11

2.7K 377 53
                                    

El nacimiento de la bestia.
Veinte años atrás. {2/3}

Habían transcurrido dos meses desde la apertura definitiva de la fábrica. Los mercados exaltaban la excelencia de la carne producida en su interior. Cientos de cerdos y otros animales ingresaban, emergiendo semanas o meses después en un estado óptimo para ser adquiridos por la sociedad coreana.

El funcionamiento interno de la Fábrica de Carne JJH permanecía envuelto en un velo de misterio. Se especulaba que los contratos laborales imponían un alto nivel de confidencialidad sobre los acontecimientos internos, lo que dificultaba obtener información. Sin embargo, la población no parecía mostrar un interés sustancial en desentrañar los secretos; mientras pudieran disfrutar de la carne, preferían relegar cualquier interrogante.

Jeon JaeHyun, ahora reconocido como el señor Jeon, vivía su sueño. Como respetado líder, la fábrica cosechaba elogios por su destacado desempeño y, por supuesto, por sus lucrativas ganancias. Sin embargo, lo que realmente colmaba de satisfacción al señor Jeon eran los vastos y profundos agujeros en la planta cero. Consciente de que, a pesar de haber prevalecido sobre su hermano, la incertidumbre persistía; cualquier acontecimiento inesperado o indiscreción podría alterar el curso de las cosas.

Es así que en esos agujeros podría sumir a aquellos que le resultaran molestos, sepultar sus secretos bajo tierra y engendrar sus propias criaturas. Individuos desdichados que solo anhelaban causarle perjuicios. La mera idea de arrojar a quienes quisiera en esos repugnantes orificios, transformándolos en seres míseros, le generaba más deleite que cualquier otra experiencia.

Se encaminó hacia una sala específica; cada paso resonaba con los persistentes alaridos que emanaban entre las paredes. Al abrir la puerta, se vio obligado a cerrar los ojos, abrumado por el agudo grito que la mujer frente a él profería.

— Señor Jeon, está ocurriendo. — Susurró Jessica, arrodillada ante el sudoroso cuerpo de Suzy, quien gritaba con desesperación, clavando sus uñas en los brazos de la enfermera. Observó a su jefe, consternada por la situación; no encontraba forma de calmar a esa mujer y se sentía desconcertada sobre cómo manejar la situación.

Cuando JaeHyung eliminó a su hermano, ocultó a su dulce esposa en las salas blancas, normalmente destinadas a la faena de los animales. Mantenerla en secreto se volvió un caos; sus lamentos diarios por auxilio resonaban hasta desgarrar sus cuerdas vocales. Aunque los gritos nunca traspasarían las paredes de la fábrica, la situación generaba morbo e incomodidad entre los empleados. A pesar de las advertencias sobre la prohibición y las consecuencias de entrometerse en asuntos no pertinentes a la empresa, no tardaron en difundir repulsivos rumores sobre la situación.

En el presente, luego de dos meses de confinamiento en condiciones deplorables, Suzy se encontraba en trabajo de parto en la insalubre sala destinada a la faena de animales, donde ahora la única sangre que fluiría no sería la de un animal, sino la suya.

— Asiste a Suzy. — Exigió el señor Jeon con premura a Jessica, sin apartar la mirada del rostro de Suzy, quien se retorcía de dolor en el suelo. — Extrae al niño.

— Pero señor, un parto es un procedimiento sumamente complicado. — Titubeó la enfermera, temblando. — Necesitaríamos una camilla, mis instrumentos médicos, toallas, anestesias, calmantes, guantes...

— Hazlo, ¿o acaso piensas desobedecerme?

La enfermera no respondió; simplemente tragó con nerviosismo y se enfocó en la mujer frente a ella. Con manos sudorosas debido a la ansiedad, levantó el vestido de Suzy y abrió sus piernas. Jessica, a pesar de haber llevado a cabo varios partos en su carrera, se encontraba en una situación única y perturbadora.

「 BODY 」kookv. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora