Musa.
La señora Yang había sido muy amable conmigo, había ido al aeropuerto por mí. Al llegar a su casa se molestó en hacerme un pastel de bienvenida y de preparar la comida típica del país.
—¡Yang Jeongin, ven ahora! —gritó la mujer enojada, para luego regalarme una sonrisa. Antes de llegar a su casa me mencionó que tenía un hijo llamado Jeongin. Me imaginé que tenía como unos diez u once años —¡Innie, no hagas enojar a mami! Ven aquí no seas irrespetuoso.
La señora Yang, jalaba a su hijo del rincón donde se escondía. Cuando al fin logró sacarlo, casi se me cayó la mandíbula.
Pero...¡Si es más alto que yo!
—Musa, él es mi hijo Jeongin irá contigo al instituto. —el chico parecía muy tímido y estaba más rojo que un tomate, ni siquiera me miraba— Saluda Innie.
Él me miró solo por tres segundos y después de eso salio corriendo y gritando como niña.
La señora Yang suspiro.
—Disculpa por eso, es que él es algo tímido.
Le mostré una sonrisa para reflejarle que todo estaba bien.
La casa de la Señora Yang era muy bonita y cómoda. El aire que se respiraba en ella era muy fresaca y relajante.
—Debes venir cansada por el viaje —comentó la señora Yang, tomando mi brazo— Ven, te llevaré a tu habitación para que descanses. Mañana Jeongin te llevará a conocer la ciudad para que te vayas familiarizando.
Cuando llegamos a la habitación. Ya todas mis cosas se encontraban ahí.
«Seguro Jeongin las había subido»
Tal vez otras chicas hubiesen curioseado la habitación en la que iban a dormir, pero yo simplemente me encontraba tan cansada que lo que hice esa noche fue ponerme mi pijama e irme al dormir.
Al día siguiente me encontraba en una cama que no era la mía. Enseguida un sentimiento de tristeza se instaló en mi pecho. Extrañaba a mi familia, a mis amigos y a mi camita. Pero este era mi sueño, quería enorgullecer a mi familia, demostrar que pude lograrlo en un país extranjero.
—¡Buenos días! —abrieron las cortinas. Una penetrante luz comenzaba a cegarme.
—¡Estoy despierta! —exclame y me levanté de la cama de un brinco.
La señora Yang soltó la risa.
—Que bueno, cielo. Arreglate un poco y baja a desayunar...—la señora Yang se veía muy feliz—Acuérdate que hoy irás con Innie a conocer la ciudad.
La señora Yang salió de la habitación. Solté el aire que había guardado en los pulmones. Me acerqué al espejo que estaba colgado en la pared y me observé: Tan hermosa como siempre.
Mis cabellos estaban hechos un desastre, estaba hinchada y ni siquiera había llorado.Suspire cansada.
«Esto va a tardar »
Después de ducharme y ponerme algo de ropa, volví a mirarme al espejo.
«Mucho mejor »
Una linda camisa rosa con un conejito bordado en el centro y un pantalón negro era mi outfit.
Me dediqué a peinar mi cabello, mis rizos habían amanecido de buenas, pues lucían mejor que nunca. Eso me hizo sonreír, ese iba a ser un buen día.
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ZWILLINGE ©| +18| [Hwang Hyunjin]
FanficEran como dos gotas de agua. Luz y oscuridad. Blanco y negro. La Calma y tormenta. Uno ofrecía paz y el otro destrucción. Ambos colgaban en una balanza al mismo nivel, ninguno estaba por encima del otro. Y si algún día esa balanza perdía el equilibr...