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Hyunjin.

La arena de la playa se metía entre mis dedos. El agua helada de las calmadas olas tocaron las puntas de mis pie. Respiré profundo. El olor a paz y tranquilidad hizo cosquillas a mi nariz. A lo lejos pude visualizar a Ahyeon, la chica iba vestida de negro. Cuando estuvimos frente a frente, la chica me miró sin mucho ánimo.

—¿Ahora si me vas a decir por qué tanto misterio para vernos? —me preguntó.

Me acerqué más a la orilla de la playa, pude ver por el rabillo del ojo a Ahyeon seguirme.

—Tengo un plan para detener a Sam. —solté con confianza—. Necesito que ayudes a Joseph y a Musa si algo me llega a suceder.

Le entregué a Ahyeon un pendrive con toda la información necesaria adentro.

—¿Hyunjin? —Ahyeon se veía confundida.

—Ah, y no confíes en nadie de tu escuadrón... —dije, para retirarme con pasos lentos.

Tomé un bus para llegar a la ciudad. Después de rato viajando llegamos a nuestro destino. Tomé el número que me había entregado Sam y le marqué desde una cabina telefónica.

Hola Hyunjin —respondió con sorna.

Estoy listo —susurré.

Sam se rió escandalosamente. Dejándome algo aturdido.

Ya van por ti, no te muevas de dónde estás —comentó para luego cortar la llamada.

Me encontraba en una calle muy transitable. Había muchas tiendas y los turistas iban y venían por doquier. Observé a un sujeto de uniforme negro y luego a otro y después muchos más.

Pero uno de esos rostros me parecía familiar. Cuando supe quién era intenté echarme a correr. Pero era inútil estaba rodeado.

—¿Qué tal, Hwang Hyunjin? —sonrió el muy descarado.

—¿Cómo pudiste? ¿Ahyeon...? —fue interrumpido por la risa del sujeto.

—Vamos, soy uno de los que ella menos le presta atención.

Un golpe en mi nuca me dejó en en el oscuro zurco de la inconsciencia.

— † —

El ruido de un goteo incesante me hizo abrir los ojos. Me dolía la nuca y parte de la cabeza. Pestañee una par de veces para acostumbrarme al hecho de que había despertado. Intenté moverme pero me encontraba de rodillas, anclado en el suelo con una especie de cadenas gruesas y pesadas. Mis brazos se encontraba por encima de mi cabeza, estirados a cada lado mientras eran retenidos por grilletes en mis muñecas. Luego de acostumbrarme a la oscuridad miré dónde me encontraba. Era una clase de sótano con tuberías goteante y paredes de ladrillos oscuros y moho. El lugar donde estaba anclado era una especie de altar.

Estaba sudando pero el ambiente era friolento. Me encontraba sin camisa y solo tenía puesto mis pantalones rasgados. Rogaba por todos los cielos que el escuadrón de IED vinieran pronto a acabar con ese cabron de Sam. Cómo si lo hubiera llamado con mis pensamientos. Pude visualizar su alta y flaca silueta. Una pequeña luz entre sus dedos acercándose al suelo y finalmente todo el lugar alumbrado por múltiples velas colocadas en el piso. Sam salió del lugar sin decir ni una palabra, en ese instante una mujer muy guapa entro agitando sus caderas de una manera lenta. Su boca se hizo una 'O' cuando me observó.

—Eres tan perfecto —susurró extasiada. La mujer seguía con su mirada puesta en mí, examinando cada detalle de mi rostro y cuerpo.

ZWILLINGE ©| +18| [Hwang Hyunjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora