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Cuerpo.

JungKook estaba enfadado y ansioso. No tenía control de la hora, pero después de tantos años era capaz de deducir cuando era el momento de alimentarlo, y se estaban tardando demasiado.

La hora blanca había sido el día anterior y no era capaz de acostumbrarse al olor a limpio con el que estaba conviviendo, necesitaba y ansiaba ese putrefacto olor que le había acompañado durante años, al igual que el saber metálico de la sangre.

Su cuerpo se despertó por completo cuando sintió unas voces arriba. Los escuchó hablando arriba y forcejeando con algo, algo que no le importaba en la más mínimo. Él quería comer, ya.

Golpeó la pared de piedra con su puño, pero al estar tan abajo obviamente no pudo emitir ningún sonido, por lo que acarició su puño lastimado mientras miraba hacia arriba con rabia.

Luego de unos minutos, la puerta de madera que estaba arriba de él se abrió un poco, dejando entrar un sombrío rayo de luz que obligó a JungKook a cubrir sus ojos con molestia.

— Con esto bastará para al menos dos meses, no tendremos que preocuparnos por esta mierda más. — Escuchó a alguien de los que estaban arriba, pero no entendió sus palabras, no era capaz.

— Quizás no lo mata. — Otra voz se hizo presente arriba.

— Lo hará, es un monstruo, Yoongi.

JungKook gruñó de forma sonara ante las molestias a las que estaba siendo sometido. La tapa de madera arriba de él estaba media abierta pero nadie lanzaba nada, y el rayo de luz le forzaba a cerrar sus ojos con fuerza, además que esas voces molestan no cesaban.

Pero entonces pasó.

Un gran y sonoro impacto se hizo a presente a su lado, uno demasiado desconocido para él.

Eso era demasiado grande, pensó todavía con los ojos cerrados ante el rayo de luz que estaba desapareciendo, pues la tapa estaba siendo cerrada.

No hay manera de que eso que lanzaran fuera su comida, normalmente no sonaban así. Eran partes mutiladas y los huesos ya estaban rotos, por lo que no sonaban, pero esta vez había sido como una explosión.

Abrió sus ojos cuando ya no pudo sentir la luz. Pero el agujero era demasiado oscuro y era imposible ver algo. Al principio se quedó quieto, casi se podría decir que estaba sintiendo lo más parecido al miedo que había sentido en años, pero no era miedo, él lo sabía. Era confusión. Confusión porque algo realmente raro estaba sucediendo.

Se arrastró un poco hacia delante, estirando su mano y tanteando el suelo rocoso hasta que sus dedos dieron con piel, piel humana. Llevaba comiendo partes humanas años, sabía como era el tacto, pero esta vez era distinto. La piel de las partes mutiladas eran fría, muy fría y al lamerla podía sentir los cortes y heridas que había, pero en esta ocasión la piel estaba cálida y no parecía haber heridas en ella.

Arrastró su mano de abajo y todo lo que pudo sentir fue más piel, mucha más piel. No había duda de ello, eso era un cuerpo humano completo. Podía sentir su espalda, su pierna y sus brazos, aquello era el paraíso, un cuerpo entero para él solo.

Recordó que cuando el cuerpo cayó también pudo sentir el sonido de algo metálico caer. Tanteó su mano por el suelo rocoso y descubrió un objeto metálico. Lo tomó entre sus manos y lo tocó por todas partes tratando de adivinar que era, no es como si lo fuese a descubrir, pues nunca antes había visto o tocado un objeto que no fuese su cubo.

Siguió tocando y tocando y repentinamente una luz alumbró el agujero. El pánico invadió a JungKook quien tiró el objeto lejos de él, haciendo que este se estallara contra una de las paredes, pero no se rompió, la intensa luz se volvió más débil debido al golpe recibido.

Se había asustado incluso de ver sus propias manos.

JungKook tembló un poco, pero se dio cuenta de que solo era un tonto objeto metálico que brillaba y que tenía un botón. El azabache estuvo dispuesto a pulsar el botón para comprobar si así la luz se apagaba de ese modo de una vez, pero en el proceso sus ojos inconscientemente se dirigieron hacia el cuerpo frente a él y detuvo el movimiento de su mano para apagar esa molesta luz.

El cuerpo era pálido y estaba desnudo boca abajo, y una cabellera gris que le resultó extraña. Probablemente, esa parte no se comía.

Como era un cuerpo muy grande, JungKook decidió que dejaría la tenue luz prendida para así ver qué partes comería antes.

JungKook zarandeó el cuerpo un poco y comprobó que este no se movía y que nada raro pasaría. No podía esperar, no podía esperar en clavar sus dientes en esa pálida y suave piel, la boca se le hacía agua al pensar el festín que tendría. Pero no podía ser tan ambicioso, probablemente no le lanzarían comida en un buen tiempo, por lo que tendría que racionar este cuerpo bien.

Se preguntó si cuando se comiera este le lanzarían otro cuerpo entero en buen estado o si este lo había sido una ocasión especial o algo así. Esperaba que siempre le lanzaran cuerpos enteros en vez de trozos maltratados.

Empezaría por el brazo, se comería una parte hoy. Sus manos agarraron con fuerza el cálido brazo y con decisión, pero de forma lenta para no destrozar tan rápido el cuero clavó sus dientes en esa pálida piel. Pero las cosas no saldrían como él esperaba.

Un fuerte grito le hizo sobresaltarse y empujarse a sí mismo para atrás, pegando su espalda en la pared mientras sentía sus manos temblar y un gran dolor en sus oídos. Era la primera vez que escuchaba una voz tan de cerca y había sido un grito, por lo que sus tímpanos reaccionaron mal ante eso.

Con pánico observó el cuerpo frente a él, el cual había empezado a retorcerse ligeramente. No le había dado tiempo de arrancar carne, pero sí de clavar sus dientes por lo que el brazo del cuerpo estaba sangrando. Una de las manos del cuerpo frente a él agarró su propia herida, soltando leves quejidos que hacían a JungKook sobresaltarse.
Mientras el cuerpo se retorcía, JungKook logró observar la cara del cuerpo, el azabache nunca antes había visto un rostro y se preguntó si el suyo luciría igual.

Una expresión de dolor, eso era todo lo que veía en ese rostro.

Pasados unos minutos el cuerpo dejó de retorcerse y se calmó un poco. JungKook seguía observando fijamente el rostro del cuerpo, el cual mantenía los ojos cerrados, pero no fue así por más tiempo, pues sus ojos conectaron y el azabache dejó de sentir hambre, para sentir un inmenso cúmulo de sensaciones que le hacían sentirse más ansioso que él hambre.

「 BODY 」kookv. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora