostro preocupado. Con el aviso del primer piso abriendo las puertas y la disposición de abandonar tal máquina, la sorpresa molesta de quien menos desea ver lo deja mudo; Aiden Wright allí mismo observando su persona y junto a él, la chica que no teme demostrar su enojo por verlo.

Haciendo uso de cada fibra de su ser, en total esfuerzo ignora a ambos, yendo directo a la puerta del edificio y en el fondo escuchando a la molesta mujer exclamar.- Apo no necesita a ese hombre.- ¿Necesitar o no? Va más allá de eso, ambos se pertenecen pero sabe que con sus errores incluso si el destino juega uniéndolos constantemente, el moreno desprecia ese juego.

De oídos sordos abandona el lobby, alejándose bajo la húmeda calle mientras piensa y se castiga, impulsivo hombre ahora lloras por tus acciones a sabiendas que Apo sufrió aún más tu cruel trato. ¿Cuan  merecedor eres de aquel chico? El mundo te lo ha dado en bandeja de plata y tú despreciaste tan hermoso obsequio.

Es cierto, Apo no me necesita… pero yo lo necesito a él.

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-Entonces… lo besaste.- poco sorprendida la voz de ella por el teléfono reacciona ante la confesión; quizás esperando más que un simple toque de labios.

Desde aquella fatídica noche, dónde bajo un extraño impulso beso a su querido phi, lógica su mente confundida trata de explicar el porqué de sus acciones. El hecho de que aquel roce produjo una gran cantidad de emociones dentro de sí resulta sorprendente, el sentimiento de culpa por igual es tan inmenso como los demás; a la mañana siguiente como si nada hubiese ocurrido, Build actuaba normal.

Aún recuerda esa mirada, el poco brillo perdido y la gran melancolía empañando sus ojos con gotas saladas de dolor. Cada que rememora el momento su corazón encogido de remordimiento apenas lo deja respirar; desde entonces evitando su mirada Phi Build solo actúa como un lejano conocido, ofreciendo sonrisas vacías y sabiéndose el culpable de aquello, solo puede bajar la vista para no ocasionar más dolor.- Si…

Hablando con su ex amante y amiga, conoce la calma de un buen consejo bajo su criterio. Ella que una vez le advirtió tener cuidado y no obedeció, ahora cuestiona sus acciones.- ¿Te gustó? .- ok, quizás esperaba un sermón ante las estupideces que hace pero la pregunta no se la planteó nunca ¿Le gustó besar a Build?.

The LoserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora