Capítulo 25

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Los rayos del sol brillan ya sobre el agua y toda la tripulación de Sturmhond ya se encuentra en su lugar trabajando. Alina y Mal acabar de terminar de alistarse para subir a la proa con los demás.

—Te cuidado con Sturmhond —le advierte el rastreador a la invocadora del sol—. Creo que oculta algo.

—Bueno, no estamos aquí para ser sus amigos.

—Lo dejo muy claro. Ni se molestó en aprender mi nombre y no es largo.

Alina deja salir una pequeña risa causada por las palabras del Mal, mientras ambos se encuentran subiendo por unas escaleras. Una vez en la Proa ambos estudian el navío con curiosidad sobre todo el rastreador.

—Hay Otkazat'sya y Grisha en la tripulación —comenta Alina.

—No dos ejércitos. Son...

—Iguales —agrega la invocadora—. Imagina así, el Primer y el Segundo Ejercito juntos.

—La comida sería mucho mejor.

—¡Hu! ¡No toques eso! —exclama a sus espaldas Sturmhond, al observar que Mal esta por bajar una palanca que está en uno de los mástiles del navío—. Señorita Starkov, ¿qué dices si iniciamos el rumbo hacia el Azote Marino?

—Yo buscare al Azote Marino. Soy el rastreador.

El rastreador y el corsario se mantienen observando fijamente por unos segundos, haciendo que Alina se sienta un poco incomoda al estar entre los dos.

—Rastreador, ¿hacia dónde está el norte?

—Puedo saberlo por varías cosas, por la posición del sol y mi sombra, por la dirección en que vamos, por... —observa por unos instantes a Alina, quien lo observa con una pequeña sonrisa, para después observar de nuevo a Sturmhond— Es hacia allá. —prosigue, refiriéndose a que el Norte está a espaldas del corsario.

—Te presentare con los navegadores.

Alina se queda sola en cuanto Mal y Sturmhond se marchan, aunque por fortuna aquella soledad duraría muy poco en cuanto a sus espaldas una voz la llama.

—¡Hey! Invocadora del Sol —Alina se da la vuelta para encontrarse con la chica que conoció la noche anterior con el par de hachas, junto a un pequeño grupo de la tripulación—. Ven con nosotros.

La invocadora acepta la invitación de unirse a ellos, al estar sentada la chica le entrega tres cartas para que se una a la nueva partida.

—Me siento intimidada —confiesa una chica de una hermosa piel oscura y rastras en su cabello, captando así la atención de la invocadora—. Nunca jugué a las cartas con una Santa Ravkana.

—Ella es una Santa Shu —agrega la chica de las hachas—. Por cierto, soy Tamar.

—¿Es un diente de tiburón? —interroga Alina cuando observa que en oído lleva puesto el diente como si se tratara de un pendiente—. ¿Eres Grisha? ¿De qué orden?

—¡Ahm! Tolya y yo no nos encasillamos, pero, en Ravka, seriamos Mortificadores. Pero yo tengo esto, así que gane.

—Si hubiese sido un poco más rápido... —comienza a protestar Tolya.

—Así es tu vida hermanito.

—Nos dijeron que buscas un amplificador —menciona Tolya, cambiando el tema de conversación—. El Azote Marino, ¿es cierto?

Alina solo asiente son la cabeza.

—Tener dos amplificadores rompe con todas las reglas.

—Lo dice la Durast que, de encontrarlo, deberá hacer la fusión.

How Villains Are MadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora