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Eternidad.

Cada fragmento de su ser se contorsionaba en una danza dolorosa dentro de su piel, mientras sus manos temblaban y lágrimas incandescentes descendían de sus ojos hasta besar el suelo. ¿Es esto lo que se le llamaba un corazón roto? Se sentía como morir. Jamás había conocido un llanto tan profundo, una lágrima teñida de tal intensidad. Su hermano, el vínculo más real que acarició, ya no residía. Fue devorado, entregado a la vorágine de la vida. La imagen se proyectaba en su mente, provocándole el vómito sobre el suelo. Podía visualizar a su pequeño hermano desgarrándose en vida, sus extremidades quebradas y desgajadas para luego desaparecer en la voracidad del consumo. Un abismo de dolor se abrazaba a su alma, sumergiéndolo en la penumbra incierta de la pérdida.

JungKook permanecía absorto en una contemplación estática; por vez primera en un extenso lapso no sabía que hacer, instigándolo a cuestionarse internamente acerca de la conducta más acertada. La perplejidad se apoderaba de él al no por ser entender la peculiar reacción exhibida por su presa, quien, según sus pensamientos debería haber manifestado regocijo o, al menos, algún atisbo de alivio. La intersección de sus miradas con los ojos castaños de TaeHyung, colmados de lágrimas y pesar, provocó en JungKook una inusual sensación de humanidad, distanciándolo de su naturaleza monstruosa.

— ¿Por qué? — Las sílabas se deslizaron en un susurro apenas audible, sumiendo a JungKook en la ilusión de su propia mente. — ¿Por qué te lo comiste?Él no te causó daño alguno. — TaeHyung cuestionó, consciente de que las respuestas a sus indagaciones eran más que simples palabras; eran esfinges carentes de solución. No existía un veredicto correcto, ninguna réplica podría aliviar la angustia que aprisionaba su ser. Al final, inquiría más para su propio entendimiento que para el de JungKook, pues sabía que en esa conversación la búsqueda de significado era un viaje interno sin destino claro.

— El aquí. — JungKook reposó su mano sobre su propio vientre, sus ojos contemplando compasivamente a TaeHyung, buscando ansiosamente la manera de mitigar su aflicción. Por lo general, el eco del llanto le infundía un temor que lo llevaba a taparse los oídos con desesperación, mas esta vez, la experiencia adquiría matices distintos; se sentía investido de responsabilidad y enigma. — Eternamente. — Concluyó con serenidad, consciente de la delicadeza de las palabras. Aunque la pronunciación de estas le resultaba esquiva, se esforzó al máximo para que se percibiera la esencia de su significado.

TaeHyung, enclenque en el suelo con sus manos apresuradas en torno a su cabeza, se yace inmóvil ante las palabras ajenas, su mente tejiendo pensamientos rápidos mientras sus lágrimas se retienen. Finalmente, lo asimila; vislumbra la crudeza del mensaje. De modo insólito, TaeHyung encuentra algún consuelo en esas palabras. Quizás, ser devorado haya sido el destino menos despiadado para Jimin, preferible a una existencia encerrada, desposeída de amor y afecto genuino, mejor que arrastrarse como una bestia en una oscuridad sin fin. TaeHyung capta la esencia del discurso de JungKook; es el sueño que ha acariciado toda su vida. Ser parte de algo, pertenecer eternamente. Ahora, Jimin se fusiona con JungKook de manera perpetua, amalgamándose con sus huesos, su sangre y su alma. Ser devorado trasciende la fugacidad; es la entrada a una eternidad cruda e inexorable.

[ ... ]

Días han deslizado su presencia, y JungKook ha observado cómo TaeHyung ya no se sumerge todas las noches en un lamento profundo, susurrando con fuerza el nombre de su hermano. Aunque aún ve lágrimas en sus ojos, han menguado en intensidad. JungKook también percibe cómo la crudeza de la carne cruda ya no es tan intratable para TaeHyung; persiste en pedirle a la bestia que la despedace antes de llevarla a su boca, pero ahora puede tragar sin cubrirse la boca con la mano, y las arcadas son menos desbocadas. En cuanto al agua fría que cae desde lo alto, ya está preparado; abre la boca, siente el líquido descender por su garganta. Aunque no alcanza a beber tanta cantidad como JungKook, su inexperiencia y resistencia limitadas lo han llevado a apreciar cualquier progreso.

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