8

3K 414 62
                                    


Encuentros.
Diecisiete años atrás.

— ¿Cuál es nuestra función precisamente? — Inquirió Bogum a su costado, ajustando con esmero el uniforme que portaba.

— No estoy completamente seguro, pero diría que en esta empresa nosotros formamos parte de la clase más baja. — Yoongi se posicionó frente a su amigo y corrigió la posición de la blanca chaqueta que vestía, cerrando la cremallera con destreza. Un gesto de gratitud se dibujó en el rostro de Bogum ante la intervención de Yoongi. — Nos ocuparemos de la tediosa tarea de limpiar la basura de los influyentes y de guardar cerrar la boca ante cualquier cosa que veamos.

Bogum fijó la mirada deslucida en el suelo impoluto bajo sus pies. Yoongi dejó escapar una risa compasiva; era evidente que su respuesta había desilusionado a Bogum, pero este necesitaba aceptar la cruda realidad. Aunque no se tratara de un trabajo honorable, no era el empleo que una madre desearía para su hijo. Sin embargo, era la ocupación que habían obtenido y por la cual recibirían una remuneración sustancial.

Hace tres meses, mientras navegaba por la red disfrutando de algo de comida basura, Yoongi quedó perplejo al descubrir una oferta en línea. La empresa cárnica Jeon, ahora bajo la dirección de un nuevo líder tras el trágico accidente que afectó a los antiguos propietarios, estaba reabriendo sus puertas.

Jeon Mingyu, el anterior dueño de la fábrica, se había suicidado, y su esposa Suzy, embarazada de tres meses, había desaparecido. Una noticia devastadora. El hermano menor de Mingyu, Jeon JaeHyun era ahora el heredó la fábrica y asumió el papel de jefe en todas sus operaciones.

El impacto de esta noticia resonó en cada rincón de Corea del Sur; algunos criticaron la pronta reapertura de la fábrica tras la tragedia, mientras que otros, como Yoongi, aprovecharon la agitación. Sin muchas expectativas, se presentó a la entrevista junto a su amigo de toda la vida, Bogum.

Ambos quedaron atónitos cuando tras unos pocos días de la entrevista recibieron una llamada donde les indicaban su día de inicio en la fábrica. La sorpresa perduró hasta el inicio de su nuevo empleo.

Su función en esa apestosa fábrica de carne no era más que limpiar la sangre de los cerdos muertos colgados en las salas, y más tarde, la de alimentar a las bestias. Yoongi podía contar con sus dedos todas las cosas turbias que parecían haber, pero él nunca diría una palabra. Solo estaba ahí para cumplir su trabajo y cobrar su paga, que bastante era para lo que hacía.

[ 🥩 ]

Yoongi había dicho y se había prometido mantener una actitud sumisa, comprometiéndose a limitarse estrictamente a sus responsabilidades en la fábrica. Abogaría por el distanciamiento de relaciones sociales, la abstención de inmiscuirse en asuntos ajenos, y la evasión de las intrigas corporativas. Se había persuadido de cumplir rigurosamente con estas premisas, hasta que se vio inesperadamente implicado con Jessica.

Jessica era una de las enfermeras de la empresa, no sabría muy explicar cómo pero un día para otro su relación profesional había cruzado una fina línea. Yoongi, sin albergar sentimientos amorosos ni un genuino interés por conocer a Jessica, se encontraba dubitativo acerca de los afectos que ella pudiera albergar hacia él, los cuales le resultaban inconsecuentes.

Quizá la blancura impoluta de los pasillos y estancias, la sepulcral quietud que permeaba cada rincón de la empresa, o tal vez, la amalgama de secretos que resonaban en aquellas paredes, condujeron a que un día, Yoongi y Jessica se encontraran teniendo sexo dentro de uno de los baños.

「 BODY 」kookv. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora