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Musa

Al día siguiente Jeongin amaneció con un terrible resfriado y con un severo castigo por parte de la señora Yang.
La gata ya no se encontraba en la  casa, seguro había escapado a media noche.

Era un sábado soleado, todo lo contrario al día anterior. Jeongin estaba refugiado en su habitación. La señora Yang tuvo que ir a  la farmacia por algunas medicinas para el resfriado de Innie.

¡Noona! —gritaba Jeongin desde su habitación. Ese día Jeongin actuaba como un chiquillo— ¡Quiero aguaaa!

La señora Yang me había dejado un par de instrucciones e instrumentos para Jeongin. Me puse un tapaboca y entré a la habitación con el vaso de agua.

—Noona, me siento mal —Jeongin se suena la nariz con un pañuelo.

—Jeongin porque tuviste que enfermarte —hice puchero— ¿Ahora quién va a acompañarme a la academia?

—Mi amigo te acompañara.

¿Su amigo?

—Pero...—Jeongin me interrumpió: —Nada de peros... Aún no conoces bien la ciudad y no es seguro que salgas sola.

Quería protestar y decir que ya no era una niña, pero en parte Jeongin tenía razón, podía perderme. Además ir con su amigo me serviría de práctica para cuando llegara aquel largo y temible lunes.

—Jeongin ¿Conoces al chico que tropezó con nosotros ayer? —la pregunta abandonó mis labios sin pensar, pero la curiosidad podía más que cualquier cosa.

Debía admitir que la silueta borrosa de aquel chico me había hecho algo, porque en mis sueños no dejaba de ser perseguida por aquella silueta sin rostro y su sombra oscura que había provocado un despertar lleno transpiración y el pulso acelerado.

Jeongin se ahogó con el agua que le había llevado. Tosía sin parar, hasta podía decir que se le había salido un poco de agua por la nariz. Corrí hacia él para socorrerlo, le di palmadas en la espalda hasta que su tos cedió.

—¿Qué... si lo...co-onozco? —Jeongin parecía muy nervioso—. Creo que estás confundida, no lo conozco ¡Ja! Jamás lo había visto.

Jeongin temblaba y aunque quisiera creerle, claramente llevaba un cártel en su frente que decía 'No me creas, estoy mintiendo'.

El timbre de la casa sonó repetidamente, como si a alguien le dijeron que le iban a pagar diez mil dólares por tocarlo como un loco.

—¡Ya voy! —grité desesperada por el insistente ruido del timbre—Voy a golpear a esa maniática o maniático que esté tocando así.

Cuando abrí la puerta me encontré con un chico alto y de cuerpo atlético, el cuál me miraba serio y sin una pizca de ser buena onda, no sabía si gritar o darle todo el dinero que tenía en mi monedero de vaquita.

«Achicopalada y acobardada de por vida»

—Así qué tu eres la nueva amiga de Yang Jeongin —su voz me daba miedo, su mirada me daba miedo, todo del daba miedo.
Trague una bola grande de saliva y en ese momento mi boca quedó completamente seca. Respiré profundo e infle mi pecho lista para responder sin que la voz me temblara...Pero en ese momento una acción por parte del desconocido me dejó sorprendida— Sí eres amiga de Jeongin también eres mi amiga—me desordenó el cabello y regaló una linda sonrisa.

—Él te llevara —dijeron a mis espaldas. Al girar me conseguí a un Jeongin despeinado y en pijama.

—No te preocupes, Innie —el chico volvió a acariciar mi cabello—. Voy a cuidar muy bien de ella.

ZWILLINGE ©| +18| [Hwang Hyunjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora