𝗹𝗲𝗴𝗼𝗹𝗮𝘀 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻
[terminada en 2023]
Silwen era la última de su linaje sobre la Tierra Media. Desconocedora de su pasado y tras la caída de Sauron, emprende un viaje hacia Ithilien en busca de aquella paz que tanto ansiaba. Pero c...
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Punzante, la flecha se hundió en su armadura, alcanzando únicamente a estremecerse, Silwen sintió la misma acariciarle cruelmente el corazón. Dio un traspié, mientras el bullicio que la envolvía iba suavizándose al igual que lo hacían sus latidos. Su propio cuerpo dejó de responderle, y conociendo su destino, cedió cayendo contra la tierra.
— Ginathathon, daro. (Resiste, te ayudaré)—Lómion se arrojó sobre ella con desesperación— Silwen, daro a vaethonathanîn. —enterró la mano en el pelo níveo de su hermana, y las mismísimas ascuas de Orodruin se le atascaron en la garganta, al ver su mirada perdida en el carmesí del cielo— Vae, ¡Colovae, thêl! (Lucha, aguanta y lucha, hermana)
Los negros orbes del elfo se dirigieron a la flecha que le atravesaba el pecho, aguardó entre temblores unos instantes, y cuando ni un ápice del cuerpo del Silwen se movió, quedó tan rígido que ni siquiera pudo soportar el imprevisto empujón de Legolas.
— Va, gin iallon. (No, te lo suplico)—los brazos del príncipe envolvieron férreamente a la inerte elfa— Gimelin, athog, le i velethe-guilnîn. (Te quiero, por favor, eres el amor de mi vida)
Legolas rompió en un llanto desgarrador, y la impasibilidad de Lómion ante la osadía de haber sido atacado, hizo detener todas y cada una de las espadas que se blandían aún en batalla. Arda pareció sumirse en un silencio abrupto, asfixiante, que robaba el aire de quien contemplaba tan trágica escena.
Lómion amagó con acercarse de nuevo, roto en dolor, mas el hallazgo de la sombra de Morgoth a su espalda, le imbuyó en cólera, haciéndole tomar su propia espada del campo de batalla. Y mientras más se alejaba de su hermana, y del hombre que le había entregado el corazón y ahora moría junto a ella, fue encontrándose más y más perdido en la oscuridad.
Una mano se posó sobre el hombro de Legolas, este ni siquiera la notó sobre sus ropas, pues era tan solo el tormento de su corazón lo que podía sentir en aquel instante, y lo que sentiría eternamente al saber que vagaría en un mundo sin su amada. Se odiaría hasta el fin de Arda por lo que había provocado, pues sus propias manos le había arrebatado lo único que había alcanzado a amar con total pureza. Jamás iba su corazón a sentirse vivo nuevamente, ni cálido su cuerpo, ni en paz su alma. La pena le iba a consumir desde dentro, poco a poco, cual veneno que era el eterno amor.