Hyunjin.
De nuevo no había podido conciliar el sueño. Me dolía la cabeza, mi mente maquinaba a un dos por tres. Al levantarme de la cama en mi mesita de noche, conseguí un sobre. Al abrirlo saqué un papel que decía:
"Te espero a las 1:30 en Hell'Club, te conviene venir si quieres ver con vida a tu linda Musa"
ATT: H . S
Observé a mi alrededor, había un infiltrado en la casa. No podía armar un escándalo y mucho menos llevarme a Musa. Estaba poniendo su vida en riesgo, comencé a empacar las cosas que necesitaba. Debía salir de allí lo más antes posible.
Iba bajando las escaleras cuando choqué con Yongbok, el chico me sonrió de forma agradable. Al verme mi cara de preocupación, borró su sonrisa.
—¿Todo bien? —me preguntó.
Asentí para terminar saliendo casi de volada a uno de los autos de Ahyeon. Por suerte las llaves siempre se encontraban tiradas en cada rincón de la cabaña. No estaba nada difícil secuestrar alguno.
Subí al auto sin mirar atrás. Arranqué el auto como un maldito desquiciado, sin temor de ser detenido por algún policía. La ley en esos momentos valía nada para mí.
Tragué saliva al acordarme de la citación siniestra. Un sabor amargo se acumulaba en mi garganta, simplemente en cualquier momento podía llegar a vomitar. El camino parecía más largo de lo que era... Cada curva que tomaba el auto; me hacía marear, sentía mis sienes palpitar, tenía la boca y garganta seca.
Cuando finalmente llegué al Instituto Especial Nocturno, no dude ni dos minutos en entrar. El lugar era custodiado por una extrema seguridad, pero los miré a todos con desconfianza. Estaba paranoico.
Fui directo en busca de Suni.
Todos me miraban asombrados debido a que me veía del asco; el cabello despeinado, grandes bolsas oscuras debajo de mis ojos, la ropa desarreglada y una expresión muy sombría en mi rostro.
Después de haber revisado medio instituto, me dirigí a la biblioteca. Suni se encontraba sentada de espaldas. Me acerque con cuidado no quería llamar la atención de nadie, ya no sabía en quien confiar. Tomé el hombro de la chica ella rápidamente se levantó y colocó una daga en mi garganta.—Soy yo —le susurré. Lo cuál no hacía falta pues ella automáticamente relajó sus músculos y suspiró.
—Me asustaste —me respondió en un susurro.
—Veo que no soy el único paranoico —bromeé. Suni hizo una mueca.
—Me alegro de que estés bien, pero ¿Qué haces aquí? —Suni miraba a los lados nerviosa—Es peligroso, ya IEN no es seguro...
—Necesito tu ayuda —solté.
Suni asintió.
Ambos salimos de la biblioteca con rapidez. En el camino chocamos con Seo Changbin. Esperaba algún puñetazo o insulto. Pero él simplemente me miró con ojos cansados y disimuladamente me entregó una servilleta.
—¡Mira por dónde vas, idiota! —gritó. Ganándose la mirada de varios estudiantes que iban pasando por allí.
Changbin siguió su camino y nosotros el nuestro. Miré a Suni, ella me miró preocupada.
«Algo anda mal, muy mal.»
Tras haber salido del Instituto y haber puesto un pie en el auto; Suni clavó sus uñas en mi brazo, la miré confundido y luego muy asustado. El pavor en su rostro era inminente, podía sentir su miedo. Sus ojos comenzaban a lagrimear y mordía su labio con tal fuerza que los hizo sangrar.
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ZWILLINGE ©| +18| [Hwang Hyunjin]
أدب الهواةEran como dos gotas de agua. Luz y oscuridad. Blanco y negro. La Calma y tormenta. Uno ofrecía paz y el otro destrucción. Ambos colgaban en una balanza al mismo nivel, ninguno estaba por encima del otro. Y si algún día esa balanza perdía el equilibr...