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Hyunjin.

Musa nos quedó mirando para luego cerrar las cortinas con mala actitud. Joseph comenzó a reírse disimuladamente.

—¿Viste lo mismo que yo, verdad?  —comentó finalmente.

Hice una mueca.

—Cierra la boca —escupí de mala gana.

—¡A vergas y ahora por qué estás molesto!

Alcé mi índice para indicarle que guardara silencio.

—¿Cómo crees que rompieron la barrera subterránea? ¿Y por qué no se activaron las alarmas? —miraba hacia las afueras del instituto.

—Simple, alguien de adentro les ayudó —respondió Joseph—. Hay un infiltrado o una infiltrada...

—Jessi está desaparecida... Desde que se fue de viaje el instituto está de cabeza —tomé mi espada y me retiré del techo.

Me había enterado del ataque a Musa muy tarde, Lee Félix la había llevado a la enfermería, cuando llegué, él la esperaba afuera y me dijo las siguientes palabras:

«¿No te cansas de arruinarle la vida? Alejate de ella, Hyunjin»

Mientras caminaba a mi habitación, pensaba en como Musa había llegado hasta aquí. Tan cerca de nosotros...

¿Habían tantas posibilidades?

No lo creo.

— † —

Me había levantado pensativo esa mañana, preparaba mis armas para la misión de la noche cuando llegó Seungmin. El cachorro venía callado y con un aire misterioso.

—¿Todo bien, Seungmin? —le pregunté.

—Hyunjin... ¿Dónde está, Suni? —la pregunta me tomó por sorpresa. Intenté quitar la cara de estúpido y darle una respuesta breve y obvio una total mentira.

—En Hong Kong —respondí con calma.

Seungmin sonrió, pero se le notaba el sarcasmo en el rostro.

—No mientas, jamás me darías su ubicación real. —tenía mucha razón— Espero se encuentre muy lejos.

—¿Y qué si no? —apreté mis puños.

—La mataría.

Seungmin se retiró dejándome angustiado por el futuro de Suni. Joseph entró al lugar mascando chicle, parecía un chivo comiendo pasto.

—Pobre Seungmin, cree que va a matar a Suni...

Joseph negó con la cabeza.

—¿Estás listo? —le pregunté a mi hermano. Joseph se sacó el chicle de la boca y lo pegó bajo la banca dónde estaba mi bolso, sacó un cigarrillo y me miró con la ceja alzada.

Suspiré y le extendí el encendedor. Joseph encendió su cigarro y alzó un dedo para que esperara su respuesta. Luego de soltar todo el humo dijo:

—Más que listo —me enseñó una pelota de metal con detalles dorados—. Soy fan de Mitsuke, es un Dios cuando se trata de estas cosas.

Tomé mi bolso y me dirigí hasta el baño de chicas. El lugar estaba lleno de especialistas analizando la profundidad del zurco que abrieron las bestias desconocidas. Esa noche llegaríamos al fondo de todo ese asunto.

ZWILLINGE ©| +18| [Hwang Hyunjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora