XVIII

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“Demuestra cuánto lo deseas y te juro que me arriesgo una vez más"

Cuando las horas se hacen segundos es la clara evidencia de que estás en el lugar correcto, en los brazos correctos y en los labios correctos. Ellos estaban seguro de eso, habían pasado algunos meses conociéndose de la manera más profunda y carnal, mas aún así aquellas experiencias los habían atrapado de la misma manera, ambos sabían que la agitación de sus corazones estaba coordinada y la sensación de que éste saldría por sus bocas era el claro ejemplo del amor que había empezaba a existir.

Gerard también había sufrido, aquella tarde de lluvia en qué vio el rostro mojado del avellana, cuando las horas de lluvia se mimetizaron con las lágrimas, el sintió su corazón romperse en una cantidad de partes inimaginables. Fue en ese momento en que se dió cuenta de su frustrado intento por quitar las caricias de Frank con las de otro, ese intento había solo causado romper dos corazones que estaban inconscientemente destinados.

Sus corazones querían correr y ser uno.
El esmeralda subió y bajó sus párpados de manera rápida, mirando atónito los ojos de Frank, sin saber que decir sólo quería tomar el rostro del avellana entre sus manos y besarlo hasta que llegara el próximo ocaso.
Frank cerró sus ojos y mordió su labio inferior, inquieto tras no obtener ninguna respuesta. Intentó llenar sus pulmones de aire, apretó sus manos con fuerza y luego abrió los ojos volviendo a observar aquellos colores.

– Entiendo tu silencio – dijo en desahogo –, no debí venir.

– Bésame.

El avellana no comprendió la petición del castaño, lo observó levantando una de sus cejas cuestionando de manera imprudente la orden del contrario. No entendía a Gerard, a veces creía entenderlo pero otras era imposible descifrar lo que pensaba. Hace un poco más de un mes se abría negado ciegamente a besarlo, pero está vez el escalofrío que recorrió su cuerpo le dejó en claro que era el momento en que todas sus murallas se habían demorado.

Las manos tatuadas de Frank se apoyaron en el mueble de cocina para darse impulso y sentarse sobre éste, dejó un espacio entre sus piernas y en un murmullo preciso exigió a Gerard acercarse, éste sin dudarlo caminó ligero hacía él, lo observó por un momento, apoyó sus manos en el mueble a cada lado de frank.

– ¿Ésto es un "sí"? – le cuestionó Gerard.

El avellana sonrió respondiendo le esa pregunta con el instantáneo brillo de sus ojos. Llevó su dedo pulgar al pálido mentón del castaño, acercó su rostro para pasear sus labios por su frente, la curva de su respingada nariz, su mejilla, su sien y luego descendió hacía su barbilla, dejando la humedad de su respiración en cada parte que rozó con sus labios. Gerard se permitió cerrar sus ojos y botar un tenue suspiro. Frank apegó su frente a la del contrario y la movió un poco para pedirle al esmeralda de una manera complice que abriera sus ojos, éste lo hizo al mismo tipo en qué le dedico una encantadora sonrisa.

El avellana estaba desnudando su dulzura con la intención de hablar sin necesidad de pronunciar no una sola palabra, el escalofrío que le hacía sentir Gerard con tan sólo mirarlo era tan placentero que lo hacía sentir bajo pecado. Cerró sus ojos y se acercó lentamente con sus labios entre abiertos, Gerard volvio a dejar caer sus párpados al sentir el aliento de Frank sobre la comisura de sus labios y el avellana lo besó...

Lo besó rompiendo cualquier estúpida regla, olvidando sus promesas y confirmó la caída de la última pared que lo separaba del placer más grande que se había prohibido a disfrutar. El beso fue tan lento y delicado que hicieron el amor con sus labios.


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Perdón por lo cortito y por desaparecer 🖤, gracias a quienes siguen leyendo y esperando actualización.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2022 ⏰

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