«Él ahorca no aprieta, y a mi encanta quedar sin aliento.»
Probablemente no alcanzaría a entregar el proyecto y tendría que darle una buena excusa a la profesora Conroy, a pesar de que ella había puesto tanta fe en el muchacho, que bajo cualquier excusa se molestaría, aún así no daría a conocer su disgusto. A pesar de eso, debía entender que él decidió entrar al Affordable Art Fair, un concurso de artes en Nueva York, sólo por comprimoso hacía ella, nada más. No le interesaba aún exponer sus magnificos dotes artísticos para un público tan grande, aparte que lo suyo era otro arte mucho menos impresionista y clásico.
Puso demasiado de su parte para lograr plasmar lo que exigía, pero ese chico del White Horse Tavern, un café literario en el centro de la gran manzana donde solía ir después de clases, había captado toda su atención e inspiración aquella tarde, noche e incluso esa mañana antes de llegar a la institución, pensando en su excusa sin ninguna validez certera.
Antes de entrar al salón vacío, tocó dos veces con sus nudillos la puerta de roble jaspeada con tonos de un barniz nogal. Todo dentro de ese lugar tenía el mismo tono de barniz y las mismas manchas por el pasar del tiempo, lo ventales daban ilusión de inundar con la luz del sol, pero sus cortinas no lo permitían y la paleta de grises en el cielo tampoco.
— Pasa Gerard — la mujer de pelo rizado, largo y rojizo con algunas canas, miraba el mismo cielo entristecido que le robaba el brillo al sol, llevaba puesto un poncho de color vino con trivales en tonos grises.
— Frances, lo siento — se sintió con el derecho de llamarla por su nombre —, lo siento tanto, no sé qué decirte
— Esta bien, muchacho — volteó a mirarlo — sólo dame una buena excusa — la mujer acomodó sus gafas —. Vamos, cariño ¿Dónde estuviste?
— En White Horse, sólo tomé un café y leí a Neruda — movió sus ojos para todos lados, Francés entendió
— Espero que ese encuentro casual haya válido la pena — él asintió — ¿Fue con alguien que conocías? — el negó — entonces fue simplemente sexo — sonrió —, la mejor manera para conocer al amor de tu vida es teniendo sexo ¿Sabes por qué? En el sexo conoces los secretos más intimos, más obscenos, donde no hay limites de exploración, Gerard — se acercó a él sonriendo — recuerdo cuando conocí a Georgia, ella era profesora de matemáticas y yo no entiendo las matemáticas —rió —, soy pésima para los números, pero el sexo con ella estaba bien, hasta que nos conocimos en eso tan absurdamente romantizado llamado amor
— ¿Qué les sucedió? — El joven parecía interesado
— Digamos que ella era un triangulo, tenía tres puntas: gemir, gruñir y buenas noches, eso es muy limitado incluso para alguien tan correcto como un matemático — rieron —, yo era un círculo, no tenía ninguna punta
— Osea ningún límite — aseguró
— Exacto. Georgia era hermosa, sin duda, aprendí mejorar el sentido del espacio en mis obras y mejoré bastante en otras cosas lógicas aunque ¿Qué artista necesita algo lógico? Ella era romanticamente correcta y yo una fetichista empedernida — suspiró —, espero que ese encuentro haya válido la pena. Si se acercó por Neruda, seguramente era un tipo tímido, pero con ganas de dominar todo a su alcance — Gerard abrió los ojos sorprendido —... La poesía que elijes habla mucho de ti. En fin cariño, puedes irte
— Gracias Frances — besó la frente de la mujer —, prometo recompensar esto
— Esta bien cariño — acarició su hombro —, estás en la flor de tu juventud, necesitas sentirte libre — sonrió —. Vé a tu próxima clase, nos vemos luego < él sonrió volviendo a agradecer en silencio y se marchó
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The Kinky Club [×Frerard×]
Random"Eres la mejor poesía que he leído y yo el mejor cuadro que has pintado."