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Resumen: tu apetito es diferente, pero tú y nanami se aman igual que los humanos.
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Las linternas ardían como un faro sifón mientras el festival se desarrollaba a tu alrededor.
Era el momento perfecto de caza. La sangre de un pueblo entero reunida en una gran arena, cada recipiente esperando ser eliminado.
Las alegrías continuaron, a pesar de que comenzaron horas antes. Las multitudes continuaron apareciendo sin un final a la vista.
Había demasiadas tentaciones. Era difícil negarse a sí mismo por más tiempo.
Nanami estaba a tu lado, su presencia era innegable. Los siglos lo habían cedido, los regímenes subiendo y bajando sin que apareciera una arruga en su rostro. Una fuerza propia, él era tu amante y tu creador, los dos contra el mundo.
Inspeccionó el área, con los brazos cruzados sobre el pecho mientras esperabas, impaciente.
Sus ojos oscuros vieron a través de cada una de las posibles víctimas. Con solo una mirada, Nanami supo exactamente quién seria y quién no. Quién estaba sano. Quien fue lo suficientemente estúpido como para ser atraído a casa por dos vampiros sin pretensiones.
"Te está tomando mucho más tiempo esta vez", dijiste, olfateando con desdén. Había pasado suficiente gente que habría bastado para una comida.
Por supuesto, normalmente elegías a tus víctimas al azar. Nanami prefirió tomarse su tiempo, sin importar cuán pequeña fuera la multitud de mortales.
El sabor estaba mal si no elegía sabiamente, te lo había dicho. Y tal vez, eso era cierto, pero simplemente creías que todos sus años habían hecho que sus gustos fueran demasiado sofisticados.
"Puedes irte por tu cuenta", dijo, manteniendo los ojos en la multitud.
"¿Por qué habría de hacer eso?" preguntaste sinceramente. "Es mucho más agradable contigo".
Aunque no dijo nada, se podía ver la pequeña curva de sus labios, satisfecho.
"Allí", dijo finalmente, señalando con la cabeza a un par de hombres al otro lado del bulevar. Eran un dúo de individuos más grandes y robustos. Suficiente para mantenerte alimentado durante los próximos días.
"¿Crees que puedes cuidar de ellos?"
"Pensé que me darías más de un desafío".
Comenzaste a avanzar hacia los dos individuos, una sonrisa se dibujó en tus rasgos.
Nanami murmuró algo en respuesta detrás de ti, pero no pudiste escucharlo. Ya tenías la intención de acechar a tu presa.
Mientras te acercabas, los caballeros reían, fumaban juntos en la lúgubre oscuridad. El carrusel tocaba una melodía entrañable detrás de ellos, más inquietante desde su perspectiva.
