Existen diversos momentos que parecen congelarse en una pequeña grabación de veinte segundos, se reproducen cada cierto tiempo de forma divertida, emocionante, nostálgica incluso, recuerdos que son memorados eternamente porque formaron parte de un acontecimiento importante. Sin importar el tiempo concurrido iban a permanecer plasmados en el corazón, eso era lo que fielmente creía la familia Kang Choi.
Habían transcurrido doce años desde aquella tarde de lluvia, cuando Beomgyu se tomó el atrevimiento, sin pensar, de salir del auto en movimiento, para ser sincero con su pareja y expresar su deseo, doce años desde que Taehyun se esmeraba en preparar comidas y planear salidas a parques, desde que su miedo lo atacó y decidió que sería la última vez. Existió un riesgo sostenido por un hilo, afortunadamente resistió hasta que se convirtieron en una familia.
Existía algo de verdad en el cambio de estaciones, en cada una el pequeño crecía cada vez más y las travesuras que acompañaban sus aventuras tenían algo por destacar.
Cuando Yeonjun cumplió siete años y comenzó a manejar una bicicleta sin ruedas de apoyo, bastaron quince segundos para que creyera ser un experto en motocross y bajara por un sendero durante unas vacaciones, obteniendo su primer yeso firmado por sus amigos, junto a un casi infarto por parte de Taehyun y un desmayo por parte de Beomgyu.
El interés en el canto surgió a los nueve, las habilidades fueron expuestas cuando celebraron el día del padre en su escuela primaria, sobre el escenario cantó la canción de aniversario de sus padres, había practicado tanto que su esfuerzo dio como resultado que todos los adultos se pusieran de pie para aplaudir.
A los once años con influencia de una caricatura ingresó al taekwondo, de práctica lo acompañaron sus tíos, muy amablemente felicitaron sus habilidades con acompañamiento de pastillas y masajes. Yeonjun era ágil, rápido y muy fuerte.
La etapa de la rebelión se presentó cuando conoció a los videojuegos. Ambos adultos no veían problema en que se la pasara jugando en sus tardes libres o después de hacer tarea, el verdadero problema comenzó cuando las tardes se extendían a madrugadas, a tareas por terminar y horas pegado a una pantalla. Pasaron por llamados de atención, algunos regaños y un aparato en la basura por perder una batalla, pero la verdadera charla surgió cuando la falta de respeto del adolescente se expresó en gritos de ira; el asombro, la tristeza y algo que estaba muy cerca de la decepción los abatió.
Un adolescente regañado con las orejas bajas vendiendo galletas para comprar una nueva computadora fue su castigo, añadiendo una organización de tiempo y recordatorios constantes. La adolescencia estaba siendo más complicada de lo que creían, sin embargo, ellos lo comprendían hasta cierto punto, cada etapa era diferente, por suerte para Yeonjun tenía a dos padres que lo acompañaban.
Las fotografías enmarcadas que adornaban la pared de la sala estaban acomodadas cronológicamente, como una línea de tiempo, el castaño las observaba y podía recordar tal momento en su cabeza, reproduciéndose durante veinte segundos; la visita al dentista, el parque de diversiones, el día que fue adoptado, la foto en el campo con Soobin, su primer día en el jardín, su despedida de primaria, sus vacaciones en Japón, el yeso de su brazo y una de él en el escenario después de ganar un concurso de baile.
Una suave sonrisa bailaba en sus labios, viendo también algunos dibujos enmarcados con fechas y pequeñas notas que atesoraban el recuerdo, pero la misma sonrisa se desvaneció al sentir un espinoso sentimiento en el pecho, ya no era lo mismo.
Algo comenzó a crecer en su mente como una semilla, poco a poco hasta volverse un árbol que extendía sus ramas por todo su cuerpo, lo mantenían cansado, desanimado y el constante pensamiento de estar fracasando lo golpeaba con tanta fuerza que no podía sostenerse y terminaba derrumbado en su habitación.
Sus notas no habían bajado por un videojuego como hace tres años, si no por él, sentía tanta pena por el esfuerzo de sus padres y el constante recordatorio de "estamos orgullosos" le pesaba tanto. Yeonjun tenía miedo, miedo a decepcionarlos, a no ser nadie el día de mañana.
ESTÁS LEYENDO
•| We Are Jaune |• © Taegyu •
RandomDonde el poseedor de unos pequeños ojitos lindos llegó a la vida de Taehyun y Beomgyu para ganarse su corazón y así crear un bonito color: el amarillo. ˚.𖧷 El color favorito de todo lo contradictorio, o del optimismo al igual que de los celos. Es...