Capítulo 5

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Él

Verla reír me llenaba de vida. Me hacía sentir bien, que se lo pasara agusto conmigo y se le hubiese pasado el mal momento de antes.

No he querido dejarla sola ni un segundos desde entonces y me rayo porque no sé por qué me importa si no nos conocemos aunque estamos empezando a hacerlo.

Ya no es solo sus expresiones sino el sonido de su risa, podría escucharlo horas y no me cansaría para nada.

La dejo en paz un rato y nos quedamos sentamos en suelo. Empieza a sonar "dont give a fuck" y ella se levanta de un salto y empieza a cantar, me rio y hago lo mismo. Nos olvidamos de la vergüenza y sentimos la música recorrer nuestras venas y llegar al corazón, lo damos todo y como nadie nos escucha más que nosotros no nos importa.

Al rato nos sentamos apoyándonos en la pared, con las piernas estiradas y el cansancio de bailar y cantar. Habia silencio entre ambos pero era cómodo, nunca me había sentido tan cómodo estando con alguien que en silencio y sin tener la necesidad de decir cualquier cosa para rellenarlo. Ella tenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada a la pared y aproveche para observarla, sus mejillas estaban un poco rosas y todo en ella desprendía una gran cantidad de energía que me contagiaba.
En parte me da envidia, quisiera ser así, abierto, cariñoso con todos y ser feliz pero eso nunca ha acabado bien cuando se trata de mi.

Ella abre los ojos despacio y me mira. Me doy cuenta de que lo he dicho en voz alta y en realidad, no reacciono, no niego lo que acabo de decir, ni nada, lo he dicho y no hay más que añadir. Nos quedamos mirando y me sorprendo cuando lo único que hace es apoyar su cabeza en mi hombro.

-Sabes lo típico de "las apariencias engañan" creo que yo sí soy feliz pero tú no eres ningún chulo que va de frío y sin sentimientos.- Dice tranquilamente.

-Solo me conoces de esta noche, no soy buena persona, he hecho daño y no me ha importado hacerlo en su momento.- Me miro confusa al oírlo y en seguida respondió.

-Es verdad, te conozco solo de esta noche pero ya sabía quién eras de antes y opino que lo que dices es simplemente una capa externa para protegerte de que te hagan ese daño a ti quizá en algún momento lo sufriste y por eso te escondes en ese escudo pero eres más que una simple capa externa, la atmósfera no es lo único que nos rodea, hay muchas capas más y cada una es distinta.-

La miré sorprendido por esas palabras, porqué tenían jodidamente toda la razón del mundo. No me di cuenta que no le contesté y siguió hablando.

-Tú no eres tus sentimientos, eres quien los siente. Todos hemos hecho daño a otros y nos han hecho a nosotros pero es parte de la vida. En una noria, pasas por lo más bajo para valorar cuando estés arriba.

Le pasé un brazo por encima y la abracé, nos quedamos así. No hacía falta decir nada para entendernos. La vi bostezar, miré la hora. Las 4am.

-Creo que deberíamos ir durmiendo, a no ser que te apetezca que nos emborrachemos con lo que ha quedado en la sala- Se giró hacia mi y levanté y bajé las cejas repetidamente con una sonrisista.

-Nunca he bebido mucho y no creo que sea buena idea- Dice con la sonrisa más tierna del mundo, sus ojos brillan más con esta iluminación.

-Bueno, pues la otra opción era dormir y ya que se han llevado todos los sacos de dormir espero que el suelo sea cómodo- Le respondo.

Debatimos donde dormir y la única sala en la que funcionan todas las luces es esa, y en la que hace menos frío. Así que dejamos una única luz encendida en la otra esquina de la sala.

No había colchones, ni almohadas, únicamente la manta que trajimos cada uno y el suelo frío.

Un minuto a su ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora