Capítulo 10

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Estuvieron caminando por lo menos una hora en absoluto silencio, Alina solo podía continuar pensando en ciervo y Mal; con la vista enfocada en sus botas que parecían avanzar por sí solas sobre la fría y blanca nieve. Cuando la invocadora del sol volvió a levantar la mirada visualizo que habían llegado a un claro, donde se encontraba instalado un pequeño campamento en torno a una gran hoguera central. Había varias tiendas de campaña y un grupo de caballos atados entre los árboles.

Los guardias que llevaban a Mal lo condujeron hasta una de las tiendas, obligándolo a entrar de un empujón. Iván llevaba a Alina a rastras hasta otra tienda, en el lado opuesto del campamento, cerca de la tienda de los invocadores; en cuanto Iván dejó a Alina atada y vigilada, este partió hacia la tienda de los oscuros donde se encontraba también Gonzo, charlando con ambos invocadores, aunque al hacer su entrada los tres se quedaron en silencio

-¿Todo bien? -le cuestiona Aleksander al mortificador- ¿Hiciste lo que te ordene?

-Claro, todo en orden

La poca luz del día finalmente terminó, siendo la oscuridad lo que cubría el cielo de aquella fría y nevada noche. Tras varias horas atada y sumergida en un silencio horroroso que le permitía pensar mil veces todo lo ocurrido, hasta que la presencia Iván y Gonzo llamaron la atención de la invocadora del sol.

-Ponte de pie -le ordena Iván, con la misma cara de desagrado de siempre hacia ella - el general Kirigan quiere verte

-¿Y Mal?

-No lo se y tampoco me interesa saber nada del rastreador

-No iré a ninguna parte hasta no saber de Mal. así que...

-¡Alina! -exclama Gonzo, quien se encuentra cerca de ella para desatarla- no hagas las cosas más difíciles, así que mejor empieza cooperar

-¿Ustedes saben quiénes son ellos? -Gonzo toma con brusquedad a Alina, haciéndola avanzar a la fuerza- eres un bruto, así estas lastimándome

-Te pedí que cooperaras, no que hablaras así que andando o te llevaré a las malas hasta el general Kirigan

Alina fulmina a ambos Mortificadores con la mira y aunque no quiere comienza a caminar por su cuenta junto a ambos mortificadores, hasta la gran tienda en la que se encuentran los invocadores de sombras. Al entrar a aquella tienda que era iluminada por la luz de unas velas, logró notar que dentro se encontraba David, quien solo evitó mirarla y que ni Aleksander, ni Aiyana se encontraban ahí.

-Siéntate - le ordena Iván a Alina, quien ignora lo que le ha indicado- he dicho que te sientes, niña

-No -le replica la invocadora con desprecio en su voz- no voy a hacer nada de lo que tu me pidas

-Bien, si así lo quieres

El mortificador sujeta a Alina con fuerza de sus brazos obligándola a sentarse, pero esta vez no en la silla que le había ofrecido antes sino esta vez en el suelo. Poco después ambos invocadores de sombras se hicieron presentes frente a ella.

-¡Eres una maldita mentirosa! -le exclama Alina a Aiyana- pero claro igual que Aleksander, no te importa que tengas o a quien tengas que sacrificar mientras todo esté a su favor

La invocadora de sombras solo la observó, sin decir ni una sola palabra o expresión alguna en su rostro.

-David, es hora - pronuncia Aleksander, llamando la atención de Alina- es tu momento

David finalmente voltea a observar a Alina, la invocadora del sol logra observar que el joven hacedor está algo nervioso, pero además que entre sus manos porta las astas del ciervo mientras se acerca hacia ella

How Villains Are MadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora