Capítulo 5

1.1K 52 19
                                    

—Es... pecaminoso —dice Liah mientras mira a Jayce.

—Es un chico guapo, solo eso.

Esta noche es la salida con el pelirrojo, quien me aseguró que todo va a ser en plan amistoso y no se va a poner pesado. Por alguna extraña razón, le creo. No soy alguien que cree tal fácilmente las palabras de los demás, pero... Jayce es diferente.

Él se encuentra al otro lado del patio con algunos compañeros de clase. Por una vez, no está rodeado de su pandilla, lo cual agradezco. No puedo pensar en las estructuras de los carbohidratos mientras pienso en el pirata de cabellos ensortijados.

—Es seriamente lindo. El pelo lo tiene bastante largo, lo que daría por... —deja de hablar cuando nota mi mirada asombrada.

—¿Jayce es por quién te sientes atraída? —no me lo puedo creer. Ella me mira con la cara teñida de vergüenza mientras asiente suavemente —. Pero... ¿tú eres tonta? ¿Por qué no dices nada? —pregunto en un susurro, pero con deseos de gritarlo.

—Es posible. Te dije que no voy a hacer nada con respecto a la atracción. No dejaré a Harry y me niego a serle infiel.

—Eso no cambia nada. Me lo hubieras dicho y le digo que no.

—Por eso no te lo dije. Quiero que salgas con él —dice con vehemencia. No estoy segura de nada con respecto a ella, aún no sé nada con respecto a sus "excentricidades" y ahora... no estoy segura de querer saberlo. Pero algo tengo claro, ahora tengo más motivos para no volver a salir con Jayce.

—Liah... eres más rara que un perro verde.

Ella se carcajea atrayendo mucha atención. Para ser una chica pequeña tiene una risa atronadora y muy honesta.

—Sé que soy extraña. Olvídate de mí y pasa una buena noche con él. También si llegan a la cama... me lo cuentas todo con lujo de detalles —cuando termina de hablar, me guiña un ojo como si nada.

No está celosa o envidiosa, está... feliz. Feliz de que su nueva amiga salga y quizás se enrede con un tipo sexy, por quien ella siente atracción. Aplausos mentales para mí.

—Vale. Lo haré —le digo provocando un brillo que no puedo identificar en sus ojos y que desaparece después de un parpadeo.

***

—¿Cómo está usted, señoria Collins? —habla Jayce, con su grandilocuencia y su tontería. La verdad, me hace sonreír, lo que no ocurre con mucha frecuencia.

—Muy bien, señor Lowry, ¿a dónde me lleva esta noche? —digo mientras me abre la puerta del auto.

—Tranquila, estás bien vestida para lo que tengo planeado.

Estaba insegura a la hora de elegir que ropa ponerme. Me decidí por un estilo cálido y bonito, con una blusa blanca de espalda baja y una bermuda de mezclilla un poco ancha, conjuntado con unos Converses negros y una coleta baja recogiendo mi pelo.

—Eso no responde mi a pregunta.

—Tranquila, déjate llevar.

Arranca el auto y pone a reproducir música a un volumen muy bajo. Hablamos sobre temas triviales mientras conduce hacia la costa. Casi veinte minutos después, el olor salado del mar entra por la ventanilla y respiro profundo para llevarlo a mis pulmones.

—¿Te gusta el mar? —pregunta Jayce después de ver mi reacción.

—Sí. Lo amo.

No digo nada más. Ahora no quiero hablar, solo sentir. El salitre y la brisa despiertan buenos recuerdos.

Bajo la piel de HarperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora